CINE
“Un fabuloso relato de supervivencia que saca petróleo de cada una de sus situaciones y convierte su fugaz metraje en una descarga de adrenalina”
“Infierno azul” (“The shallows”)
Jaume Collet-Serra, 2016
Texto: JORDI REVERT.
Instalado en Hollywood desde hace ya más de una década, Jaume Collet-Serra ha demostrado su sobrada capacidad para abordar proyectos un paso más atrás de la primera línea del blockbuster y convertirlos en solvente cine de entretenimiento, también válido para asaltar con toda dignidad los primeros puestos de la taquilla. En los últimos años lo hemos visto dominar los códigos del thriller de acción a través de su particular trilogía con Liam Neeson: desde el divertidísimo giro a la ficción de espías post-Guerra Fría en “Sin identidad” (“Unknown”, 2011) a la contundente y estupenda “Una noche para sobrevivir” (“Run all night”, 2015) pasando por la menor pero lúdica “Non-stop (Sin escalas)” (“Non-stop”, 2014), el cineasta catalán se ha consolidado como artesano efectivo que además exhibe un dominio envidiable de los mecanismos del suspense –algo que ya se asomaba en “La huérfana” (“Orphan”, 2009)−. En “Infierno azul”, todas sus virtudes quedan multiplicadas en la conjugación del mínimo número de elementos posibles: Blake Lively, una playa, un tiburón y esporádicos secundarios que utilizar como carnaza.
A partir de esa premisa, el director levanta un fabuloso relato de supervivencia que saca petróleo de cada una de sus situaciones y convierte su fugaz metraje en una descarga de adrenalina. Una máquina precisa y exacta de generar emociones fuertes que aprovecha coherentemente sus recursos visuales. Que en la desigual batalla entre el tiburón y la protagonista se alternen angustiosos planos subacuáticos con planos cenitales de la playa forma parte de una consciente tensión visual que contribuye a maximizar los efectos de su escasa narrativa. Por si fuera poco, a diferencia de Danny Boyle en su olvidable “127 horas” (“127 hours”, 2010), Collet-Serra se despoja de lecturas moralistas y pornografía emocional en medio de la crisis. Antes al contrario, el realizador parece siempre salvaguardar su pequeña pieza de la trascendencia y prefiere, si acaso, asomarse a los placeres de la carne y la sangre. En esos menesteres, Blake Lively se ofrece como sobria reina del grito cuyo sentimentalismo queda reducido a la mínima expresión. Como todo lo demás en “Infierno azul”, la actriz se revela tan concisa como inapelable, una demostración de músculo y equilibrio para disfrutar en toda su intensidad.
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Anterior entrega: “Independence Day: Contraataque”, de Roland Emmerich.