Is, de My Morning Jacket

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DISCOS

«Su décimo álbum retiene su inconfundible sonido de siempre y, al mismo tiempo, suena más pop, conciso y perfectamente accesible para llegar a públicos más numerosos»

 

My Morning Jacket
Is
ATO / PIAS, 2025

 

Texto: XAVIER VALIÑO.

 

Tras algo más de cinco lustros de discos y giras, y también de trabajos en solitario de su líder Jim James, My Morning Jacket se ha establecido como una de las grandes bandas norteamericanas de la actualidad, aunque nunca hayan llegado a ser un grupo de masas. Su décimo álbum retiene su inconfundible sonido de siempre y, al mismo tiempo, suena más pop, conciso (ninguna canción pasa en esta ocasión de los cinco minutos) y perfectamente accesible para llegar a públicos más numerosos.

Sucede que el grupo trabajó en dos estudios diferentes hasta llegar un momento en el que se sentían estancados. Tras un receso, decidieron contar por primera vez con un productor externo. Y no era uno cualquiera, sino Brendan O’Brien, las manos detrás de discos exitosos de Bruce Springsteen, Pearl Jam, Bob Dylan, AC/DC, Rage Against the Machine, Soundgarden o Stone Temple Pilots. Parece que de los cerca de cien bocetos que el grupo tenía, se centraron en las diez melodías que O’Brien vio más claras.

Aunque el álbum se titula Is (Es), y en las declaraciones que vienen haciendo hablan de vivir el presente, del ahora, de lo que está sucediendo, de la conexión a través de las canciones, de dejarse llevar por la música y que el universo se exprese a través de ellas, lo cierto es que estas diez piezas nos retrotraen a los años setenta. Así, en “Die for it” parece asomar John Cale, mientras que “I can hear your love” podría entenderse en la voz de Roy Orbison. Por ahí asoman también 10cc o la banda America.

En esta ocasión, se revela un mayor énfasis en los riffs de guitarra pegadizos, en canciones que irradian una calidez suave representada, por ejemplo, por “Everyday magic”, mientras que es “Squid ink” tal vez sea la nota discordante con su bravuconería de blues rock sustentada en una guitarra gruñona. Y aunque “Lemme know” o “Beginning form the ending” podrían haber quedado perfectamente fuera del disco, se compensa de sobras con delicias como “Out in the open”, “Time waited” o “River road”.

Anterior crítica de discos: Novela, de Fito Páez.

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