DISCOS
«Un disco agradable, variado, a pesar de la aparente monotonía, preciso y equilibrado en sus formas»
Delafé
Hay un lugar
AUTOEDITADO, 2019
Texto: CÉSAR PRIETO.
Los actuales Delafé quizás sean el grupo español que más cambios internos ha tenido, pero menos evolución externa. Siguen estando ahí esos fondos que crean texturas y paisajes, ligeros hasta para acompañar a las letras que hablan, con amabilidad, eso sí, de la muerte: “Hay un lugar”, que vuelve a ser grabada con idéntica letra en “Estonosetermina”. Fondos que pueden cambiar en una misma canción desde el preciosismo extremo acompañado de coros hasta el patrón rítmico constante pasando por la sensualidad; “La gran ola” apunta esto y, con una voz un milímetro más grave, sería una canción de Barry White si se hubiera reencarnado en indie.
También hay episodios más tecnificados que se pueden tomar hasta como destellos bailables, como en la versión del “Si está bien” de Los Planetas, que deja el desgarro para pasar al trance. Por este camino, se llega a “Menos cabeza más corazón”, que se inicia con un piano a lo “Claro de luna” y se concluye como un rompepistas de ritmo orquestal a lo Pet Shop Boys.
Facción tecno también encontramos en “Robot” —con María Rodés—, una vuelta de tuerca a la ciencia ficción que no desentonaría en el repertorio de Parade; o en “Estamos bailando”, como su título indica, con bases de synth pop y el recitado más cercano al hip-hop.
Y entre todo esto, la canción. En mayúsculas la podríamos poner. Un dechado de melancolía y sensibilidad sin llegar al melodramatismo que podría apuntar la escena. Alguien encuentra una cinta que hace veinte años le dejó en el buzón su chica, a la que no ha vuelto a ver más. La melodía es impagable, la participación de La Bien Querida pone los pelos de punta, y todavía más la preciosa historia de cómo el pasado nos asalta, nos lleva a la lágrima sin que nada acongojante nos pase, teniendo una vida rutinaria, serena. Como decía Faulkner, «el pasado no está muerto; ni siquiera es pasado».
Tras la escucha, un disco agradable, variado, a pesar de la aparente monotonía, preciso y equilibrado en sus formas. Y después está, alojada en la memoria del alma, esta última canción de la que les hablaba: “Mixtape”.
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Anterior crítica de discos: Everything hits at once: The best of Spoon, de Spoon.