Glen Hansard, implicación y honestidad en escena

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“La grabación es solo la primera versión. Después cada canción sigue creciendo con cada público”

 

El músico irlandés Glen Hansard, vocalista de The Frames y The Swell Season, llega a España con su último trabajo, “Didn’t he ramble’. Antes de hacer triplete musical en Barcelona, Madrid y Bilbao, Marta Sanz charla con él.

 

 

Texto: MARTA SANZ.

 

 

A pesar del metálico sonido de un teléfono móvil, y de la enorme distancia entre Madrid y Dublín, su voz transmite la honestidad necesaria para sentirse en el rincón de un café cualquiera, o en la madrugada de cualquier bar. Está a punto de volver a los escenarios con su disco “Didn´t he ramble”, y la primera parada de este 2016 será nuestro país. Glen Hansard vuelve a España: Barcelona (Sala Barts, 19 de febrero), Madrid (Teatro Nuevo Apolo, día 20) y Bilbao (Kafe Antzokia, domingo 21).

Hay algo extraordinario en los conciertos de Glen Hansard, y es que al volver a casa no crees haber presenciado un momento mágico, sino que sientes haber formado parte de él. Esta unión entre público y artista no es habitual, ni casual, y responde a la completa entrega del músico irlandés sobre el escenario. Acorta la distancia entre el público y la banda, e incluso la rompe rasgando su guitarra entre los asistentes, quitando capas a cada canción hasta mostrar la misma herida que la generó. “Bueno, para mí es la única forma. No conozco otra manera de hacerlo. No sería demasiado bueno limitándome a cantar, y a estar callado”, dice, mientras parece sonreir a través del teléfono. Su nuevo disco lleva meses girando por escenarios de todo el mundo, y tras un brevísimo lapso de invierno, ha llegado el momento de que siga su rumbo. “La grabación es solo la primera versión. Después cada canción sigue creciendo con cada público”, y por eso no concibe la rutina impuesta en sus giras. “Cuando estás sobre un escenario, tu trabajo es estar presente. No en tu cabeza, ni pensando en otras cosas, tienes que estar ahí, en ese momento, y con ese público. Por supuesto, cantas las mismas canciones que cantaste la noche anterior, pero debes estar abierto a que la situación cambie en cualquier momento. Y de alguna manera, esa es la esencia de una buena actuación para mí. Cuando voy a ver a un grupo me gusta sentir esa conexión. Todo lo que pasa alrededor cuenta, todo se une, cada persona, cada detalle del lugar. Eso hace que cada concierto sea diferente, aunque la música sea la misma”, asegura vibrante.

Durante sus actuaciones, no hay reclamo del público que se quede sin atender, ni vicisitud que no comparta con los asistentes. Pero se exige el máximo respeto por su música, el mismo que espera encontrar en quienes han ido a escucharle. “Es una cuestión de equilibrio. Al final del día sabes que tu trabajo es entretener a la gente, pero si están ahí es porque les gusta lo que haces, y por eso es importante. En un concierto lo más importante no puede ser el grupo, pero tampoco puede serlo el público. Debe ser algo intermedio. Un concierto es como una conversación. Puedes llegar a ella de un humor cualquiera, feliz o vulnerable, pero lo importante es que seas honesto. Entonces la comunicación puede suceder”. Aunque, sean cuales sean las premisas, nunca sabe lo que puede suceder cuando suena su voz: “A veces te sientes fatal, subes al escenario, y haces un concierto increíble. Y también sucede que estás mejor que nunca, tienes energía, y te sale todo fatal”.

 

 

“Un concierto es como una conversación. Puedes llegar a ella de un humor cualquiera, feliz o vulnerable, pero lo importante es que seas honesto”

 

Sin embargo, la flaqueza de este músico es casi imperceptible en sus conciertos. Si algo sale mal, repite de nuevo. No sale del paso, no deja una emoción a medias. Y por si asoma el acomodo, se reinventa en cada gira añadiendo nuevas canciones y versiones increíbles. Si en su última visita cerró los conciertos con una divertidísima versión del ‘Passing through’ de Leonard Cohen, en esta ocasión esperamos que nos regale ‘The auld triangle’, una tonata con aroma a cerveza y a turbio Liffey que aún no ha cantado en nuestro país. En los últimos años, Glen Hansard ha puesto en libertad los versos de este preso irlandés, que ha sido cantado por remotos lugares del mundo. “Asistir a algo así es muy conmovedor, muy especial. En Irlanda, y estoy seguro de que en España pasa lo mismo, tenemos la tradición de cantar viejas canciones, de las que enseñan los abuelos. Y es una parte muy importante de nuestra cultura compartir canciones, especialmente las antiguas, porque transmiten sabiduría”, dice emocionado.

En su paso por España le acompañará Mark Geary, fantástico músico irlandés, curtido en escenarios de Europa y Estados Unidos. Uno de esos teloneros por los que merece la pena llegar a la apertura de puertas, y recibirle como al artista principal: “Es un autor maravilloso, y sus canciones son preciosas. También es un hombre muy gracioso, cuenta historias geniales. Yo creo que a la gente que le gusta lo que hago, definitivamente le encantará Mark”.

La agenda de Glen Hansard es intensa, llena de carreteras y carteles de bienvenida. Y por eso le cuesta dar por acabado el último aplauso: “Algunas veces terminar una gira es difícil. Cada día, a eso de las ocho y media de la noche te pones a mil, y no sabes por qué, hasta que te das cuenta de que es la hora en la que sueles subir a un escenario”. Nos cuenta que sabe de músicos que al terminar un tour pasan unos días en un hotel, en su propia ciudad, para asimilar la transición. “Es difícil. En unos días estaré en Barcelona, y tengo muchas ganas de empezar, pero sé que una semana después echaré realmente de menos mi hogar. Pero también sé que once o doce días después no pensaré más en mi casa. Estaré listo para seguir”, explica. Con la esperanza de que el escenario le tiña las canas, le preguntamos cuánto tiempo podrá aguantar este ritmo vertiginoso: “Trato de hacerme esa pregunta. No sé cuánto más. Creo que seguiré viviendo así mientras me siga divirtiendo”.

 

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