“No pretendo inventar nada, ni innovar, sino hacer canciones y seguir el trabajo que otros hicieron antes que yo, desde hace ya muchos años en España”
El músico termina su gira este viernes en Madrid, con un directo en la sala El Sol que pondrá punto final a las presentaciones en vivo de “Antes de que esté prohibido”. Antes de subirse al escenario, donde le acompañarán también Carlos Tarque, Ovidi (Los Zigarros) y Juancho (Sidecars), Javier Escorzo charla con él.
Texto: JAVIER ESCORZO.
“Antes de que esté prohibido” es el debut discográfico de Isma Romero, el último alumno aventajado de la escuela de rock español. Con él ha conseguido la difícil tarea de ser bien recibido por la crítica y por el público. Lleva más de un año presentando sus canciones en directo por toda la geografía nacional, demostrando sobre las tablas que a sus veintitrés años cuenta con todo el desparpajo de su juventud, pero también con la sabiduría de los viejos bluesmen. Este viernes pone punto final a la gira con un concierto especial en Madrid con la colaboración de Carlos Tarque, Ovidi de Los Zigarros y Juancho de Sidecars. Buen momento para echar la vista atrás y hacer balance de lo que ha sido el primer paso de una carrera que está llamada a ser larga y exitosa.
“Antes de que esté prohibido” es tu primer disco en solitario, pero antes estuviste en el grupo Piso 16. ¿Cómo recuerdas esa primera experiencia?
Sí, esa fue mi primera banda, donde empecé a tocar y a hacer canciones. Yo cantaba y ya estaba ahí el germen de lo que hago ahora, pero con otra gente y con otra forma de enfocar algunas cosas. Queríamos tocar y pasarlo bien, pero tampoco pensábamos que la música pudiese llegar a ser un trabajo; lo hacíamos de forma pasional. Incluso hoy me cuesta creer que la música pueda ser mi trabajo, porque me gusta tanto que, no sé…
Que te cuesta creer que te paguen por hacer lo que te gusta, ¿no?
Claro, eso es. Es un lujo.
Después dejaste Valencia y te instalaste en Madrid, que es donde comenzó tu carrera en solitario. ¿El cambio de ciudad obedeció a motivos personales o profesionales?
Fue por las dos cosas. Madrid me gusta mucho, y también tenía ganas de buscar cosas que no tenía en Valencia, que eran los garitos y todo lo que forma el mundo real de lo que yo buscaba. Quería subir un escalón más en mi carrera.
Y el cambio acabó siendo muy importante, porque en Madrid conociste a Candy Caramelo. ¿Cómo fue el encuentro?
Bueno, en realidad Candy y yo nos conocíamos desde hacía tiempo, había escuchado cosas mías vía Myspace y le habían gustado. Luego digamos que se juntaron los astros, encontramos un hueco en el que el podía trabajar y a mí también me venía bien. Además, yo tenía muchas ganas de hacer cosas con él. Conseguimos una energía muy positiva y creo que se refleja en el disco, está presente en las canciones. Ha sido una gran suerte, he aprendido mucho.
Candy es una referencia en el estilo que practicas, y supongo que por mediación suya acabaste grabando con un equipo de lujo (Diego García “El Twanguero”, El Niño Bruno…).
No, a Diego lo conocía de antes, porque los dos somos de Valencia. Al Niño sí que lo conocí por mediación de Candy. Pero fue todo muy familiar, muy natural. Fui yo el que dije que quería grabar con ellos. Elegí la banda, porque tenía muy claro que quería que estuviesen en el disco, y como solían trabajar con Candy, nos vino al pelo. Todo fue rodado, porque manejábamos el mismo lenguaje y conseguimos mucha conexión en el estudio.
¿Cómo fue el proceso de composición y grabación? Veo en los créditos que las letras son tuyas, pero en las músicas compartes autoría con Candy.
Yo tenía las canciones, la música y la letra, compuestas con la acústica en mi casa. Y el proceso de grabación en el estudio fue dejarme llevar y confiar, porque cuando vas a trabajar con alguien tienes que confiar en su instinto y en su madurez musical. Él tuvo muchas ideas para arreglos y estructuras de canciones, y como funcionaban muy bien, las utilizamos. Ese es el trabajo del productor y del artista, aportar visiones diferentes y elegir lo mejor.
Hace ya meses que salió el disco. ¿Cómo lo ves ahora, con la perspectiva que da el tiempo?
Lo primero, sigo pensando que fue un lujazo poder trabajar con la élite del rock, gente a la que he admirado y que están entre los mejores músicos. Creo que, para ser un primer disco, está muy bien trabajado, tanto en letras como en música. Y creo que es un disco creíble. Yo soy así, no tengo vuelta de hoja. Hago canciones y cuento mi vida. No me cuesta hacer un disco, porque la verdad es que cuento lo que quiero y la música que hago es la que sé hacer y la que he vivido. Por eso creo que me seguiré sintiendo orgulloso de este disco conforme vayan pasando los años. Muy orgulloso y muy agradecido.
La etiqueta más habitual que suele asociarse a tu música es la de “rock stoniano”, que en España tiene una larga tradición en grupos como Burning, Moris, Tequila, Los Ronaldos, Los Rodríguez, Pereza, Los Zigarros… Supongo que te reconoces en esos grupos, ¿no?
Claro. Aparte, es porque los entiendo (risas). El rock en castellano es el que entiendo, porque la verdad es que el inglés no se me da muy bien, aunque sí que entiendo perfectamente el lenguaje musical americano. Pero a nivel de letras, siempre he tirado hacia el rock en castellano. Yo vengo de esos grupos que has citado, y vengo a apoyar eso. No pretendo inventar nada, ni innovar, sino hacer canciones y seguir el trabajo que otros hicieron antes que yo, desde hace ya muchos años en España.
Al hilo de esto, Loquillo suele decir que el rock español es ya un género en sí mismo, y no una mera variante de un género anglosajón.
Eso es. Y además es muy difícil escribir una letra en castellano, por lo que creo que el rock español tiene un mérito añadido, y lo veo como algo muy valioso y muy interesante. Me parece que se merece todo el respeto y la admiración.
Volviendo al estilo del disco, ya hemos dicho que hay mucho de “rock stoniano”, pero hay mucho más: algunos detalles más pop, otros más punk, un poco de glam, algunas guitarras que parecen de los Ramones, pasajes que me recuerdan a cierto rock argentino… En definitiva, es un disco muy variado; supongo que tus gustos también lo son.
Sí. Me gusta mucho la idea de que mi primer disco es solo un aperitivo de todos los platos que voy a ir ofreciendo a lo largo de mi carrera. Es mi primer disco, pero lo siento como un preludio de todo lo que haré después. Siento que mi primer disco va a ser el próximo que voy a grabar. Aquí se ven varias ramas de todo lo que he escuchado, y me moveré por todas ellas. Siempre he tirado hacia el rock, vengo de ahí, del rock clásico, americano, español, del sonido pop, beatle… pero en el futuro iré mostrando otras cosas.
En ‘La vuelta al mundo’ cantas: “Te escribiré cien canciones más para que alguna al menos de la vuelta al mundo”. Todo un canto a la persistencia.
Por supuesto, por supuesto. Voy a perseguir mi sueño con todas mis fuerzas. Si no puede ser la vuelta al mundo, por lo menos intentaré dar la vuelta a España (risas). Me gusta escribir con muchas metáforas, y lo que quiero decir es que seguiremos adelante, por donde nos dejen y por donde nos lleven las canciones.
Sabes que la industria musical está viviendo cambios profundos. Me interesa mucho conocer tu visión, porque por edad no has vivido, al menos profesionalmente, el anterior modelo. Por ejemplo, ahora muchos artistas recurren a la autoedición. ¿Qué crees que aporta grabar para una discográfica grande, como has hecho tú?
Sí, ha cambiado todo muchísimo. Tampoco sabría decirte la diferencia, porque no he vivido la autoedición, pero supongo que una discográfica grande puede aportarte un poco más de empuje para la promoción. Pero eso es bastante relativo, porque hoy en día hay muchísimas formas de llegar a la gente, puedes hacerlo tú y puede que funcione. Antes dependías de sacar tu disco con un sello potente, si no no podías salir adelante, pero hoy no es así. Si sale, bien, pero si no, no pasa nada, porque también vas a poder tocar.
¿Y qué me dices de los medios de comunicación? Antes las radios y las televisiones programaban música, pero ahora ya no suele ser así. Una vez que tienes el disco, ¿qué puedes hacer para mostrárselo a la gente?
Ahora ya no existen programas de televisión en los que puedas tocar. Antes aún estaba Buenafuente, que podías actuar, pero ahora ya no hay nada. La nueva tele del futuro es Internet: Youtube, Facebook… esos son los medios de hoy en día, los carteles y las paredes actuales. Ya ni siquiera se gasta dinero en hacer carteles para pegarlos en la calle, porque la gente ni los ve. Es mucho más eficaz un anuncio en Facebook que cuatro carteles en la Gran Vía. Claro que te van a ver si pegas carteles, pero es mucho más importante ser trending topic. Como decía Dylan, “los tiempos están cambiando”, y hay que adaptarse a ellos.
Has mencionado la palabra clave: Internet, que es la responsable directa del cambio de modelo de negocio. Como bien dices, es el canal que te permite llegar a tu público, pero también es la causa de que apenas se vendan discos. ¿Ves Internet como un aliado o como un enemigo?
Como un aliado, sin duda. A ver, hecha la ley, hecha la trampa. Nunca podemos tener todo lo bueno, y solo lo bueno, eso es así. Partiendo de esa base, ya sé que puede haber cosas negativas, como las descargas, pero por otra parte te permite acceder a mucha más gente. Depende de cómo lo veas. Antes se necesitaba muchísimo dinero para poder publicar un disco, porque no había tantos medios. Y fíjate si somos un poco cabezones todos, que hoy tenemos todos los medios, pero no los utilizamos. Tenemos Facebook, tenemos Twitter, tenemos más radios, tenemos muchas más formas de llegar, y no apoyamos el rock. Antes no teníamos tanto, y apoyábamos. Hoy lo tenemos todo, y no apoyamos.
Muchos grupos hablan de los conciertos como la tabla de salvación de cualquiera que quiera dedicarse a la música. ¿Cuál ha sido tu experiencia en esta gira?
Yo estoy terminando mi gira y la he vivido con incertidumbre. Primer disco y primera gira, imagínate. No sabíamos cómo iba a funcionar, pero ha ido muy bien. Además, estoy girando con amigos, somos todos de la misma edad y estamos viviendo las cosas por primera vez, y eso es muy bonito. Estoy encantado, con muchas ganas de seguir haciéndolo.
Una curiosidad personal: En tus conciertos haces una versión de ‘Quiero beber hasta perder el control’. ¿Llegas a esta canción por la versión original de Los Secretos, o por la de Fito & Fitipaldis?
Conocía la de Los Secretos, pero se la he escuchado tanto a Fito… Me he criado con la de Fito, en aquel momento que salía de Platero y tú, ya la hacía en las primeras giras, en la época de “A puerta cerrada”. Cada vez que la toco me transporto a una de las primeras canciones que aprendí a tocar con la guitarra. La siento muy mía.
Después de la gira, ¿qué planes tienes a corto plazo?
Mi plan es grabar rápido, ya tengo unos diez temas nuevos. Los estoy trabajando desde el verano, con la misma banda con la que llevamos tocando año y pico, siguiendo la filosofía de Tom Petty. Estamos muy motivados y creo que va a quedar muy bien. Supongo que terminaremos la gira, luego vienen las Navidades, que pararemos dos o tres semanas, y en cuanto pasen entraremos a grabar. Luego ya haremos el vídeoclip, y en marzo o abril saldrá el disco. Y otra vez de gira.
Vamos, que no paras.
No, no… ¡No paro! (Risas).
¿Vas a repetir el equipo del primer disco?
No. En principio voy a grabar con otro productor, aunque todavía no se puede decir el nombre. Y lo voy a hacer con la banda con la que he girado.
Y más a largo plazo: si volvemos a hablar dentro de diez años, ¿en qué situación te gustaría estar?
Igual que estoy ahora. Espero que con más público y con un reconocimiento de los discos que haya ido sacando, pero en general, me gustaría estar como estoy ahora: en la carretera, tocando… Me gustaría seguir siendo un chico de barrio. Es todo lo que pido. Bueno, y salud. Lo demás me da igual.