Funeral for justice, de Mdou Moctar

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DISCOS

«Más fuerte, más urgente, más feroz, más eléctrico, con los amplificadores al once y unos textos apasionadamente políticos»

 

Mdou Moctar
Funeral for justice
MATADOR / POPSTOCK!, 2024

 

Texto: XAVIER VALIÑO.

 

«Retomen el control de sus países, ricos en recursos / Constrúyanlos y dejen de dormir», canta Mahamadou Souleymane, conocido artísticamente como Mdou Moctar, en el single que abre y da título al nuevo álbum de su banda, Funeral for justice (Funeral por la justicia). Estamos hablando de un músico tuareg que tuvo que construir su primera guitarra artesanalmente con cables de bicicletas como cuerdas y que vio cómo sus primeras canciones se daban a conocer gracias al intercambio de tarjetas de teléfonos móviles por el oeste de África.

Cinco discos después de su debut, las cosas no han cambiado, sino empeorado en la zona en la que nació y conoce bien, después de que en julio de 2023 el gobierno democráticamente elegido de Níger fuera depuesto en un golpe militar, al que siguió la retirada de los franceses y el caos y la incertidumbre. Por ello, este nuevo disco suena más fuerte, más urgente, más feroz, más eléctrico, con los amplificadores al once, como en aquellas bodas tradicionales donde se curtió cuando empezaba y con unos textos apasionadamente políticos.

Además de la cita inicial, dirigida a sus gobernantes, el cuarteto apela al país que los abandonó en “Oh France” («Francia vela sus acciones con crueldad / Estamos mejor sin esta relación turbulenta / Debemos entender sus interminables juegos letales»), recoge la complicada situación del pueblo tuareg que se extiende por Níger, Mali y Argelia en “Sousoume Tamacheq” («Oprimidos en los tres / Además de la falta de unidad / La ignorancia es el tercer problema») o hace un llamamiento a su pueblo para preservar la lengua tamasheq, que corre el riesgo de desaparecer, en “Imouhar”. Todo acompañado por una percusión imparable sobre la que cabalgan diabólicamente guitarras que transmiten tanta trascendencia como júbilo.

Anterior crítica de discos: Criminales del sueño, de Said Muti.

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