«Recuerdo con cariño cómo me sangraban los oídos por el volumen en el primer concierto que Black Rebel Motorcycle Club dieron en Moby Dick, Madrid, allá por 2002. Salí sordo, pero contento»
Darío Manrique debutó en «Efe Eme», pasó al «Anuario de la Música», luego a la web Loquesea.es y a la redacción de «Rolling Stone», donde estuvo cinco años. Ha publicado, entre otros medios, en «Citizen K», «Elpais.com», «Cáñamo» o «Vanity Fair». Ahora es «freelance» (en castellano coloquial, autónomo) y colabora con «Rolling Stone», «Esquire», «El Dominical», Radio Gladys Palmera, «Muchoviaje», «On Madrid», «Viajar» e «iMag». Está inmerso en la redacción de un libro sobre el disco «Honestidad brutal», de Andrés Calamaro.
Foto: MONTSE VELANDO.
Fecha y lugar de nacimiento.
Burgos, 1977.
¿Qué música sonaba en tu casa cuando eras niño?
Mucha y muy variada, toda la que mi padre (Diego A. Manrique) ponía. Que a mí me marcara entonces, tengo nítidos recuerdos de Nacha Pop, Tequila, Siniestro Total y Alaska y los Pegamoides.
¿Cuál fue el primer disco que compraste?
Obviamente, iba bien servido de discos en mi casa paterna, así que tenía ya unos 14 o 15 años cuando me compré a la vez «Nevermind», de Nirvana, «Diamonds and pearls», de Prince, ¡con un holograma en la portada!, y una recopilación de éxitos dance veraniegos (nadie es perfecto).
¿Y el último?
«Sigh no more», de Mumford & Sons. No me ha gustado mucho…
Selecciona tres discos internacionales esenciales de tu colección.
«I should coco», de Supergrass; «Vasos vacíos», de Los Fabulosos Cadillacs, «Ziggy Stardust», de David Bowie.
Selecciona tres discos nacionales esenciales de esa misma colección.
«Super 8», de Los Planetas; «Échate un cantecito», de Kiko Veneno; «Nacha Pop», de Nacha Pop.
Un disco doble al que no le sobra nada.
Creo que incluso a los que más me gustan –el blanco de los Beatles, «Blonde on blonde» o el «Honestidad brutal», de Calamaro– les sobran algunas canciones.
Un grupo o cantante a quien rescatarías del olvido.
Me gustaban mucho Los Selenitas, un grupo medio mod de Barcelona de finales de los 90. Solo les vi en directo una vez y fue una sorpresa: yo pensaba que cantaba una chica, y en realidad el cantante era Carlos Cros, que luego ha seguido por su cuenta. Los Selenitas solo sacaron un disco, del que guardo maravillosos recuerdos, «Nuevo artefacto sonoro». También me encantan The Nerves, el grupo de Paul Collins antes de The Beat. Su ‘Hanging on the telephone’ me gusta más que la versión famosa de Blondie, y tienen otros temazos, como ‘When you find out’.
¿Cuál fue el primer concierto al que asististe?
No me acuerdo, claro, pero por lo que me han contado fue uno de Tequila en Burgos, con dos años.
¿Y el mejor concierto que has visto?
No fue el mejor, pero recuerdo con cariño cómo me sangraban los oídos por el volumen en el primer concierto que Black Rebel Motorcycle Club dieron en Moby Dick, Madrid, allá por 2002. Salí sordo, pero contento.
Elige y razona tu elección:
Serrat/Aute.
Serrat. Todo lo que grabó en sus primeros cinco años, hasta el 72, más o menos, me parece enorme.
Sabina/Calamaro.
Calamaro, desde la primera vez que escuché a Los Rodríguez, por sus letras y por lo que transmite con su voz.
Nacha Pop/Los Planetas.
Como ya he dicho más arriba, algunos de mis primeros recuerdos musicales son de Nacha Pop, pero Los Planetas son un referente vital para mí.
Nacho Vegas/Quique González.
Ningún disco de los dos me ha emocionado de principio a fin, aunque hay unas cuantas canciones de ambos que sí lo hacen. Empate, digamos.
La Mala/La Bien Querida.
La Mala, me volvió loco escuchar a alguien rapear con esa fuerza en su primer disco.
Jacques Brel/Serge Gainsbourg.
A Brel lo conozco poco, y Gainsbourg es un personaje poliédrico, provocador y muy atractivo. Y qué facilidad tenía para hacer cualquier tipo de música que se propusiera…
Frank Sinatra/Elvis Presley.
Calculo que escucharé más a Sinatra en lo que me queda de vida, pero Elvis es fundamental en una educación rockera.
Marvin Gaye/Bruce Springsteen.
Springsteen. Con 15-16 años sufrí una auténtica fiebre springsteeniana y me escuché su discografía vuelta y vuelta durante meses.
Tom Waits/Lou Reed.
Lou Reed, por sus discos en solitario de los 70 y los de Velvet Underground.
Michael Jackson/Prince.
Debo indagar más en los años 80 de Prince. Por lo que conozco hasta ahora, me quedo con Michael Jackson, sobre todo por «Off the wall», la mitad de «Thriller» y unos quince pepinazos de los Jackson 5.
The Rolling Stones/The Velvet Underground.
Los Rolling Stones, seguro: tienen una discografía mucho más amplia y profunda que la Velvet.
Bob Dylan/John Lennon.
Como personalidad, me resulta más interesante Bob Dylan. Musicalmente, poco me puede emocionar más que las canciones de Lennon con McCartney.
Neil Young/Elvis Costello.
Neil Young. «On the beach» me encanta, y verle en directo, aunque a veces puede ser un poco frustrante (¡Hola Neil, estamos aquí, somos el público!), es una maravilla si te consigues meter en su onda.
Youssou N’Dour/Fela Kuti.
Fela Kuti, por lo sudoroso e hipnótico de su música.
¿Por qué decidiste dedicarte a la crítica musical?
Porque me gustaba mucho la música, escucharla y hablar sobre ella, y además estudié periodismo… Podría haber sido periodista deportivo, pero algo (¿la sangre?) me llamó a la música, sin que me diera tiempo a pensármelo mucho.
¿Quién fue tu maestro periodístico?
Mi padre, por encima de todo. Además, tengo que reconocer lo mucho que he aprendido de Alberto Vila, Paloma Leyra, Juan Antonio Carbajo o Luis Martínez.
Un equipo de fútbol.
El Real Madrid, y aún más que el de fútbol, el de baloncesto. Harto estoy de escuchar a gente decirme lo de “¿Eres del Madrid? Anda, pues no te pega nada”, entre incrédulos y divertidos. Fíate de los estereotipos…
Un político.
No eran políticos, pero aún me alucina el idealismo de esos tipos extranjeros que se vinieron a España a luchar con las Brigadas Internacionales una guerra que no era suya, pero que ellos pensaron que sí.
Una ciudad para vivir.
Soy esa rara especie de madrileño (aunque sea de adopción) que no reniega de Madrid. Fuera de ella, me quedo con Lisboa. He perdido la cuenta de las veces que he ido, y nunca me cansa.
El disco que detestas y que despierta alabanzas entre tus compañeros.
No se me ocurre ninguno. No sé, nunca he sido muy de Mogwai y el post-rock que estuvo tan en boga hace unos años, pero de ahí a detestarlo…
¿Vinilo, CD o mp3?
Todos, soy poco gourmet del sonido y los formatos. Creo que la gran mayoría de las canciones que merecen la pena pueden funcionar aunque sea en un radiocasete cutre.
La película que nunca te cansas de volver a ver.
«Con faldas y a lo loco», por ejemplo, pero también «Historias de Filadelfia», «Arsénico por compasión», «La fiera de mi niña», «La novia era él», «Avanti» o «Una noche en la ópera». A mi madre siempre le han gustado las comedias clásicas (mención especial para las protagonizadas por Jack Lemmon y Cary Grant) y cuando era pequeño veía muchas con ella. En mi adolescencia me impresionaron mucho «Acción mutante» y «Trainspotting», me parecieron el colmo de la modernidad y creo que aún no han perdido ese filo.
El libro que nunca te cansas de releer.
No tengo tiempo de leer todas las cosas que me gustaría, así que de releer menos. Eso sí, alguna vez he hecho la excepción para partirme de risa otra vez con «Sin noticias de Gurb» o «La aventura del tocador de señoras», ambos de Eduardo Mendoza. Algún día también me daré el lujo de releer «La forja de un rebelde», de Arturo Barea.
Una serie de televisión.
«Los Simpson». Como prueba de lo buena que es basta con ver cómo la maltrata Antena 3 (repitiendo episodios hasta la saciedad, programándola sin orden), y comprobar que aún así hay episodios que no pierden fuerza ni aunque los hayas visto 30 veces. No creo que haya ninguna serie que se pueda disfrutar tanto a tantos niveles como «Los Simpson».
Si estuviera en tus manos elegir la música que suena en los supermercados, ¿qué discos seleccionarías?
Ninguna. Si es impepinable que haya música, una recopilación de Burt Bacharach estaría bien.
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