Tras las ya lejanas aventuras al frente de los primeros Babylon Chat, Igor Paskual, en paralelo a su actividad en la banda de Loquillo, ha comenzado a ofrecer algunos conciertos en solitario presentando canciones propias. En esta entrevista, explica este nuevo camino.
Texto y foto: JUAN PUCHADES.
Una noche de marzo, Igor Paskual llega a Valencia para ofrecer un show con la sola compañía de su guitarra acústica. De este modo, anda presentándose en directo. Es el inicio del camino solista que ha decidido emprender en paralelo a su actividad como guitarrista y compositor en la banda de Loquillo. En realidad, la suya es una propuesta pensada, ahora mismo, para locales pequeños en los que ir fogueándose poco a poco y sin planes discográficos inmediatos.
Esta noche, tiene una telonera de excepción, Laura Gómez Palma. Sí, la bajista de Loquillo leerá en el Nueve Tragos –el bar en el que suelen reunirse los seguidores del Loco en Valencia– algunos de sus poemas para, en la recta final del concierto de Igor, sumarse al mismo en un par de canciones con su bajo acústico. La verdad es que Loquillo, demostrando su olfato innato para encontrar talento, ha sabido rodearse de muy buena gente en los últimos tiempos: Músicos con vida propia, inteligentes, despiertos y cultos. Gente con cosas que contar y aportar. Conociéndole, estoy seguro que debe sentirse orgulloso de ellos.
¿Cómo es que te has animado a poner en marcha un proyecto en solitario?
No tenía sentido hacer nada o dar algún paso en falso antes de estar completamente seguro de lo que quería hacer o de si lo quería hacer. No se trataba de hacer algo sólo por hacerlo, debía de tener un sentido. Había varias preguntas que responder: ¿Qué quiero hacer? ¿Tiene cabida dentro de la banda del Loco lo que quiero decir, porque si tiene cabida no tiene ningún sentido que yo haga algo aparte? ¿Tiene sentido que vuelva a hacer las mismas canciones que hacía con Babylon? ¿Tiene sentido que haga lo mismo que hago con el Loco? Cuando todo eso lo tuve claro, me decidí.
¿Cuántos años llevas con el Loco?
Seis tocando en la banda, y otro más haciendo canciones a medias con él. Es un tiempo suficiente para haber conseguido una serie de objetivos que quería lograr cuando entré en la banda. Cuando entré sentí que me había ofrecido una gran oportunidad y le quise devolver todo lo que él me había dado en aquel momento. Entré en un momento muy complicado de su banda, y de él también, y prácticamente, las veinticuatro horas de mi vida, durante cuatro años, estaban completamente dedicadas a su banda. Ahora las cosas se han puesto muchísimo mejor, no sólo nosotros a nivel de público o de mercado, sino en lo que es el engranaje de la banda. Ahora siento que tengo más margen de maniobra, también de tiempo, porque antes, sí, contaba con un tiempo en casa para poder hacer canciones, que siempre las he hecho, tanto para él como para guardar en el cajón, pero igual no había encontrado la calma o el momento mental para poder hacerlo. Es decir, el cien por cien de mi cerebro estaba dedicado al Loco, y ahora, ese espacio que antes no tenía, sí lo tengo.
¿Sientes que has crecido musicalmente en estos años junto al Loco?
Sí, muchísimo. Crecido o cambiado o aprendido. Porque en música siempre utilizamos estos términos un poco historicistas, que empezamos en un punto abajo y según vamos creciendo vamos evolucionando. Que a veces se evoluciona y a veces es simplemente una serie de transformaciones. Pero sí, aprender a enfrentarte a públicos muy grandes y ahora, con esa sabiduría, volver a enfrentarme a públicos muy pequeños otra vez, pero con otras armas. Hace cinco o seis años era imposible que yo convenciera a un auditorio con una guitarra acústica, ya no te hablo de 200 personas, sino de 100 o de 50, sin escupir al público, sin insultarles… Esos recursos están ahí, pero me gustaría emplear otros, y este tiempo me ha servido para aprenderlos. No me parece uno mejor que otro, me parece que es bueno como músico tener varios registros, igual que si eres pintor: Está bien pintar al óleo, pero si además sabes acuarela o grabado, todo te va a complementar. Obviamente, he aprendido mucho. Date cuenta que fue el Loco el primero que…
Apostó por ti.
Sí, y no sólo eso. Cuando empecé hacía rock and roll y, si te fijas, en Balmoral he hecho –no sólo las que han entrado, también las que han quedado fuera– canciones muchísimo más lentas. Porque él mismo fue el que me dijo que quería un paso más, y me obligó a ponerme en su piel, en su cabeza, en su manera de interpretar. Tuve que hacer un esfuerzo muy grande, porque yo, cuando entré en la banda, tenía como 26 o 27 años y tuve que dejar de hacer esos remedos de Sweet y de Marc Bolan a, digamos, hacer cosas con una narrativa de muchísimo más peso, sin tirar de velocidad o de energía. Eso me lo enseñó él como compositor.
¿Los conciertos que has estado dando son como el de esta noche, siempre en acústico?
Sí, esa es la intención. Primero necesito ir resolviendo incognitas y hasta que no te pones un poco en marcha no las vas a resolver. Es ver de un montón de canciones que tengo en casa, cuáles son las que me vienen bien, cuáles son las que funcionan, las que más me creo. Es muy difícil de resolver. Incluso, el propio nombre: ¿Me llamo Igor Paskual; me llamo como una banda? Vale, me llamo Igor Paskual, pero no siempre lo tuve tan claro. Voy solo con la guitarra porque la logística es muy cómoda, es barato y me permite no tener que compometer a más gente, porque en cualquier momento me puede llamar al Loco para ir a ensayar o para ir a tocar de un día para otro y debo tener la capacidad suficiente de reacción, y es mucho más fácil si estoy yo sólo que si tengo que comprometer a una banda.
¿Musicalmente, en qué terreno te mueves, porque lo último que supimos de ti fue en el tercer disco de Babylon Chat?
Bueno, esa es otra de las cosas que estoy resolviendo ahora. Lo que vas a oír ahora, al ser tan, digamos natural, mucho te va a sonar un poco country o un poco folk, pero es por la manera de interpretar, no porque van a ser así, proque tampoco me interesa, incluso las canciones que he colgado en Myspace verás que son maquetas. Obviamente, si algún día edito un disco, no quiero que vayan por ahí los tiros, quiero que esas canciones tengan otra vestimenta, todavía estoy viendo cómo las quiero vestir. Pero no quiero una línea enérgica a lo Babylon, ni quiero una banda de country-rock, que tampoco me pega, necesito encontrar ese hueco, y en ello estoy.
¿Te has alejado por completo del glam efervescente?
Sí, aunque hay canciones que lo van a recordar. Lo que pasa es que cuando las lleve al estudio quiero que tengan otro tipo de sonido. Esta ha sido otra de las cosas que me ha costado resolver. Una de las cosas que me pasa es que cuando me ponía a hablar con alguien todo el mundo seguía pensando que yo estaba todo el día escuchando a Johnny Thunders, que lo sigo escuchando y me sigue encantando, pero también escucho muchísimo a Benjamin Biolay, Dominque A. PJ Harvey o Massive Attack y los escucho tantísimo como puedo escuchar a Kiss. No creo que la música, y los músicos, tengamos que estar en compartimentos estanco y es muy difícil encontrar músicos que entiendan eso, productores que entiendan eso e, incluso, público que entienda eso. Pero la culpa primera es de los músicos, por supuesto. Si lo hace bien, lo logras hacer. Y ese sería mi interés, lograr aunar ese cerebro con todo ese corazón.
¿La intención, imagino, es grabar en algún momento?
Más adelante, pero sí. Tengo que pensar muy bien cuándo, cómo, con quién. Pero por supuesto que está en la cabeza, la cosa es hacerlo sin prisa pero sin pausa. Y luego, también, hacer las cosas de una forma, quizá, más artesanal… Por ahora, no quiero que haya disco, quiero tocar en directo. Quizás lo primero sea un single.
¿Te miras en algún espejo, piensas en casos similares al tuyo: un músico integrado en una banda que, en paralelo, tiene una carrera solista; por ejemplo, Nils Lofgren y la E Street Band?
Hay varios músicos que hacen eso que sí que me interesan, pero más desde una manera ideológica. Uno de mis referentes, por lo menos hace mucho tiempo, era Izzy Stradlin, de los Guns N’ Roses, que a mí me parecía el alma de la banda, lo que pasa es que él no combinó su trabajo con la banda con sus trabajos en solitario. Otro que me puede interesar es Mick Harvey, que ha abandonado a los Bad Seeds, que me ha dejado noqueado. Mi modelo de banda ideal, digamos, es Nick Cave y los Bad Seeds. Esto lo he hablado con el Loco, él siempre ha sido muy protector con sus bandas: Ha sido él y su banda. Pero, obviamente, comprende que no es lo mismo una banda en 1989 o en 1991, dando ciento quince conciertos al año, que un tío que ya está de vuelta de todo en el año 2009. Han pasado 20 años, es decir, el modelo E Street Band de somos la pandilla se ha tenido que transformar en Nick Cave and The Bad Seeds y cualquiera de ellos me parece un modelo, los que están ahora y los que estuvieron antes. Esa ductilidad me parece el ideal para una banda hoy en día, porque sino, cuando te enfrentes a tocar el próximo disco vas a seguir siendo el mismo y no has aprendido nada, no te has permeabilizado. Ese defecto de que no corra el aire, de que no entre el aire en la casa es muy peligroso para una banda, igual que el Loco necesita hacer sus cosas con Gabriel [Sopeña] o cuando hizo sus incusrsiones en el jazz y estaba totalmente alejado de los patrones del rock, cuando volvió a hacer rock lo hizo mucho mejor que antes gracias a eso.
¿Cuando escribes para el Loco, escribes pensando en él, en que esos temas va a interpretarlos él?
Sí, muchísimo. Hoy voy a tocar un par de canciones que estaban pensadas para Balmoral; un día le dije «te he escrito 20 canciones para este disco y me has cogido cinco o seis, me cago en la puta». Y me dijo, «tienes razón, pero hay canciones que yo no puedo cantar, tienes que cantarlas tú». Hay una canción, «Waterloo», que ojalá la acabe grabando él, que iba a entrar en el disco y al final quedó fuera, que es preciosa, pero me decía «yo no puedo cantar esas cosas, por lo menos de momento, tienes que cantarlas tú». Cuando hago letras, las hago muy pensando en él, porque el emisor no es el mismo, hay canciones que en mi voz no quedan nada bien y que se las oyes cantar a él y son otra canción. Hay canciones que las tengo en maqueta y que digo esto es una maravilla, la va a coger seguro, las oye en su voz y no se convence a sí mismo. El Loco necesita creerse las letras, luego, tiene una tesitura de voz muy muy especial, no puedo componer lo mismo pensando en mí que en él, porque su manera de modular, sus golpes de voz, el tipo de registro es muy muy particular. No sólo pienso en él a la hora de componer, pienso en la banda, en qué guitarras va a hacer Jaime [Stinus], estoy pensando en la manera de tocar de Lauren [Castagnet], qué tipo de groove creamos entre todos y qué tipo de texturas, una vez que pasen por Jaime van a quedar. También estoy pensando no sólo en la voz del Loco y en la edad y en el personaje del Loco, sino en qué queremos contar en ese momento y el Loco en qué punto está de su vida. Sí que me pongo mucho en el papel y, además, tengo que hacer un esfuerzo de la hostia porque él es quince años mayor que yo, entonces, todas las experiencias que él tiene, que yo no tengo, tengo que tenerlas muy en cuenta. Tengo que pensar que es padre de familia, que lleva con la mujer un montón de años, que tiene una manera de pensar y de senitr, que en algunos casos coincidimos y en otros no, pero tengo que ponerme en cómo actuaría él, en qué preguntas se hace y cómo las responde en cada momento de su vida. Todo eso tengo que tenerlo muy claro. Pienso en él, pero también pienso en la manera de producir de Jaime: a qué tipo de secuencia de acordes Jaime le va a sacar mayor provecho, qué tipo de estructura va a emplear mejor.
¿Tu relación con Jaime es buena?
Sí, la relación de la banda ahora mismo es maravillosa. No solamente la banda, sino la gente que rodea a la banda. Muchas veces lo más peligroso en una banda no es la banda en sí, sino lo que rodea a la banda, el engrasamiento, incluso a veces el tipo de fans con los que sales por las ciudades, eso también es muy importante. Y ahora mismo es una muy buena relación, y eso que es complicado porque si el Loco me lleva quince años, Jaime no sé los que me lleva, pero 22 seguro y con un bagaje y con una historia familiar y con unas situaciones vitales muy diferenetes a la mía. Aún así, creo que hacemos un buen engranaje. Incluso somos de zonas geográficas diferentes, somos de orígenes familiares y económicos muy diferentes, de formaciones culturales diversas y, sin embargo, todo eso ha contribuido a crear este clima más rico, más vivo, no tan monocorde, ni pacato ni plano, que creo que a veces pasaba antes. Yo lo que espero es que las buenas ondas que desprendemos le lleguen al Loco y que eso le contribuya no sólo a él como persona, sino como artista. Que todos esos matices que tiene, que siempre los tenía en discos separados, joder, pues que los aúne en una misma obra, que creo que es a lo que nos hemos aproximado en Balmoral.
¿Cuáles son tus planes más inmediatos?
Este año me gustaría ponerme a escribir con el Loco el siguiente disco, quiero ponerme ya porque algo que hicimos bien para Balmoral fue trabajar con tiempo y trabajar con muchas canciones y ser muy exigentes con todas las canciones, no valía llegar con doce canciones y dar las doce por buenas, había que elegir mucho. Eso me apetece mucho. También voy a seguir escribiendo canciones para mí y combinar la gira del Loco con la mía, que al ir con este formato sólo a guitarra puedo tocar cualquier día de la semana. Me interesa mucho mantener vivo esto porque me ayuda mucho a respirar.