Gigantes y Molinos (2): Castorcito

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«No es tan trepidante como James Brown, tan sexy como Barry White o tan genial como Smokey Robinson. Pero tiene la conjunción exacta de lo que me gusta escuchar»

Sergio Makaroff nos presenta esta semana a Little Beaver, un oscuro y olvidado soulman que ha sido su último descubrimiento sonoro tras escucharlo por casualidad.

 

Una sección de SERGIO MAKAROFF.

 

La impresión que me causaron Beatles, Rolling Stones, Kinks, etc. en mi infancia fue tan formidable que transformó del todo mi vida. Por eso estoy en España, canto mis canciones y escribo en EFE EME. Aunque la repetición y el escepticismo han reducido ese impacto quizá en un noventa por ciento, el diez por ciento restante es tan fuerte que sigue siendo una de las principales fuerzas que me guían.

Sé que jamás –¿jamás?– volveré a encontrar nada que me golpee de un modo tan fabuloso y brutal, pero sigo buscando.

Cada vez me cuesta más encontrar nuevos artistas o estilos musicales que me entusiasmen y me arrastren en su torbellino.

Pero hace poco di un respingo cuando sonó un tema soul en la radio de Spotify: corrí a ver quién era y luego me compré su álbum «The very best of»…

Damas y caballeros, les presento a Little Beaver.

Vaya por delante que no tiene nada de especial; no supera a Marvin Gaye, Stevie Wonder o Michael Jackson. Lo suyo es el soul tradicional con ciertos toques latinos, unas pinceladas de blues y jazz, un sabor que podríamos llamar «cool funk» y algunas melodías tipo Sonido de Filadelfia.

No es tan trepidante como James Brown, tan sexy como Barry White o tan genial como Smokey Robinson. Pero tiene la conjunción exacta de lo que me gusta escuchar… y no lo conocía.

Willie Hale nació en 1945 en Arkansas. Sus dientes prominentes le ganaron el apodo Little Beaver, que significa Castorcito. Pronto destacó como guitarrista de sesión, cantante y compositor. Tuvo una carrera artística más que aceptable en los 70 –Jaco Pastorius tocó en unos de sus álbumes–, llegando a conseguir un número dos en las listas de rythm and blues, para luego caer en el olvido.

En el 2003 fue rescatado por Betty Wright para participar en el lanzamiento de Joss Stone, en cuya banda se integró.

¿Qué hizo Castorcito en esos veinte años, damas y caballeros? ¿Vivir de rentas, fumar puros, lucir trajes blancos y pajaritas bermellón, retozar con bellezas de ébano y marfil? ¡No! Currar en Armtrak, la Renfe norteamericana.

Tal es el glamour del show business.

 

Anterior entrega de «Gigantes y Molinos»: Frank, su amigo y su hija.

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