Tras el abrupto fin de La Costa Brava, motivado por la muerte de Sergio Algora, Fran Fernández centra sus esfuerzos en su propio proyecto, Francisco Nixon, del que acaba de salir el segundo disco, el portentoso El perro es mío. Conversamos con Fernández/Nixon.
Texto: JUAN PUCHADES.
Con La Costa Brava, y junto a Sergio Algora, Fran Fernández conformó uno de los mejores grupos que ha dado el reciente indie español. Además, con su paso al castellano, se destapó como un compositor soberbio, reafirmándose en ello con la primera entrega en solitario –Es perfecta, 2006–, bajo el nombre de Franciso Nixon. Ahora, con el segundo disco de Nixon, El perro es mío (editado de nuevo por el elegante sello Siesta), no se puede dudar: Fran Fernández es uno de los mejores compositores que ha dado el pop español de todos los tiempos. Penetrar en sus discos es una experiencia ineludible para todos los gustamos de letras inteligentes, melodías inolvidables y canciones perfectas de esas que rondan los tres minutos. Puro pop para gente de hoy, que diría el maestro Lowe. Lo increíble es que Fernández, como José María Granados –con el que se puede trazar más de un paralelismo– no vive exclusivamente de la música y no ha logrado superar el circuito de los iniciados. El buen gusto, sin duda, cotiza a la baja en nuestro país.
Me ha sorprendido leer en el texto promocional que acompaña al disco que Francisco Nixon es un dúo.
En la práctica, sí. Lo que pasa es que Francisco Nixon es mi proyecto. Pero para no tocar solo me apoyo en directo con las guitarras y coros de Ricardo [Vicente], que tocaba conmigo en La Costa Brava. Cuando entramos a grabar el primer disco sólo había canciones mías, pero incluí una suya, «Banderas rojas», que me parecía muy buena. Y para este segundo disco, pues lo mismo, Ricardo tenía unas cuantas canciones, estaba pensando en sacar su propio proyecto, pero entre que lo saca y no, me pareció bien meter tres canciones suyas. Respondiendo a la pregunta, no sabría decirte si sí o si no o si todo lo contrario. En directo vamos juntos.
Esta vez has tardado como un par de años en sacar el disco, ¿ya no eres tan prolífico como en los primeros años de La Costa Brava, que grabasteis no recuerdo cuántos discos en un par de años?
Fueron cuatro discos en dos años. Pero no fue algo premeditado, simplemente se dieron las circunstancias para poder hacerlo. Ahora estoy trabajando y ya no tengo tanto tiempo libre.
¿No te dedicas exclusivamente a la música?
No, trabajo en una productora que tiene que ver con rollos de televisión por internet.
¿Tener un trabajo permite más libertad en la música?
A nivel personal te da estabilidad. Y tal y como están las cosas, cada día es más difícil vivir de la música. Realmente, en la música siempre he hecho lo que he querido, pero es verdad que en su momento había que vender discos y eso es algo que ahora importa menos.
Pero resulta paradójico, porque llevas un porrón de años dedicándote a esto y sacando discos.
Sí, la verdad es que, por decirlo así, tuve suerte con el tema del «Chup chup» [canción de 1993, del primer LP de Australian Blonde] que me permitió estar con esa inercia tocando varios años. Luego hubo otro giro en mi carrera con el tema del castellano y La Costa Brava y, sin darte cuenta, el tiempo pasa muy deprisa.
Tus canciones actuales podrían ser tremendamente comerciales, podrían sonar tranquilamente en la radio convencional. ¿Te ves limitado, y no sé si es voluntario, al circuito indie?
Bueno, después de todo este tiempo la única conclusión a la que he llegado es que el éxito comercial depende en gran parte de la suerte, sobre todo de tener talento y estar ahí, pero mucho de la suerte. Te pongo un ejemplo: «Chup chup» es una canción que podría haber pasado perfectamente desapercibida, pero que por circunstancias fue una canción conocida. Lo que me dices de que tengo canciones que podrían sonar en la radio, sí y no, porque en realidad hoy día nadie sabe cuál es la fórmula del éxito. Está el público tan atomizado y está todo, a la vez, tan de moda, que creo que todo el mundo está muy despistado. Y lo del circuito indie no sé si es por elección, simplemente un poco por afinidad estética: Nosotros en esos días, con Australian, imitábamos a Evan Dando y ese tipo de cosas, y un poco caímos ahí. Quizás ahora, como te comentaba, tengo un trabajo y una independencia económica que me permite decir que no a cosas. A lo mejor con Australian Blonde se hacía un anuncio de Pepsi pensando que eso iba a ser bueno para las ventas y ahora simplemente hago lo que me apetece. Me voy a tocar a una boda si me apetece pero no estoy condicionado por el hecho de tener que ser popular. Si sucede muy bien, y si no sucede, pues también.
Tus letras son muy inteligentes, pequeños relatos cotidianos, historias a pie de calle, girando sobre aspectos curiosos, como la chica que trabaja Inditex, la chica con aparato dental, las erasmus borrachas…
Lo que siempre intento es escribir con cariño de los personajes, y luego hablar de cosas concretas porque me ayudan a escribir la canción, a estructurarla y a avanzar. Ahora trabajo con muchos bocetos, y me resulta más fácil hacer la música que las letras, pero a la hora de escribir las letras me cuesta y, de hecho, hay canciones que se han quedado sin grabar. Cuando tengo una buena idea, la canción casi que se escribe sola y es porque al estar escritas sobre experiencias reales o sobre experiencias de los demás pero basadas en cosas reales, casi que la canción va sola, sólo tienes que tomar la historia y darle forma. Sin embargo, cuando eso no sucede, cuando no te viene la inspiración o una idea, resulta mucho más difícil escribir. Tampoco tengo un estilo poético de escritura, lo que me gusta escribir son frases con un lenguaje muy sencillo, frases que se puedan utilizar en una conversación, que puedes escuchar por la calle. Y así como el sonido me importa menos, busco que sea un sonido muy fresco y muy natural, las letras sí que intento cuidarlas y yo mismo me doy cuenta que hay letras que están mejor que otras. No me da rabia que una canción sea mejor que otra, pero que una letra quede floja sí que me da rabia. Ahí está la gracia, en intentar hacer canciones cada vez mejores.
Eres tan temerario que en tu blog, en una entrada en la que de detallas el disco canción a canción, destacas que algunas canciones no son muy buenas…
Porque creo que las canciones son una historia de éxitos y fracasos, como un disco es una historia de éxitos y fracasos. Y a la gente le aporta saber qué he querido hacer en una canción y cuándo pienso que lo he logrado y cuándo no. Y luego la gente tiene su opinión y están los gustos de cada uno. Además, ese texto que citas está sacado de la hoja de promoción que se envía a los medios y, bueno, he tenido ocasión de leer muchas hojas de promoción y me repele un poco el estilo tan «marketiniano» con que están escritas, siempre como vendiéndote el disco, siempre como que todo es maravilloso, y me parece que eso resulta un poco empalagoso. Me gusta, como hago en mis canciones, usar el recurso de la sinceridad porque al que lo va a leer le resulta más interesante. También es una forma de respetar la inteligencia de la persona que lo va a leer.
MÚSICA Y PRODUCCIONES
En el plano estrictamente musical, te mueves en ritmos realmente variados, y en los propios arreglos y producción has buscado en un momento la orquestación, en otros lo acústico, hay canciones más folk-rock, otras descaradamente pop…
El otro disco es muy triste, muy acústico, y tampoco lo escribí pensando en que iba a hacer actuaciones en directo. Este disco sí que lo hice pensando en que teníamos que salir a tocar y pensé que estaría bien que fuera variado y un poco más alegre, por eso hay ritmos y producciones diferentes, un poco para que no fuera muy plano, aunque mi forma de cantar siempre es la misma, pero, al menos, en el tratamiento de las canciones he intentado que hubiera diferentes texturas.
Por tu blog sabemos que escuchas mucha música y variada. ¿Se refleja en la música que estás haciendo ahora?
Sí, pero tampoco soy un erudito, soy un aficionado como cualquiera al que le gusta la música. Y hoy en día todo es relativamente fácil con internet, pero es verdad que me gusta comprarme vinilos antiguos y escuchar un disco tranquilamente y no estar tan saturado de música. El iPod, por ejemplo, sólo lo llevo para viajar, porque estar todo el día con la música también me cansa. No sé si te pasará con tu curro, que tienes que escuchar mucha música por obligación y puede llegar a ser bastante terrible. Intento mantener fresca la afición, porque creo que con el paso del tiempo te vuelves un poco gruñón, te vas haciendo mayor y todo te suena a lo mismo, te suena a cosas sabidas y me parece que es interesante no forzar la máquina.
Una de las canciones que más me gustan del disco es «Mereces toda mi atención», que me suena a canción brasileña, ¡y sin embargo tú explicas que es una rumba!
Es que soy muy fan de Peret.
Coincidimos en ello.
Sí. Cuando hablábamos de cómo se construye una canción en base a una anécdota, y que aparte de la gracia que puede tener una doble lectura, o que tiene como varias capas, sin ser ni mucho menos un erudito en música latina, flamenca o como lo quieras decir, pues sí que me gusta escuchar lo típico… Pérez Prado, lo que escucha todo el mundo. Y como nunca lo había hecho, porque, más o menos, todos somos anglófilos –y yo aunque cante cante en castellano, las referencias seguían siendo siempre muy británicas–, me atreví en este disco a intentar hacer canciones diferentes, que no fueran siempre lo mismo, de ahí la rumba. Llegamos al estudio y Paco [Loco, coproductor del disco] le metió ritmo de samba.
Vale, no estaba equivocado.
No, para nada. Pero también es algo que Peret tiene, la influencia de la música latinoamericana es tremenda en Peret. Muchas canciones son ritmos latinos que utiliza y de esa fusión hizo la rumba catalana.
¿Qué tiene Paco Loco que todos queréis trabajar con él?
Tiene varias cosas. Primero que la relación calidad/precio es muy buena, y luego la experiencia en sí de la grabación también es muy buena. Es como estar de vacaciones, sobre todo si tienes la suerte de grabar en los meses cálidos, pues estás yendo a la playa y estás en el ambiente del Puerto de Santa María, que es un sitio muy bonito. Y con Paco te ríes mucho, tiene mucha psicología, tiene mucho don de gentes y la experiencia de la grabación es muy chula. En mi caso particular, llevo tantos años con él que me quita mucho trabajo, porque no necesito ir con las canciones totalmente terminadas para poder sacarlas adelante. Muchas veces me preguntan si no me apetecería grabar en otro estudio, y muchas veces sí que lo pienso, por probar. De hecho, alguna vez he grabado en otro sitio, y me gustó mucho el resultado. Pero hoy en día, que han sido ajustados los presupuestos de grabación por la poca venta de discos, entro a grabar quince canciones en quince días y quiero que la cosa vaya lo más fluida posible, y sé que Paco eso lo tiene.
En algunas ocasiones has comentado lo mucho que te costó comenzar a cantar en castellano. ¿Fue una indecisión motivada por miedos?
Son miedos, claro. Todo el mundo en su trabajo, y la gente que hacemos canciones lo mismo, tenemos miedo a que te digan que tus canciones no valen y, bueno, con Australian estaba muy cómodo porque estábamos funcionando. De lo que sí me daba cuenta es de que mi inglés no es muy bueno, y tanto si cantas en inglés o en castellano, la cuestión es hacerlo bien. Empecé a cantar en inglés por lo de siempre, por imitar a los grupos que te gustan, y cuando el grupo de repente se empieza a hacer famoso, dices «ostras, hay que empezar a hacer letras, que esto ya no es un grupo de amigos que ensayan en el local, sino que esto tiene repercusión». Con el tiempo piensas que te gustaría contar historias que no puedes contar cantando en inglés. Pero es muy difícil girar un barco en el que no vas tú solo. De hecho, el proyecto de hacer cosas por mi cuenta nace por esa necesidad de hacer canciones en castellano y no tocar el proyecto de lo que era Australian Blonde. Cuando empiezas a escribir en castellano te encuentras con que la letra pasa a primer plano y que ya no puedes decir cualquier cosa, y en eso me ayudó mucho Sergio [Algora]. Que Sergio sí era un letrista considerado por su trayectoría con El Niño Gusano, él me animó y al final acabamos haciendo el grupo juntos.
¿Ha quedado material inédito de La Costa Brava?
No, seguro que no. No, porque el poco que debía haber ya se utilizó para una chorrada que fue sacar el single más largo del mundo, que en realidad fue sacar un LP: grabamos cuatro temas nuevos y el resto son versiones y alguna demo que podía haber quedado por ahí. Vamos, que yo tenga constancia, no queda nada.
¿Ni un directo?
Nosotros no tenemos nada, pero igual la gente tiene alguno, pero con temas nuevos no creo, igual con alguna versión. Hay unas maquetas que estaba preparando Sergio justo antes de morir, pero no son ni canciones, estaba trabajando con un chico de Zaragoza y estaban sampleando discos de los 60. Pero son pistas que no tienen ni voz.
¿La muerte de Sergio debemos entender que marcó el fin de La Costa Brava?
Sí, en realidad podríamos haber seguido, pero estando con Nixon no tiene mucho sentido. Y el rollo de La Costa Brava era un rollo un poco patético, porque éramos gente de cuarenta años, pero en plan pandilla de amigos. La gente entraba y salía del grupo y cuando íbamos a tocar nos lo pasábamos muy bien y funcionábamos como si fuéramos otra vez adolescentes.
También, gran parte del hechizo de La Costa Brava era la combinación de las canciones de los dos, las tuyas y las de Sergio, ¿no?
Sí, y ya habíamos encontrado esa fórmula que funcionaba, aunque al principio a la gente le chocaba un montón, porque Sergio, viniendo de donde venía, y yo, con el rollo de Australian, no pegábamos ni con cola. El primer disco se decía que si era una broma, pero cuando llevábamos cuatro… Por otra parte, me parece bonito que la historia se cierre así, es un final. Es la cosa que tienen los grupos, que sea una historia cerrada.
¿Es decir, tú ahora te centras exclusivamente en Francisco Nixon?
Sí, pero también estoy viendo si sacamos un disco de Australian, porque nos juntamos a principios de año para tocar y nos lo pasamos muy bien, rockenado y todo eso, y es algo que echaba de menos. Igual dentro de un tiempo hacemos algo, pero tampoco me quiero comprometer a decir nada por si luego no tengo tiempo, o no salen canciones, o por lo que sea. Con Australian nos hemos juntado, hemos sonado y nos lo hemos pasado muy bien pero, en definitiva, ante todo, todos tenemos nuestras vidas.
Eres superactivo con tu blog, lo actualizas prácticamente todos los días, ¿se ha convertido en una necesidad o es una forma de comunicarte con los seguidores?
La verdad es que ha cobrado vida propia, porque en principio era una herramienta simplemente para comunicarme con los fans, pero desde el principio pensé que los blogs que tienen continuidad o que se actualizan con frecuendia son los que más vida y utilidad tienen. Y me fuerzo a mí mismo a, por lo menos, intentar actualizar cada día, aunque sea con una chorrada. Al final hay gente que creo que es más seguidora del blog que de las canciones. Me han dicho que las canciones les dan lo mismo pero que con el blog se divierten mucho.
A veces, en el blog, mantienes un estilo ingenuo o casi naïf, ¿es voluntario, te has inventado un personaje?
Yo soy un poco naïf en realidad, pero sí que es verdad que en el blog suelo ser exquisito… Realmente es muy expuesto un blog, das ocasión para que la gente conozca muchos datos de ti y por eso muchas veces me hago el tonto simplemente para no entrar en discusiones, no ofender a nadie o no dar más datos de mí de los que quiero.
En el Myspace de Francisco Nixon puedes escuchar algunos temas de El perro es mío.
Si quieres visitar el blog de Francisco Nixon, accede desde aquí.