DISCOS
«Melodías de ánimo quebradizo y espíritu indomablemente genuino»
Damien Jurado
In the shape of a storm
MAMA BIRD/POPSTOCK!, 2019
Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.
Este hombre nos tiene tan mal acostumbrados y es tan prolífico que cualquier día ni nos enteraremos de que sigue despachando discos mayúsculos como quien hace rosquillas. Prácticamente uno cada por año. Sin tiempo apenas para digerir aquel The horizon just laughed (2018) al que algunos encalomamos a los puestos nobles de nuestro Top 20 del último ejercicio, podría decirse que el de Seattle vuelve a sus austeros orígenes para entregar un nuevo puñado de composiciones que se resuelven a pelo, en modo trovador acústico. Con la única ayuda de su voz, su guitarra acústica y la que también empuña en algunos cortes su secuaz Seth Gordon, con quien nos visitó hace unos meses en una manga de bolos punzantemente emocionantes, ya no solo por las canciones sino por la forma en que confesó que sufría brotes de fibromialgia que amenazaban con arruinar algunos de sus conciertos.
Obviamente, ya no puede contar con el malogrado Richard Swift, con quien dotó a su discurso de una cegadora belleza caleidoscópica entre 2010 y 2016. Ni siquiera le ha dado por ahondar en los preciosos arreglos de cuerda que daban una pátina soul a su hipnotizante última entrega. Así que no hallarán aquí rastros de soft rock, ni de psicodelia ni de bossa nova. Pero tampoco hace mucha falta. No necesita mucho más para levantar composiciones hermosamente frágiles, siempre agudas en su forma de tallar melodías de ánimo quebradizo y espíritu indomablemente genuino, en la estela de Neil Young, Nick Drake o Townes Van Zandt. En este caso son diez. En menos de media hora. Y todas se ganan una nueva reverencia.
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Anterior crítica de discos: Walk through fire, de Yola.