Poseedores de un sonido adecuado para conquistar a las nuevas generaciones indies, los gallegos Igloo se van posicionando poco a poco como una banda de largo recorrido. Para desentrañar las claves del grupo y comentar La transición en fase (su reciente último disco, el tercero), el vocalista Benito Ferreiro se presta a responder nuestras preguntas.
Texto: JUANJO ORDÁS.
Definid a Igloo, ¿cuál sería vuestra filosofía?
Pop de guitarras estridentes con matices electrónicos y melodías muy cuidadas.
¿Qué influencias tenéis? ¿En qué coordenadas os podría situar quien no os haya escuchado nunca?
En la línea indie o alternativa de este país, con un sonido que se refleja más en los grupos de vertiente británica y americana, pero con letras en castellano.
La materia prima de vuestras canciones, ¿cuál es?
Normalmente partimos de una melodía de voz con guitarra, aunque después de tres trabajos y de horas de vuelo van saliendo también temas a partir de riffs que nos gustan y que pulimos hasta llegar a una estructura de tema que nos satisfaga.
La transición en fase suena bastante trabajado, ¿cómo ha sido la composición y la grabación?
Los temas fueron compuestos en su mayoría en los últimos dos años, aunque “Sin mentiras”, por ejemplo, tiene ya más de cinco. En agosto grabamos una maqueta previa de 25 canciones, para elegir las que más nos convencían para encerrarnos en el estudio, donde grabamos doce temas y finalmente nos quedamos con diez para el disco definitivo.
Muchas de las canciones de este, vuestro último trabajo, contienen gran cantidad de información, ¿ha sido intencionado?
Desde el primer disco buscamos pulir la letra constantemente, le damos mucha importancia. Algunas llevan más de tres revisiones o acaban cambiadas completamente, si vemos que no nos dicen nada de ahí a un tiempo.
Una cosa que me ha llamado la atención de vuestro sonido es como combináis atmósferas frías con un sentimiento cálido, ¿es algo buscado?
Sí, es la filosofía de Igloo: cuando elegimos el nombre “Igloo” era porque nos gustaba la idea de contrastar el frío que transmite la electrónica con la calidez de las guitarras y las melodías de voz. La idea de un iglú, frío en su exterior, pero que guarda calidez y vida en su interior nos convenció desde el principio.
A lo largo del disco, se diría que hay varios momentos en los que improvisáis pero si os dejáis guiar por el sonido o por la canción. ¿Se trata de una forma de no encorsetar el sonido en el formato típico de canción?
Muchos de los temas acaban con una resolución in crescendo, como para darle dramatismo al tema después de un último estribillo… Es como esas orquestas sinfónicas que suben hasta lo más alto para concluir el tema, en nuestro caso de una forma lo más contundente y ruidosa posible. Es ya un sello de identidad en la música de este grupo.
Jugáis con la emotividad en vuestras canciones, ¿en qué medida esperáis conectar con el oyente?
Este disco hila una historia desde el primer al último corte, y cuenta una historia de lo más cotidiano, que le puede suceder a cualquiera. Habla desde esa relación de amistad que tienes con alguien desde hace tiempo, y en la que no te atreves a dar ese paso por miedo a estropearlo todo, en “Al otro lado del Universo”; a “Informe de daños” que se centra en el egoísmo que todos mostramos en una relación. “Desarrollo de la autoestima” busca esa motivación personal para salir adelante en los malos momentos. O “El pase de la muerte” esa rabia que sentimos cuando se termina todo, de ahí esas ganas de gritar con el estribillo “Siempre sin nadie!!!”, una especie de “esto no me volverá a pasar nunca más” aunque ya sabemos todos como va a posteriori.
¿Deberíamos hablar de intelectual en las canciones de Igloo?
No consideramos tal cosa, aunque bien es cierto que tampoco nos conformamos con, por ejemplo, hablar del desamor de una forma “ñoña”, si no como realmente lo sentiría una persona: gritándolo desde lo más profundo de uno mismo.
¿Cómo veis la escena musical española?
El panorama musical en España está sufriendo un cambio. Las discográficas intentan adaptarse a los últimos retazos del soporte físico en CD, y se fusionan con el management, pues los conciertos son ya lo único que puede dar un beneficio. La gente consume cada vez más música pero sin embargo compra menos discos, aunque se moviliza más hacia festivales y eventos musicales y esto es fundamental para la supervivencia de los grupos.
¿A quiénes consideráis compañeros musicales?
Pues partiendo de todos los grupos de Ernie como Niño y Pistola, Nadadora, Jugoplastika, Holywater, Maryland… a otras bandas gallegas como Blows, Triángulo de Amor Bizarro, Elodio y los Seres Queridos, Overlook y un gran etcétera.
¿Cómo vais a enfocar los conciertos de presentación de La transición en fase?, ¿cómo es Igloo en directo?
A finales de mayo comenzamos los directos para presentar el disco partiendo de la FNAC de A Coruña, y en verano se están barajando varios festivales. La gira propiamente dicha la comenzaremos en septiembre. A la hora de grabar este disco hemos procurado hacerlo de una forma pensada más en el directo, por lo que destacarán las guitarras y las baterías contundentes, con una primera parte del concierto muy enérgica y una segunda más bailable.