“En el momento más íntimo y tranquilo de la noche, sacaron cinco sillas y convirtieron el show en una especie de tablao flamenco para cantar ‘Sueños lentos, aviones veloces’ y ‘A los que volveremos’”
Cumpliendo un sueño, Izal logró llenar el pasado sábado el recinto del Palacio de los Deportes de Madrid, donde despidieron su gira acompañados de Depedro, Juan Aguirre y Carmen París. Allí estuvo Eva Rodríguez.
Izal
11 de abril de 2015
Barclaycard Center, Madrid
Texto y fotos: EVA RODRÍGUEZ.
A lo grande y ante 12.000 personas: así se despedía el grupo Izal de su gira el pasado sábado en el Palacio de los Deportes para tomarse un breve pero intenso descanso de cinco meses en el que prepararán su nuevo disco.
Con tan sólo dos álbumes en el mercado, Mikel Izal (vocalista y compositor) y sus compañeros Alejandro Jordá (batería), Emanuel Pérez (bajo), Alberto Pérez (guitarra) e Iván Mella (teclado) se han atrevido a ir llenando sala tras sala, espacios cada vez más grandes, para llegar hasta aquí. Fueron ampliando aforo, abriendo gradas, para cumplir un sueño y dar las gracias a sus seguidores. Un desafío nada fácil, teniendo en cuenta que el actualmente denominado Barclaycard Center era un espacio reservado hasta ahora a grupos nacionales consagrados y giras internacionales.
Salieron al escenario con algo más de veinte minutos de retraso, y con un vídeo que daba un salto al pasado para recordar los hitos de sus cinco años de trayectoria. Lejos queda ya aquel 2010 en el que nacieron como agrupación o el concierto en la Plaza del Trigo del Sonorama (Aranda de Duero) de 2013 en el que no cabía un alfiler. Fue una noche inolvidable para ellos, en la que no faltaron temas nuevos, e invitados como Jairo Zavala de Depedro, Carmen París y Juan Aguirre de Amaral.
Muy al estilo de Steve Jobs o Mark Zuckerberg, Mikel Izal repetía el atuendo de la mayoría de los conciertos (camisa y pantalones vaqueros). Puede que comparta la idea de estos dos genios de la tecnología para los que pensar demasiado en la indumentaria suponía una pérdida de tiempo. Entre el público la idea no estuvo tan extendida: pijos, modernos, hípsters, festivaleros… toda una mezcla de estilos.
Con un solo de guitarra comenzaba a sonar ‘Jenna Fischer’, el primero de los veintiséis temas de la noche, y con el segundo ‘Asuntos Delicados’ comenzó la fiesta en el Palacio. El público ya no paró de saltar y bailar durante las cerca de dos horas que duró el concierto. A estos le siguieron otros como ‘Tu continente’ y ‘Conclusión en DO para ukelele’ en los que dejó la guitarra y se hizo con este instrumento de cuatro cuerdas. A los vientos les acompañó Iván del Castillo.
Después comenzaron a llegar los invitados. Con Jairo de Depedro –también con su habitual camisa vaquera de los conciertos– tocaron y cantaron una de las canciones favoritas del grupo, ‘Palos de ciego’, y bailaron sobre el escenario hasta quedarse a oscuras. “Izal, tremendos”, dijo al irse, a lo que el vocalista de la noche replicó “lo fácil que es tocar con él y lo buena gente que es”. Y pasó a dedicar la trilogía Epílogo I, II y III de su disco “Agujeros de gusano” a la gente no tan agradable: “Hay un montón en este país. Elegid al que queráis”.
En el momento más íntimo y tranquilo de la noche, sacaron cinco sillas y convirtieron el show en una especie de tablao flamenco para cantar ‘Sueños lentos, aviones veloces’ y ‘A los que volveremos’. Para este último, Iván Mella introdujo nuevos instrumentos, entre ellos la melódica, muy popular para enseñar música a niños y niñas (aunque en España somos más de la flauta).
“Hasta en la sopa” en los festivales
-Tengo saturación de Izal, voy a dejar de escucharlos durante un tiempo.
-Te veo en un par de días poniendo el disco en casa.
-Ya.
Así se las gastan sus fans, o por lo menos un grupo de amigas que comentaba el seguimiento que habían hecho al grupo durante el 2014 durante el concierto. Y es que no han parado. “Hemos estado hasta en la sopa en los festivales”, dijo Izal en un momento dado. Y no le falta razón. Con la cobertura que han hecho de estos eventos en su carrera podrían protagonizar una tira de humor: “-Doctor, ¿qué me pasa? -Tiene festivalitis, las pulseras le llegan hasta el hombro y le van a causar gangrena” (no es que las conserven, aunque Mikel si luce una buena ristra de ellas hasta el codo).
Buena parte de su éxito se lo han trabajo en estos acontecimientos musicales, y una de las canciones que les piden repetidamente desde las primeras filas de estos eventos es ‘Eco’, un tema de su primer EP, “Teletransporte”, que tampoco se quisieron dejar en la recámara.
Un sueño lleno de magia y efectos especiales
Durante el concierto aprovecharon para presentar otros temas inéditos, como ‘En aire y hueso’ y ‘Hacia el norte’. Este último introducido por la voz en off de la famosa frase final de la película “Lo que el viento se llevó”: “Francamente querida, no me importa” (o “me importa un bledo” en su versión original), que ya hace entrever el contenido de la nueva canción.
Llegó la hora de tocar ‘Magia y efectos especiales’, con la que dicen empezó todo este fenómeno, y para recordarlo contaron con Juan Aguirre de Amaral a la guitarra y con las gradas viniéndose abajo, hecho que se repitió cuando sonó ‘Pánico práctico’. La última invitada de la noche fue Carmen París para interpretar ‘Agujeros de gusano’. Para el cierre y ya en los bises, ‘La Mujer de verde’, como era de esperar y como adelantaba una iluminación de este color nada sutil sobre el escenario.
“Ha sido tal y como lo habíamos soñado alguna vez. Gracias por esta noche. Gracias a todo el equipo”. Así, nombrando uno a uno a toda su gente, dijo hasta pronto “la pequeña familia Izal”.