DISCOS
«Inteligente jugada, ventilada con la sensibilidad habitual y una buena inyección revigorizante»
Richard Hawley
Further
BMG
Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.
Richard Hawley es perro viejo. Por eso sabe que la mejor forma de mantener cierta frescura es no tanto reinventarse —eso sería absurdo a estas alturas— como dosificar algunas de las habilidades que han jalonado sus casi veinte años de trayecto en solitario. Como él mismo nos confesó hace bien poco, no se puede inventar el mecanismo de la rueda a cada nuevo paso. Menos aún cuando se luce en el currículo un álbum como Coles Corner (2005), con el que cualquier comparación resulta especialmente cabrona. El impasse desde aquel back to basics que fue Hollow meadows (2015) lo resolvió trabajando en la composición de bandas sonoras para algunas películas (como la de Funny cow, de Adrien Shergold), y el efecto rebote ha querido que sea esta la colección de canciones más concisa de toda su carrera, directa a la esencia y economizando, con solo un corte sobrepasando los cuatro minutos.
Entre ellos, primorosos medios tiempos marca de la casa (“My little treasures”, “Midnight train”), delicadas nanas (“Emilina says”, “Not lonely”), vueltas al rythm and blues clásico y acerado (“Time is”), andanadas de rock and roll fibroso que recuerdan a las vaharadas psicodélicas del álbum Standing on the sky’s edge (“Off my mind” es anodina, pero como apertura cobra sentido; “Galley girl” tiene más miga y madera de clásico) y, sobre todo, seis minutos que despuntan por encima del resto y justificarían por sí solos el agenciarse este disco: los que suman la homérica “Is there a pill?”, con su estribillo más grande que la vida y esa combinación de guitarras eléctricas e imponentes arreglos de cuerda; y el tierno y maravilloso cierre que es “Doors”, o la canción que ya no veremos manar del tintero de Morrissey. Inteligente jugada, ventilada con la sensibilidad habitual y una buena inyección revigorizante.
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Anterior crítica de discos: Mondo Sonoro, 25 años.
