DISCOS
“Una nueva muestra del talento de Langford, con muy buenos momentos cargados de energía y fantásticas aportaciones a las voces”
Jon Langford
“Four lost souls”
BLOODSHOT RECORDS
TEXTO: EDUARDO IZQUIERDO.
Es curioso, porque por su trayectoria no debería ser así, pero me da la impresión de que Jon Langford es uno de esos personajes que todavía hay que presentar. Artista multidisciplinar, el galés no solo es un espléndido ilustrador que ha llegado a exponer incluso en el Country Music Hall of Fame, también fue el fundador de los legendarios The Mekons en 1977, y fundó también The Waco Brothers en Chicago a mediados de los noventa. Eso no impidió su prolífica carrera en solitario que se iniciaba en 1998 con “Skull orchard” y que llega con este “Four lost souls” a su octava entrega.
Una vez hechas las presentaciones retomemos algo de lo apuntado en el párrafo anterior. En 2015, Jon Langford es invitado a exponer sus retratos de gente como Hank Williams, Bob Dylan o Johnny Cash en el museo del Country Music Hall of Fame. Eso le lleva a relacionarse con gente de los míticos estudios Muscle Shoals y entabla buena relación con Robert Putnam que, entre otros, había sido bajista del mismísimo Elvis Presley. La cosa acaba con Langford en el estudio y otros músicos residentes en Muscle Shoals como David Hood (Cat Stevens, Odetta, Percy Sledge), Randy McCormick (Dolly Parton, John Hiatt) y Will McFarlane (Bonnie Raitt, Little Milton) tocando en “Four lost souls”. ¿Podía salir algo mal? No, y no lo hizo.
El disco es una nueva muestra del talento de Langford, con muy buenos momentos cargados de energía y, sobre todo, fantásticas aportaciones a las voces de Tomi Lunsford, Bethany Thomas y Tawney Newsome cuyas apariciones marcan en mi opinión lo mejor del disco. Y es que la arenosa voz de Langford suena de maravilla arropada por el trío de vocalistas en temas como ‘In Oxford Mississippi’ o ‘Poor valley radio’. Incluso tiene tiempo de sorprendernos gratamente con ese ‘Snake behind glass’, a medio camino entre el honky tonk y la canción humorística. Pero habrá quien encontrará a faltar algo de músculo respecto a sus trabajos anteriores, cosa que no convierte este en un trabajo menos apetecible para aquellos ávidos de pasar un buen rato con el viejo rock norteamericano.
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Anterior crítica de discos: “Polinèsies”, de Xarim Aresté.