OPERACIÓN RESCATE
“La secuencia de las quince canciones de ‘Gas’ es otro acierto, por eso ‘Piel de pollo’ se encarga de recordarnos que estamos ante Los Enemigos más feroces y ácidos”
Fernando Ballesteros nos acompaña a 1996 para recordar el valor de “Gas”, el octavo disco de Los Enemigos. Un trabajo brillante que recuerda el tino que ya habían demostrado seis años atrás con “La vida mata”.
Los Enemigos
«Gas”
RCA, 1996
Texto: FERNANDO BALLESTEROS.
La mitad de la década de los noventa fue un periodo delicado en la historia de Los Enemigos y, sin embargo, con el paso del tiempo, uno echa la vista atrás y cuesta imaginar que estuvieran pasando tantas cosas —y no precisamente buenas— en el cuartel general de la banda. Habían cambiado de discográfica, y su primer trabajo para RCA llegó en un momento marcado por la muerte de su manager Lalo Cortés. Aquella tristeza y los problemas personales dejaron huella en “Tras el último no va nadie”, un buen disco de esos considerados de transición, al menos desde el momento en el que vio la luz “Gas”, un gran álbum que marcaba algo así como un nuevo comienzo.
Para llegar a él, Josele Santiago tuvo que superar adicciones que le habían llevado al hospital y posteriormente a hacer frente el problema y someterse a una cura de desintoxicación. Con las fuerzas del que parece ver la luz después de una complicada travesía, se embarcaron en varios proyectos. En 1995, registraron un mini elepé con dos nuevas composiciones y cuatro versiones. Entre ellas, ‘This angry silence’, de Television Personalities, casi nada. Aquellos buenos augurios no tardarían en ser refrendados.
De hecho, a finales de aquel mismo año hicieron las maletas y se marcharon a un caserío del País Vasco para grabar su siguiente paso discográfico. Y, las cosas como son, en la localidad guipuzcoana de Anderregui le dieron forma a una brillantísima colección de canciones. ¿La mejor del grupo? Un momento: les recuerdo que grabaron “La vida mata”. Lo vamos a dejar en una de las mejores, que en el caso de los Los Enemigos, es decir muchísimo.
Me van a perdonar el símil, pero creo que tantos minutos del Mundial de Rusia me han pasado factura: el grupo hizo como esos equipos de fútbol que salen en tromba a resolver el partido en los primeros minutos de juego. ‘Alegría’ y ‘Dentro’ son dos andanadas de guitarras crujientes y energía desbordada. Nunca antes habían sonado tan contundentes. ‘Esta mañana he vuelto al barrio’ tira de riff hardrockero y el cuerpo hasta parece pedir un respiro que no nos concederá ‘No me caigo bien (me caigo mal)’, pero sí lo hará ‘Estás (cuando te vas)’, una completa maravilla de esas que ponen sobre el tapete tantos sentimientos como dudas.
La secuencia de las quince canciones de “Gas” es otro acierto, por eso ‘Piel de pollo’ se encarga de recordarnos que estamos ante Los Enemigos más feroces y ácidos, los que se parapetan tras guitarrazos como los de ‘Sr Correcto’, que le guiñan un ojo hasta a sonidos desde lo que se divisa la palabra metal. El aire vacilón de ‘Mejor’ precede a otra exhibición de fortaleza como la de ‘Disfunción’.
Ahí llegan algunos de los mejores momentos de ‘Gas’. Los tres minutos de ‘Camarerito’ y sus aromas bluesy es uno de ellos, y ‘Madrileko negua’ con Los Enemigos cantando euskera, otro. La historia de esa grabación tiene cierta gracia. Habíamos dicho al comienzo que estaban en tierras vascas registrando el álbum. Pues bien, el propio Josele recordaba que en aquella estancia llegó un día en el que una cuadrilla le hizo una fiesta a un chaval que se iba a Madrid, y que allí es tradicional componerle una especia de copla de despedida al que se va. El caso es que se la dejaron olvidada, Josele la vio y, ¡oh, sorpresa!, resulta que aquella letra cuadraba con un esbozo de canción que aún no tenía texto. El vocalista le preguntó a aquella gente con la que habían compartido fiesta de qué iba, y resulta que ponía verde a Madrid. Ningún problema. Le hizo gracia y Los Enemigos ya tenían su canción en euskera.
La curiosidad, convertida en un buen tema, por cierto, deja paso al Josele más reflexivo, el que a medio tiempo reflexiona en ‘Real’ sobre las relaciones y los problemas del día a día.
Y si habían salido en tromba, el final de “Gas” no le va a la zaga a su puesta en escena. ‘No estoy’ es otra muestra del lado más salvaje del disco. Los Enemigos se desbocan como uno de esos equipos que buscan el empate a la desesperada y se lanzan con todo buscando el milagro. Sube a rematar hasta el portero, no se dejan nada en el empeño. Lo que ocurre es que a estas alturas, superado ya el minuto cuarenta y cinco del disco, ya han ganado por goleada.
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