«Rose fue inteligente y desde que decidió regresar al mundo de los vivos tras años de voluntaria reclusión lo hizo acompañándose siempre de músicos carismáticos»
La edición del combo “Appetite for democracy: Live at The Hard Rock Casino. Las Vegas” nos permite plantear un recorrido por la resurrección de Axl Rose como músico de rock de miras amplias y controversia continua.
Texto: JUANJO ORDÁS.
Hace ya más de una década que Guns N’ Roses son el proyecto solista de Axl Rose. No son la banda clásica que se aupó al Olimpo del rock and roll entre los ochenta y los noventa, pero tampoco son un grupo de mercenarios al servicio de su jefe. Obviamente, es el siempre enigmático Axl quien dirige a sus Guns N’ Roses, pero estos trabajan como una verdadero grupo como vienen demostrando desde hace unos cuantos años. Ahora se pone a la venta un combo formado por dos cedés de audio y deuvedé titulado “Appetite for democracy: Live at The Hard Rock Casino. Las Vegas” (Universal), conteniendo un show originalmente grabado para su proyección en 3D que, afortunadamente, funciona muy bien en 2D. Pero lo más importante es que refrenda al proyecto musical de Axl Rose como banda seria que opera en la dinámica del rock and roll clásico.
Rose fue inteligente y desde que decidió regresar al mundo de los vivos tras años de voluntaria reclusión lo hizo acompañándose siempre de músicos carismáticos. Lo que este lanzamiento captura es a sus actuales Guns N’ Roses, que cuentan en sus filas con gente potente instrumental y visualmente. Ahí está Tommy Stinson de The Replacements haciéndose con el bajo y un trío de guitarristas compuesto por Ron “Bumblefoot” Thall, Richard Fortus y D.J Ashba que entienden el concepto de espectáculo rockero: gusta mirarlos y técnicamente son soberbios. Es importante indicar la entidad que tiene el audio “Appetite for democracy: Live at The Hard Rock Casino. Las Vegas” al margen de su parte visual. Los dos cedés contienen el show entero y la mezcla es exquisita. Es muy difícil enlatar bien tres guitarras en un espectáculo sonoro de electricidad y distorsión, pero en este caso la satisfacción es plena en muchos momentos. Es ahí donde se aprecia lo comentado, que Fortus, Ashba y Bumblefoot trabajan como un verdadero equipo, siendo interesantísimo escuchar cómo se reparten las partes de guitarra o como el batería Frank Ferrer artícula breaks a la vez que ellos y Stinson. Si olvidamos la nostalgia por la formación clásica con Slash, Izzy Stradlin’ y Duff McKagan como piezas insustituibles, esta es la mejor alineación que Rose ha conseguido. Y han sido más de las que parecen.
1997-2000. LA FORMACIÓN FANTASMA
Una vez todos los miembros clásicos a excepción de Axl Rose hubieron abandonado el grupo, este se encontró con un nuevo equipo con el que trabajar aunque nunca ha quedado claro qué se grabó en esta época y tampoco quién formaba parte de Guns N’ Roses y quién no. Rose ya se había recluido, no había conciertos, ni discos, siendo el único lanzamiento correspondiente a este periodo la canción ‘Oh my god’, editada como parte del film de acción “End of days”. El tema sorprendió parcialmente por su sonido industrial, aunque se sabía que Rose llevaba mucho tiempo interesado en ese tipo de sonidos. Y lo cierto es que ‘Oh my god’ fue una canción bastante buena aunque ni a día de hoy queda claro quién tocó en ella. Por entonces, Tommy Stinson ya formaba parte del grupo como sustituto del bajista Duff McKagan. La elección de Axl fue curiosa teniendo en cuenta que ambos tenían un fuerte espíritu punk. En los teclados continuaba Dizzy Reed, incorporado en la última época de la formación clásica y a día de hoy el único que sigue al lado de Rose.
2001. EL CARNAVAL
El retorno de Axl Rose fue multitudinario. Sus nuevos Guns N’ Roses calentaron con un show en Las Vegas antes de presentarse ante el mundo entero como cabezas de cartel del inmenso festival Rock in Rio de Brasil. El mundo entero pudo ver en acción a un Axl Rose cuya constitución física había cambiado hacia una línea musculada con ligero sobrepeso, respaldado por un verdadero carnaval de músicos. El guitarrista Buckethead tocaba con una máscara y un cubo de KFC en la cabeza, Robin Finck empleó las mismas pinturas gótico-alienígenas que utilizaba como guitarra Nine Inch Nails y se presentaba en sociedad a Paul Tobias, tercer guitarrista que se había mantenido al lado de Rose desde la desmantelación de los Guns N’ Roses originales. Ese show de Rock in Rio 2001 alcanzaría categoría mítica porque el conjunto sonó sensacional. Hubo algunos desajustes que hicieron del concierto algo aún más emocionante, casi como un salto sin red, el extrañísimo Buckethead era un virtuoso y resultaba tremendo ver a Finck, un tipo proveniente del rock industrial y experimental, meterse a fondo en canciones de rock clásico. Por su parte, Axl cantó como nunca y tuvo tiempo de estrenar nuevas canciones que sonaban bastante bien. Pero no hubo gira.
2002. EL CAOS
Sin embargo, en 2002 se puso en marcha una gira norteamericana y canadiense tremendamente accidentada en la que Axl canceló un buen puñado de fechas por razones nunca explicadas. Ciertamente, su imagen empeoró, el estilo oriental deportivo dio paso a trenzas en el pelo y camiseta de hockey. Horrible. Pero por otro lado, el grupo seguía sonando fantástico y Axl cantando muy bien. Paul Tobias está fuera pero en su lugar entra Richard Fortus, un lujo de guitarrista lleno de feeling. Por supuesto, todo sin disco en la calle. “Chinese democracy” aún seguía en la cocina pero no llegaba a la mesa pese a que se siguen tocando temas pertenecientes a él. Consciente de que el disco de debut de los Guns N’ Roses originales, “Appetite for destruction”, es el punto de encuentro entre fans, no se corta a la hora de tocarlo casi entero. Y suena muy bien. Finck, Fortus y el enigmático Buckethead respetan las canciones salvo sutiles modificaciones y el batería Brian Mantia les da una vida a las que nunca se acercaron sus antecesores, tal vez únicamente el miembro fundador Steven Adler.
2006. TERCER ADVENIMIENTO
Parece que “Chinese democracy” está cerca. Se filtran temas en internet que indican que las nuevas canciones de los Guns N’ Roses de Axl Rose serán especiales y en parte distintas a lo que ha hecho hasta ahora. Buckethead abandona, siendo sustituido por Bumblefoot, otro virtuoso que impide que el sonido se resienta. También entra en escena el batería Frank Ferrer para sustituir a Mantia, con un estilo más contundente, a medio camino entre lo que hicieron Adler y Sorum en el pasado. Finck sigue a bordo y cambia su look hacia uno muy setentero mientras que Fortus se establece como una fuerza más con bastante seguridad. Se pone en marcha un nuevo tour para esta estrenada formación y siguen rodando con energía empezando lo que casi parece una versión del «never ending tour» de Dylan. Se estrenan más canciones nuevas en vivo y Axl Rose retorna con una nueva imagen callejera que resulta ser la mejor desde los ochenta. Hay retrasos monumentales respecto a la hora prevista pero cuando el show comienza no hay peros más allá de la eterna nostalgia.
2008 EL TOUR DE «CHINESE DEMORCRACY»
“Chinese democracy” por fin se pone a la venta y las opiniones son encontradas. Hay partes que suenan a los Guns N’ Roses clásicos pero en gran parte se trata de una renovación de miras amplias. Gracias a su edición, Rose puede salir de gira para presentarlo propiamente y no racanea a la hora de tocar canciones nuevas en las que demuestra tener una enorme fe. Pero es ahora Robin Finck quien decide apearse propiciando la entrada de D.J Ashba, guitarrista de imagen moderna aunque rockera poseedor de un sonido muy sólido. Es en esta gira en la que la inteligencia de Rose queda patente. Su imagen ha desmejorado, ahora parece un millonario rockero con bigote, aunque sabe como adaptar sus movimientos de forma acorde a su edad y retiene su carisma. Pero sabe que el show es una empresa grande y continua con lo que lleva haciendo desde que regresara en 2001, es decir, dando rienda suelta a sus chicos. Todos son libres de trabajarse el escenario y lo aprovechan, de forma que el cantante no es el único atractivo en escena.
2014. EL DIRECTO DE LAS VEGAS
La estabilidad alcanzada desde la incorporación de D.J Ashba queda patente en el show de Las Vegas que comentamos: “Appetite for democracy: Live at The Hard Rock Casino. Las Vegas”. Realizar residencias de un puñado de días en la ciudad del pecado se ha puesto de moda entre las bandas de rock duro cuando hasta ahora parecía una fórmula solo reservada para crooners. Este tipo de espectáculo tiene la ventaja de que, al disponer de un escenario constante durante varios conciertos en una misma sala, se puede realizar un despliegue técnico aún más cuidado. Así, a la potencia rockera se añaden bailarinas y un mayor juego de luces. El repertorio es muy quilibrado, Rose crea unas dinámicas muy suyas pero aquí hay una buena representación de absolutamente todos los discos editados bajo el nombre de Guns N’ Roses, incluidas canciones de los célebres “Use your illusion”, al que poco a poco ha ido dando más coba. Pesan un poco más los temas de “Appetite for destruction” pero un “lo mejor de” en toda regla ejecutado por una banda de ocho hombres que recrean un sonido con muchísimos matices, nervio, energía.