Jaime Urrutia: El oficio de ser músico y persona

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«Escribir una canción conlleva siempre un sufrimiento, en todos los sentidos. Si quieres a este trabajo y lo realizas con amor, buen rollo y seriamente, que es lo que hay que hacer, hay un sufrimiento por medio acojonante»

Con Jaime Urrutia arrancando la gira «Al natural», en la que se presenta en formato de trío, casi en acústico, Juan Puchades conversa con él.

 

 

Texto: JUAN PUCHADES.

 

 
Entrevistar a Jaime Urrutia es uno de los mayores placeres que te ofrece esta profesión, en ocasiones tan ingrata, de crítico musical: es amable, cordial, siempre está dispuesto a hablar y, lo que es mejor, con absoluta sinceridad. Jaime Urrutia, con un currículo de canciones detrás de sí que apabulla por su calidad, es, sin embargo, la antiestrella. Un tipo normal, con los pies en el suelo. Tanto que hay quienes opinan que tendría que ejercer más de divo, pero no, me parece que él entiende que lo suyo es un oficio (artístico, sí, pero un oficio) y, además, creo que es de los que no necesitan dar de comer a su ego cada segundo del día, y eso se agradece enormemente. Urrutia es, afortunadamente, más persona que personaje. Músico por encima de todo.
En esta ocasión, la excusa para ponerse en contacto con él es el comienzo de una gira, llamada «Al natural», casi acústica y en formato de trío, destinada a teatros o pequeñas salas.

¿Cómo han ido los primeros conciertos de la gira?
Muy bien. Hicimos un par de ensayos en Menorca, bueno, primero en Valencia, porque mi grupo ahora es valenciano: Juan Carlos [Sotos] y Esteban [Hirschfeld] son de Valencia, incluso ahora voy a coger un batería valenciano, porque no sé si sabes que Germán Vilella lo ha dejado, se ha ido a vivir a Gerona y con las pocas actuaciones que había en los últimos años, no le merecía la pena. Ensayamos con público en Valencia y Menorca, en Aquelarre, que es donde ensaya también Ariel [Rot]. La gira oficial comenzó en Oviedo y luego hemos estado en Eibar. Y la verdad es que, joder, estoy alucinando de cómo responde la gente. En Eibar hubo quinientas personas, que con la banda no sé si las hubiera metido, no sé si es porque se trata de otro circuito o la gente tiene expectación por ver algo diferente. Desde luego, con estas dos actuaciones estoy muy sorprendido de la reacción del público.

¿Te sientes cómodo con el formato, porque tú siempre has sido muy eléctrico?
[Risas] Sí, yo siempre he sido eléctrico. Y pienso seguir tocando en un grupo. Digamos que esto ahora es normal, para mí empezó con la promoción de «En Joy», hace cuatro o cinco años, porque cuando vas a la radio te piden que toques, incluso hay programas que si no tocas en plan acústico, con la guitarra, no te entrevistan.

Que tiene cojones la cosa…
Sí, la verdad es que tiene cojones, pero te puedo nombrar varios programas de radio que funcionan así. También para la promoción del último disco, «Lo que no está escrito», me iba con Geni Avello, el hermano de Candy, los dos a la guitarra, e hicimos varias entrevistas así. Bueno, hay que adaptarse a todo, los tiempos vienen así. Yo me siento muy a gusto con un grupo, e ido toda la vida así, aunque es verdad que el acústico, artísticamente, es bonito.

Cuando en la FNAC de Callao presentamos «Lo que no está escrito», hiciste cuatro o cinco temas con Geni…
Sí, es verdad, que estuvimos después con Jorge Berlanga, cenando en un asador argentino, ¿te acuerdas?

Sí, claro, lo recuerdo. Pero a lo que iba es a que aquella noche te comenté que la actuación con Geni, con dos guitarras, había estado muy bonita y tú me respondiste, «sí, pero me cuesta mucho salir a tocar así».
[Risas] No me acuerdo, pero sí, me cuesta… La formación que llevo ahora, de todos modos, incluye teclados. Yo toco la guitarra eléctrica, sin distorsionar ni nada, Esteban va con el teclado, que dependiendo puede ser un Hammond, un piano o cualquier sonido de teclado, un clavicordio, cuerdas… y Juan Carlos va con la acústica. Digamos que no es tan acústico como solo voz y guitarra, es interesante, no es lo de las dos guitarras y voz, en plan cantautor, el teclado le da un punto bonito.

¿Pensaste en el teclado para huir del sonido del cantautor?
No, lo del teclado viene por Esteban. Joder, es que yo sería incapaz de salir a un escenario sin Esteban. Es mi mano derecha, yo tengo que funcionar con Esteban para ir sobre seguro. Además, el teclado le da algo que no se consigue con dos guitarras.

De todos modos, imagino que habitualmente  compones solo con guitarra, ¿no?
No, normalmente muchas canciones me las invento sin guitarra, me suenan en la cabeza y después suelo coger la guitarra, pero dependiendo del tema, porque a veces le digo a Esteban «mira, aquí me imagino un piano», y a través de la melodía, vamos desarrollando. Compongo de diferentes formas, a veces con guitarra, pero si estoy con Esteban, con un teclado que me imagino.

¿La decisión de este formato de trío, y antes lo apuntabas, viene por lo difíciles que se han puesto las cosas?
Pues sí, está claro. La gala de verano, el bolo de verano típico que hacíamos los grupos hace cinco o seis años, en los últimos años ha desaparecido, lo sé por mí pero también por mis compañeros, todos lo comentamos. Eso era de lo que realmente vivíamos. Amigos como Ariel [Rot] empezaron con los acústicos, pero hasta Bisbal ha grabado en acústico, en el Teatro Real de Madrid, con contrabajo o no sé qué. Dadas las circunstancias económicas, de crisis enorme que hay, pues nos ha llevado a esto, pero me parece bien, si hay que hacerlo, pues hay que hacerlo. La música no va a pagar la culpa. Si en lugar de cobrar un caché de diez mil o doce mil euros tienes que cobrar cuatro mil, que es lo que estoy cobrando, bueno, pues se hace el esfuerzo y te metes en otro circuito, de teatros, que se suele tocar pronto, a las ocho de la tarde, es un mundo distinto al circuito típico del rock. Hay que apretarse el cinturón y, además, lo estoy viendo positivamente, porque en lo artístico me está enriqueciendo, es que es otra cosa, tengo que estar muy bien de voz, porque la voz predomina mucho más, no hay tanto ruido y se centra todo en tu voz. Artísticamente me está resultando muy bonito.

¿Esta sonoridad te ha hecho ver algunas canciones desde un punto de vista distinto al habitual?
Sí, esa es otra cosa interesante. Al repertorio le he dado una vuelta, he investigado en discos de Gabinete y canto dos o tres canciones muy desconocidas de Gabinete que me gustaban.

¿Cuáles son?
¿Recuerdas el disco «Gabinetíssimo»? Es de 1995, lo grabamos en Londres y pasó totalmente desapercibido, fue el principio del fin, el comienzo de la caída, pero para mí tiene muy buenas canciones, y he recuperado dos, una es ‘El hombre de oro’, que es tipo Neil Young, y la otra es ‘Un petardo en el culo’. También van a salir algunas raras, como ‘Mi buena estrella’, de «Privado». Tampoco es que Gabinete grabáramos muchos discos, pero he recuperado canciones que igual hacía veinte años que no tocaba; ‘Mi buena estrella’ solo la tocamos en la gira de 1990. También he recuperado ‘Amor de madre’, que es una canción muy de fan, le gusta mucho a la gente.

Vaya casualidad, ayer la busqué en Youtube.
¿Sí? Pues es una canción que me la pedía gente muy fan de Gabinete. También de los discos en solitario he metido cosas más raras, como ‘¿Qué hay de comer’, de «Patente de corso». Eso ha sido lo bonito y lo divertido, darle una vuelta al repertorio, que es algo que no sé si hubiera hecho de haber seguido con la banda.

Al hilo de lo que decías: ¿qué tal la experiencia de reescuchar los discos de Gabinete?
[Risas] Bien… pero te voy a ser sincero: nunca he dejado de escucharlos. De vez en cuando me da por escucharlos, sobre todo los últimos, los más desconocidos, «Gabinetíssimo» y «Subid la música». Pasaron muy desapercibidos, pero creo que tienen buenas canciones, algunas peores, por supuesto. Pero, sí, de vez en cuando me los pongo, lo mismo que la primera época de Gabinete, los singles, mira, para los directos también he recuperado ‘Golpes’, la primera canción que grabó Gabinete, la llevo de primer bis. El que ha seguido mi carrera, con Gabinete y en solitario, verá un concierto agradable y bastante ameno. Esa es la impresión.

¿La idea es que sea una gira puntual, con continuación o que, por lo menos, quede abierta?
Tal y como están las cosas, esto va a salto de mata, vas haciendo según te vaya saliendo el día a día. Pero podría ser un formato duradero, no solo hasta el mes de julio, me gustaría seguir un año o así con esto.

¿Tienes planes de próximo disco?
Sí, tengo planes de próximo disco [risas]. No tengo todavía nada, pero tengo planes. Bueno, tengo cuatro o cinco ideas, que todavía no están en maqueta, pero está claro que en este negocio si dejas pasar dos o tres años sin sacar disco, malo.

Sí, si tardas mucho, estás muerto.
Eso es, yo sigo en DRO, pago mi canon este que te exigen, que pagamos todos los artistas, y creo que gracias a eso me merezco el derecho a que me graben un disco, como hicieron con el último. La cosa está mal, así que no habrá mucho presupuesto, pero creo que en DRO a artistas como a Ariel y a mí nos quieren, y espero que no haya problemas. Y sí, como muy tarde tengo que sacar disco a finales de este año o comienzos del próximo, quizá para la primera mitad del año que viene. Me gustó mucho la experiencia con Jorge Explosión, en los estudios Circo Perrotti, y mi idea es repetir con él, porque me lo pasé muy bien y aprendí mucho, así que seguramente repetiré.

Si lo sacas el año que viene habrán pasado tres años desde el anterior.
¡Joder, macho, tienes toda la razón del mundo!

No lo decía por presionar…
[Risas] Bueno, lo que decía antes, no: hay que sacar disco cada cuatro o cinco años [risas]. Con tres años me conformo, si pasan cinco años es meterte en el limbo del olvido.

¿Componer te sigue costando tanto como siempre?
Sí, me cuesta, más que nada los textos, a veces creo que ya he contado todo lo que tenía que contar en las canciones. También cuesta mucho tener un concepto, una idea de disco, un título, una imagen, todo eso me cuesta. Las canciones me siguen surgiendo, no sé si buenas o malas, pero surgen.

¿Las melodías?
Sí, siempre me levanto de la cama con una melodía en la cabeza.

¿Y la grabas?
Sí, claro, tengo el móvil petado. Canto la melodía, con la voz mañanera de recién levantado. A veces, luego las escucho y digo, «¡qué coño es esto que grabaste, Jaime!». Normalmente, si me levanto de buen humor, cojo la guitarra y le voy dando forma. Pero trabajo así, la verdad es que creo que tengo un don en eso de levantarme con melodías en la cabeza.

Es bien bonito.
Es muy bonito, sí, no he escuchado que le pase a mucha gente, y normalmente compongo así. Oye, estoy hablando contigo y, joder, sí, voy a sacar un disco para principios del año que viene. ¡He tomado la decisión en esta entrevista!

Vaya, vas a hacer que me sienta culpable. Es llamativo que digas que te cuestan los textos, porque tu formación es de letras, no me refiero a las canciones…
Sí, yo soy de formación de letras.

Claro, y a la vez siempre se han destacado tus textos, que curiosamente tanto te cuesta escribirlos.
Así es, y quizá una cosa tenga que ver con la otra. Pero sé que también les pasa a otros artistas, sé que Rosendo se va a un hotel o a un chalet para ponerse con las letras cuando tiene todas las canciones, y a mí me pasa algo parecido. Es curioso, quizá tenga que ver con el cuidado, porque yo lo que tengo muy claro es que no aguanto decir una tontería en una canción. Es muy fácil hacer una letra, se supone, pero el 95% de las letras son tan malas, que creo que merece la pena cuidarla un poco aunque se tarde más. En la discográfica me dicen «Jaime, enséñanos las canciones que tienes». «No, es que las tengo sin letras.» «¿Cómo sin letras? Eso no puede ser, si vas a entrar a grabar dentro de veinte días…» «Pues aguántate, que no tengo la letra.» Muchas veces me pasa de acabar la letra el mismo día de cantar la canción en el estudio. También es una condena, porque se sufre, pero los resultados suelen ser positivos.

¿Se sufre?
Sí, se sufre, escribir una canción conlleva siempre un sufrimiento, en todos los sentidos, aunque sea una canción alegre. Si quieres a este trabajo y lo realizas con amor, buen rollo y seriamente, que es lo que hay que hacer, hay un sufrimiento por medio acojonante, por supuesto que sí. Yo me lo puedo pasar bien, pero siempre hay algo dentro que se quita cuando oyes la canción acabada, o mezclada, y hay veces que no se te quita, que dices, «joder, ¡la he cagado! Prometía mucho y la he cagado». Con Gabinete hay seis o siete canciones que no me gustan, que creo que la cagué con ellas, pero, bueno, es algo que también pasa.

Pero es que el arte es así, no es una ciencia exacta.
Tú lo has dicho, efectivamente. ¡Y afortunadamente que no lo es! Es imposible que sea una ciencia exacta, por supuesto que sí.

Estas son las fechas, confirmadas hasta ahora, de la gira de Jaime Urrutia:

Febrero:
9. Granada. Sala Forum Plaza.
10. Córdoba. La Posada de Babylonia.
25. Madrid. Gruta 77.

Marzo:
17. Montevideo (Uruguay). Espacio Guambia.

Abril:
20. Almería. Teatro Apolo.
27. Ceuta. La Sala Café Club.
28. Algeciras. Sala La Gramola.

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