Heavy metal, de Cameron Winter

Autor:

DISCOS

«Winter aplica su peculiar visión al pop convencional, luego se entrega a sus idiosincrasias, vuelve después al inicio y así consigue que no decaiga la atención ni por un momento»

 

Cameron Winter
Heavy metal
PARTISAN / PIAS, 2024

 

Texto: XAVIER VALIÑO.

 

No es habitual que, cuando tu grupo tiene solo dos álbumes publicados, te lances ya en solitario. Pues bien, eso es lo que ha hecho Cameron Winter, cantante de la banda de Brooklyn Geese. Sucede que tampoco su disco se puede encajar fácilmente en una etiqueta, ni sus canciones están hechas para grandes audiencias, así que no tiene que romper la dinámica de su banda. Ofrece, eso sí, su recompensa a quien busque artistas personales, quienes se salgan de los caminos trillados. Nada como la presentación del disco («Se rumorea que fue compuesto en sótanos abandonados, asientos traseros de taxis y sesiones improvisadas en espacios públicos») para constatar que estamos ante un disco bastante especial.

La mentalidad punk, que es la base de los bastante eclécticos Geese, ha sido reemplazada aquí por la introspección y, a veces, una exuberante melancolía. Heavy metal —título engañoso donde los haya— resulta ser la constatación de la visión musical de Winter, con una expresividad emocional tan personal como las de Tom Waits, Lou Reed o Nick Cave, aunque tampoco suene exactamente como ninguno de ellos. Winter aplica su peculiar visión al pop convencional, luego se entrega a sus idiosincrasias, vuelve después al inicio y así consigue que no decaiga la atención ni por un momento.

El soul pop reposado de “Nausicaä (Love will be revealed)” atrapa con sus frágiles coros en falsete. La balada para piano “Drinking age” compite con una opulencia que evoca al primer Rufus Wainwright cuando lanzaba su voz al espacio. El éxtasis se alcanza en “Nina + Field of cops”, cuando Winter se eleva por encima de un acompañamiento musical que vibra como en un delirio —arpas rasgueantes, pianos martilleantes, trompetas jubilosas— y recita un poema lírico en lugar de cantar una canción pop. Y, para rematar, Winter hace reír y llorar al oyente al mismo tiempo en el clímax musical del single “$0”, al proclamar, atónito por su ciego enamoramiento, que «¡Dios es real! No estoy bromeando esta vez».

Anterior crítica de discos: Rhapsody, de The Harlem Gospel Travelers.

Artículos relacionados