Groove denied, de Stephen Malkmus

Autor:

DISCOS

«Nos encontramos ante una obra menor, aunque sobradamente disfrutable»

 

Stephen Malkmus
Groove denied
MATADOR RECORDS Y DOMINO RECORDS, 2019

 

Texto: FERNANDO BALLESTEROS.

 

Stephen Malkmus ha pasado a engrosar la nutrida lista de ilustres músicos cuya estancia en Berlín ha supuesto una especie de punto de inflexión en su carrera. Algunos fueron allí a darle un nuevo impulso a esa trayectoria artística: Lou Reed, Nick Cave, David Bowie… en fin, hay muchos más ejemplos, y algunos están en la mente de todos. ¿Qué tendrá Berlín? Pues miren, es difícil contestar a esa pregunta, pero sí que tengo la certeza de que, en el caso del ex vocalista de Pavement, la ciudad alemana ha dejado huella en su nuevo material. Un disco anunciado desde hace tiempo como su trabajo electrónico. La electrónica y Berlín, enésimo capítulo. 

A lo largo de las diez canciones de Groove denied, Stephen se acerca a una faceta electrónica que no había mostrado hasta el momento. Y como sucede con artistas de su talla, lo hace sin dejarse su personalidad por el camino. Se trata de un trabajo muy personal en el que llevaba años trabajando y que ve la luz ahora, una vez vencidas las reticencias de la discográfica que había aparcado el proyecto. Malkmus asume todo el protagonismo, se encarga de todos los instrumentos y asume las tareas de producción.

Nada escapa de su control, tampoco los experimentos con una electrónica que nos remite a unos cuantos años atrás. Desde el ritmo vigoroso de “Belziger faceplant”, el corte que abre este nuevo disco, queda claro que el californiano ha abandonado el territorio de la comodidad en el que vivía en sus últimos y notables trabajos. En su lugar se interna buscando nuevos caminos y lo hace en solitario, sin sus habituales The Jicks. Es su primera obra cien por cien solista. 

Los sintetizadores marcan la pauta en “A bit wilder” y en “Viktor Borgia” para completar un trío de entrada que anuncia los nuevos tiempos. Pero, queridos lectores, estén tranquilos: el Malkmus de 2019 no muerde y “Come get me” se encarga de dejarlo claro. Su sonido clásico aparece de la mano de sus habituales ganchos melódicos, presentes también en “Rushing the acid frat”. Entre ambas, el ritmo tecno pausado de “Forget your place” se encarga de recordarnos que los nuevos sabores van a marcar buena parte del álbum. 

“Love the door” conquista y “Grown nothing” rebaja el ritmo para cerrar y aumenta la carga melódica de un maestro también en esas lides. Antes, “Boss viscerate” y “Oceans of revenge” rescatan al Stephen de toda la vida, el que lleva tres décadas teniéndonos a unos cuantos pendientes de su próximo movimiento.

Al lfinal, se valora, sobre todo, la forma de hacer las cosas de un artista que, llegado a este punto de su carrera, decide asumir riesgos. Es ahí donde radica el mayor valor de Groove denied, en su forma de dar testimonio del estado de forma de un creador inquieto. Eso sí, comparado con los resultados que arrojaba su anterior disco, Sparkle hard, nos encontramos ante una obra menor, aunque sobradamente disfrutable. Estaremos muy atentos a su siguiente paso y eso, pueden asegurarlo, es uno de sus grandes triunfos a estas alturas de la película. 

Anterior crítica de disco: Dusty notes, de Meat Puppets.