Javi Fermín vuelve a la carretera con la gira Joyas robadas

Autor:

Texto: ARANCHA MORENO.

 

Hace un año y medio que Javi Fermín anunció el arranque de la gira de su segundo disco, El caso de las joyas robadas, un trabajo en el que interpreta —en clave de jazz, soul y swing—clásicos del pop español firmados por Manolo Tena, Los Secretos o Nacha Pop. Ahora, el músico regresa con fuerza a los escenarios para afrontar la segunda parte de esta gira que tuvo que aplazar por las circunstancias pandémicas.

Las primeras citas confirmadas son el 25 de junio en Madrid (sala Cero de la Asociación de la Prensa de Callao), el 26 de junio en Valladolid (sala Porta Caeli), el 18 de julio en Burgos (El Granero de San Francisco, Santa Gadea del Cid) y el 3 de septiembre en Bilbao (sala Bilborock). En todos esos escenarios presentará Joyas robadas en directo, un álbum que verá la luz dentro de unos meses y que funciona, en cierta forma, como secuela o spin off del trabajo anterior.

Fermín confiesa que, aunque gire con su propio nombre, lo suyo es una banda: «El formato es grande, o mejor dicho es el que merecen estas canciones. Somos siete músicos en escena, incluyendo metales y coros junto a la banda básica que es guitarra, piano, batería y bajo, que es de lo que yo me ocupo, además de cantar». Seis músicos por los que siente una gran admiración y un inmenso aprecio: Dani Venegas (guitarra y coros), Pako Díaz (batería), Antxon Sarasua (piano y coros), Jon Viejo (trompeta), Aitor Zorzi (saxo) y Olana Liss (coros). «Hay entre nosotros una relación de respeto y cariño que hace que todo fluya porque estamos remando en la misma dirección. Eso me hace sentir muy afortunado y con eso me quedo», asegura.

En los próximos días actuarán principalmente en clubes y pequeños teatros, donde ejercerá de cicerone un personaje muy particular: un detective que se encarga de recuperar canciones perdidas, joyas que ha registrado en su último disco como “Frío”, de Manolo Tena; “Adiós papá”, de Los Ronaldos; “¡Salta!”, de Tequila; “Una décima de segundo”, de Nacha Pop; o “Déjame”, de Los Secretos. El espectáculo se completa con elementos extramusicales: «Está concebido y ensayado como un show que además de la música incluye contenido audiovisual, pero si nos quedamos con lo esencial, con la música, podríamos perfectamente llegar a un club de jazz y tocar todo el repertorio con los instrumentos que estén sobre el escenario. Aunque tiene mucha fuerza, la intimidad le viene bien a este show».

Estos clásicos del pop español, reinterpretados en su versión más jazzística a modo de crooner, sonarán como una prolongación de lo registrado en el estudio, aunque en vivo «adquieren otras dimensiones porque respiran de otro modo», matiza Javi Fermín. Su idea es seguir ofreciéndole al público lo que este valora: «Un modo de hacer las cosas, una calidad, una estética. Sobre todo, encuentran lo que buscan: canciones que les emocionan. Supongo que mi público es un poco como yo, porque mi búsqueda son siempre las canciones». Una búsqueda en la que él mismo ha redescubierto las inmensas canciones que versiona: «Cada vez que las tocamos vuelvo a aprender la misma lección: estos autores querían contar algo a toda costa y usaban esas canciones para hacerlo. Es muy bonito poder contar mis historias usando como vehículo sus obras. Son autores que he admirado y admiro mucho, es un modo de acercarme a ellos y de reivindicar una etapa irrepetible de la música de este país. Y un modo de dar nueva vida a esas canciones. Mi humilde aportación, además de un homenaje, es ser heraldo de esa etapa para que otros públicos la conozcan. Esa es un poco la misión. Pero sobre todo es una muestra de respeto, como quien se quita el sombrero. Y yo lo hago cada vez que canto estos temas».

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