In this city they call you love, de Richard Hawley

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DISCOS

«Todo lo que a uno le apetece escuchar en un trabajo suyo, pero aquí llevado más al extremo, más acústico en las baladas y más robusto en las canciones más pesadas»

 

Richard Hawley
In this city they call you love
BMG, 2024

 

Texto: XAVIER VALIÑO.

 

Richard Hawley siempre le ha cantado a su ciudad Sheffield, titulando varios de sus discos con lugares icónicos de allí. Ahora nos dice que en su localidad natal el trato es mejor que en otras ciudades más grandes como Londres, y que parte de la gente te llama «amor» cuando se dirigen a ti. Puede ser, pero el verdadero encantador para nosotros es el propio Hawley, algo que confirma con su décimo álbum a sus 57 años —y conviene recordar que no se lanzó en solitario hasta los 34—.

Si hacemos caso a sus dos primeros cortes, “Two for his heels” y “Have love”, parecería que estamos ante una reedición del agresivo Standing at the sky’s edge, con ráfagas de retroalimentación, sonidos metálicos, atmósferas amenazadoras y guitarras cortantes. Podría ser una respuesta al reciente musical representado en el West End londinense que lleva el nombre de su álbum de 2012 —hay también rumores de una producción de Broadway y un programa de televisión—.

Pero con “Prism in jeans”, su tercera canción, y la vuelta a los sonidos de los cincuenta, es cuando se confirma su intención de centrar este disco en las voces, la canción y los espacios, con una producción cruda y solo lo esencial, e incluir únicamente un puñado de solos de guitarra, aún sabiendo de su valía como guitarrista reclamado y aclamado por sus colegas músicos. En la canción asegura que «hay una soledad épica que simplemente no puedes ocultar / Cuando simplemente no encajas ni perteneces», contrastando su aterciopelada melodía con la invariable tensión subyacente de parte de sus composiciones.

Hay más: Roy Orbison paseándose por “I’ll never get over you”, las vibraciones al estilo de Duane Eddy en “Two for his heels”, el espíritu de Patsy Cline en “Hear that lonesome whistle blow” —el año pasado hizo varios conciertos con su amigo John Grant basados en el repertorio de Cline—, la bossa nova de “Do I really need to know” con la elegante voz de fondo de Jarvis Cocker o el tributo acústico casi definitivo a Sheffield de “People”, de donde extrajo el título del álbum. En suma, todo lo que a uno le apetece escuchar en un trabajo suyo, pero aquí llevado más al extremo, más acústico en las baladas y más robusto en las canciones más pesadas.

Anterior crítica de discos: Teach yself wah! A best of, de Pete Wylie & The Mighty Wah!

 

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