“It”, de Andy Muschietti

Autor:

CINE

 

“Las imágenes siniestras permanecen y nos persiguen una vez abandonamos la sala”

 

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“It”
Andy Muschietti, 2017

 

Texto: ELISA HERNÁNDEZ.

 

La nueva adaptación de “It”, probablemente la novela más conocida de Stephen King, es sin duda uno de los filmes más esperados del año, habiendo creado altas expectativas gracias a una muy acertada campaña de marketing y aprovechando la consolidación de su adaptación audiovisual anterior (una miniserie de dos episodios emitida originalmente en 1990 y recordada no tanto por su calidad como por la icónica encarnación del payaso Pennywise por parte de Tim Curry) como un clásico. Recurriendo una vez más a la nostalgia ochentera que parece reinar en el cine y la televisión contemporánea, en esta ocasión la historia sucede en el verano de 1989, en el que un grupo de adolescentes de Derry, Maine (la creación geográfica de King por antonomasia), son acosados por una extraña entidad que vive en las alcantarillas y que se alimenta de sus miedos más profundos. La película se centra en los personajes mientras son jóvenes, dejando de lado la narración paralela de sus vidas adultas que vertebraba el texto original y que permitía construir una compleja reflexión sobre el paso de la infancia a la madurez.

Sin embargo, los excelentes jóvenes actores que protagonizan la cinta compensan esta limitación de matices y permiten que esta simplificación de la estructura narrativa no resulte en una película igualmente simple. Cercanos y entrañables, son ellos los que sostienen gran parte del largometraje, los que consiguen transmitir verdadero pánico e incluso redirigir la temática del texto original hacia la defensa de la unidad frente a la amenaza. De hecho, las mejores escenas de terror en “It” dependen de la constatación de que el horror más absoluto no está en lo desconocido, sino que lo siniestro y la extrañeza son siempre subyacentes a todo aquello que consideramos cotidiano. Es gracias a lo identificable de los personajes que llegamos a reconocer Derry (menos como espacio real y más como lugar imaginado) casi como propio, lo que permite al film mostrar que el miedo existe en cada esquina, puerta o camino de esta aparentemente tranquila ciudad de nueva Inglaterra.

“It” fracasa cuando recurre al sobresalto fácil, pero triunfa en aquellos momentos y escenas que se alargan en la presentación de imágenes y figuras espeluznantes que parecerían proceder de una mente enferma, especialmente cuando emplea para ello la re-aparición de ciertos elementos reinterpretados desde lo grotesco para sobrecoger al público. Los sustos ante la pantalla son momentáneos y desaparecen tras unos instantes de tranquilidad. Las imágenes siniestras permanecen y nos persiguen una vez abandonamos la sala.

 

 

Anterior crítica de cine: “La seducción”, de Sofia Coppola.

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