DISCOS
“Una decena de canciones bailables (todas) y una actitud más cercana a Chimo Bayo que a Giorgio Moroder hacen que este repertorio sea perfecto para la fiebre del sábado noche”
Varry Brava
“Furor”
HOOK EDICIONES MUSICALES
Texto: CARLOS H. VÁZQUEZ.
El 16 de febrero vio la luz “Furor” (Hook Ediciones Musicales, 2018), el quinto trabajo de estudio con canciones inéditas de Varry Brava (si se tiene en cuenta la demo ‘Ídolo’, del 2010). Han llegado lejos y con este disco se reafirman, pues ya tienen un público al que pueden llamar propio. Una decena de canciones bailables (todas) y una actitud más cercana a Chimo Bayo que a Giorgio Moroder hacen que este repertorio sea perfecto para la fiebre del sábado noche. ¿Qué diría Javier Marías de las letras de Locomía? Los 80 y los 90 debieron ser años muy locos.
Si ‘Un nuevo giro’, encargada de abrir el elepé, no es un homenaje a Tino Casal, poco le falta. Aunque Varry Brava, dicen, es un homenaje continuo a Tino Casal. Sin embargo, y así lo atestigua el grupo, la canción tenía otro título cuando se estaba maquetando: ‘Rick Astley’. ‘El sitio perfecto’, la siguiente, puede recordar al ‘¡Salta!’ de Tequila al comienzo. De hecho, ambas canciones tienen inicios muy parecidos, pero Óscar Ferrer (Varry Brava) sale de casa con la camisa puesta (del revés) y no “con la sonrisa puesta”, como cantaba Alejo Stivel. De todas formas, los murcianos puntualizan que el tema se sostiene sobre una base de reggaeton.
‘Verano del amor’ ve amanecer en un párking fatal. Aquí es más clara la influencia de la llamada “Ruta del bakalao” en Varry Brava. Aarön Sáez, teclista, ya lo confirmó, como Miami, en una entrevista publicada por la agencia Efe: “La ‘Ruta del bakalao’ es como una bruma de nuestra infancia, algo sobre lo que te prevenían las abuelas, con cierta leyenda negra y magia que también guarda nuestro tema (‘La ruta del amor’), pero que en realidad fue una cuna musical muy importante”. Una tendencia que ha ido calando poco a poco en su discografía, sobre todo desde el segundo elepé, “Arriva” (Darlalata Music, 2014). Pero claro, hay que pensar en la producción. En “Arriva” la firman Tato Latorre, Juan de Dios y Sebastian Krys, pero en “Furor” repiten con Raúl de Lara, con quien ya trabajaron en “Demasié” (autoedición, 2012). Aquel primer disco rescataba ‘No gires’ de la demo “Ídolo”, tal vez la canción más reconocible -hasta la fecha- de Varry Brava. Eso asegura continuar evolucionando, pero dentro de una trayectoria bien pensada, incluso después de un trabajo tan orgánico como “Safari emocional” (Hook Ediciones Musicales, 2016), con Jorge Guirao a los mandos.
En esto del festivaleo, hacerse fan de un grupo en concreto no es tan sencillo, porque hay tanto donde elegir que se hace complicada la tarea; la variedad de canciones es tan amplia como quieras. Pero Varry Brava, como otro puñado de bandas que suelen estar en los carteles, han encontrado la forma de dominar su especialidad llevando el esquema del directo al estudio para hacer discos prácticamente redondos (en lo que a contenido se refiere). Los “varrybravers” son legión. Poca broma.
‘Las noches fugaces’ pinta que va a ser el temazo que va de tapado. Lo tiene todo: una introducción a lo ‘Radio Ga Ga’ (Queen) y unas guitarras eléctricas muy protagonistas que a ratos suenan a U2. Sobresaliente labor del guitarra de Vicente Illescas. Por cierto, ya que está la cosa para encontrar referencias, ¿sería muy descabellado creer que la base de este tema (‘Las noches fugaces’) es parecida a la sintonía del programa de Televisión Española “Informe semanal”, compuesta por Rafael Beltrán Moner?
Los diez cortes de este trabajo están en los tres minutos y pico de duración o rondándolos, como ‘Medalla’, que se queda a cinco segundos. El disco no se hace nada largo. La mitad llega con el single ‘Nada personal’. ‘400 bailes’, otro de los adelantos, deja un poco la electrónica en barbecho (le vale con un sinte y poco más) y le da más presencia al bajo y a las guitarras, que no disimulan en exhibirse. Atención a estos dos momentos clave: el que va desde el 1:09 al 1:27, y el otro, empezando por el 2:14 hasta el 2:23.
Si antes hemos mencionado a Tino Casal, ahora hay que volver a hacerlo debido a ‘Satánica’ (por el parecido -en el título- con ‘Embrujada’), la primera de las canciones que empezó a darle forma a “Furor” cuando todavía estaban en los preliminares. ’12&Medio’, que respira el mismo aire que su predecesora, van con dedicatoria para la sala de fiestas murciana: “Y aquí bailé yo. Cantamos los dos. La sala siempre estaba llena”. Una canción empírica.
Varry Brava despiden su nuevo disco con ‘Adiós’. Y claro, no es casualidad. Es un tema muy diverso, basado en loops y en un sonido de club que abre más el espectro y el futuro del trío compuesto por Óscar, Aaron y Vicente, gente que ha escuchado lo mismo que escuchaban los padres (algunos bakalas) de los chavales que hoy se refriegan en la primera fila del verano del amor en un festival. Los 80 y casi 90, la “Ruta del bakalao”, abuelas preocupadas, drogas químicas y Alonso Caparrós. Todo tiene su razón.
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Anterior crítica de discos: “Diferentes tipos de luz”, de Carlos Sadness.