«He terminado por cogerle el gusto al escenario, porque odiaba tocar en directo, durante mucho tiempo lo odié. Me gustaba hacer canciones, grabarlas, volver a hacer canciones y grabarlas, pero tocar en directo nunca me gustó»
Regresando a los escenarios, aunque un poco lesionado, y con nuevo disco en el horizonte, Fernando Alfaro (Surfin’ Bichos, Chucho) le cuenta a Charly Hernández de su próximos planes.
Texto: CHARLY HERNÁNDEZ.
Un lluvioso y nublado día era el mejor paisaje para entablar una conversación con el amigo de las tormentas. Fernando Alfaro, referente sin duda alguna del panorama independiente nacional que tras Surfin’ Bichos, Chucho, Los Alienistas, además de otros proyectos, habla sobre su vuelta a la música y todo lo que está por venir. Poco amigo de los escenarios, el músico manchego desvela algunas novedades que presentará en su futuro disco, el cual entrará a grabar próximamente junto a Raúl Fernández y si ningún contratiempo más lo impide, verá la luz el próximo 2011.
Atrás quedaron discos como «Hermanos carnales», «Gente abollada», «Los diarios de petróleo» o «Carnevisión». Ahora toca esperar ver un nuevo salto mortal, el más difícil todavía que, permitiéndome hacer un guiño a “La Naranja Mecánica”, tendremos que «slusar» y «videar» con toda la atención que se merece junto a nuestros «drugos» un nuevo trabajo de Fernando Alfaro.
No parece muy correcto decir que vuelves, ya que nunca te has ido y has seguido tocando.
He seguido tocando pero en la intimidad, digamos. Pero llevaba sin tocar en directo… no sé, he perdido la noción del tiempo, la verdad, pero un par de años mínimo. Digamos que empecé a tocar por un montaje que realicé sobre películas de Kubrick, así con cosas de las películas, voces, música mía… tocando con el grupo en directo. Esto lo hice en septiembre, luego hice Madrid, Barcelona, Valencia en acústico y desde entonces… bueno, luego me vine a vivir aquí a Barcelona, me rompí el brazo [risas], se me arregló, hice un par de conciertos en Galicia, otro con Nacho Vegas y Abraham Boba en Barcelona, en Luz de Gas. Y luego, pues me volví a romper la mano, que sigo con la escayola, y en el mismo brazo, además. Una cosa rarísima porque nunca me había roto un hueso en toda mi vida, ni una lesión que me impidiera tocar la guitarra. El veinte de mayo daba un concierto en Cuenca que en lugar de suspenderlo lo que hice fue llamar a Joaquín Pascual, mi compañero de fatigas en Surfin’ Bichos, que al final tocó la guitarra. Hicimos un repertorio basado en Surfin’ Bichos aunque también tocamos canciones de la época de Chucho y de Los Alienistas, él a la guitarra y yo todo el rato cantando. Lo queremos repetir ahora, el día diecinueve en L’Hospitalet.
Algo que ayuda a tu vuelva es que comienza a vislumbrarse un nuevo disco que comenzarás a grabar en este verano con Raúl Fernández. ¿Cómo de avanzado va el proyecto?
Pues ya en todo este tiempo, como siempre, he ido haciendo canciones, un poco sin saber qué destino iban a tener, sin saber si las iba a grabar un día o no. Más que volver, ha sido un lapso de tiempo en el que estuve alejado por circunstancias personales, en ningún momento me plantee dejar la música. No me disolví ni nada, sólo que me pasaron una serie de cosas que me tuvieron alejado durante mucho tiempo y no pude grabar ni tocar en directo apenas durante bastante tiempo, entonces, ahora, si me deja esta fractura, podré tocar. Y en cuanto al disco, pues se ha visto un poco interferido el trabajo por la fractura, pero estamos en ello. Estoy trabajando con Raúl, que va a venir a casa con la grabadora, no habrá ni maquetas ni nada, están todas en mi cabeza, que como siga rompiéndome brazos y demás no sé yo si se me van a olvidar [risas].
Ya has presentado en directo algunas canciones de lo que sería el próximo disco, ‘Camisa de fuerza hawaiana’, ‘Extintor de incendios’ y ‘Teléfono de atropellados’.
Sí, sí. Las he venido tocando en directo, y alguna más. En el montaje aquel de las películas de Kubrick y en Valencia también toqué una nueva que se llama ‘Caminante kamikaze’. Todas las que me has dicho, ‘Extintor de incendios’, ‘Teléfono de atropellados’, ‘Camisa de fuerza hawaiana’ más ‘Caminante kamikaze’ y alguna más son las que he ido tocando porque son las más recientes y, bueno, también la gente agradece que toque las nuevas.
¿Qué relevancia tienen las letras en estas nuevas composiciones?
Toda. La música siempre es algo más en directo y la letra merece la pena ser trabajada porque la vas a estar repitiendo hasta la saciedad porque la oirás, si la grabas, dentro de equis tiempo y a nadie le gusta oírse diciendo estupideces. Tiene que haber sentido y tener contenido, si haces música tienes que decir algo.
Hablando del contenido y del sentido. Tú que te mueves por el mundo independiente, ¿qué opinión tienes de lo que suena ahora en esta escena?
Yo creo que ahora los grupos, pasarán los años y serán de los que hacen las mejores letras en castellano. Algunos de ellos, por lo menos. Hay un gran salto también, no sólo musical, respecto a épocas anteriores.
¿Llevarás al directo el mismo sonido que en estudio?
Lo dirá un poco el tiempo, no sé muy bien cómo vamos a afrontar la grabación en cuanto a instrumentación. Hay algunas ideas pero yo últimamente me decanto más por el formato más simple. La gente dice que echa en falta algunos instrumentos y cosas así, ¿no? Muchas veces las melodías de las canciones, las letras se pueden confundir demasiado porque en un disco tú puedes mezclar y poner todo exactamente en su sitio pero en un directo es mucho más difícil. Creo que en mi caso, a mi música, le favorece la simplicidad en muchas ocasiones. Lo he comprobado tocando un repertorio que está, en principio, interpretado para una banda de rock, para entendernos, tocándolas en acústico se sujeta perfectamente y las canciones están ahí, entonces he comprobado que la limpieza y la desnudez también le sientan bien a mis canciones. Va a ir por ahí la cosa.
De ese modo, llamémosle intimista, la letra se puede apreciar mejor.
Sí, simplemente está todo más claro, se entiende mejor y a todos los niveles. Ya no sólo a nivel de texto sino que se aprecian las propias armonías. No quiere decir que cuanto más simple mejor, ni mucho menos, no sé, en este momento lo veo así. Luego igual me meto en el estudio y empiezo a grabar, me vuelvo loco y cambio otras cosas [risas]. Pero un poco, la sensación que tengo ahora es esa, que va a ir mucho más sobrio. No más pausado, porque hay de todo, como en la vida misma. Pero sí que será más desnudo.
Antes nombrabas el proyecto de Kubrick, como a muchos otros músicos les pueden influir la literatura y otros artistas, ¿te influyen mucho los referentes cinematográficos?
No distingo entre si son películas o si son libros o cosas que me han contado de la vida real… En cierto modo son vivencias, ¿sabes? También pueden ser experiencias. Una película si te llega es una experiencia personal en un momento dado. No soy especialmente aficionado al cine, me gusta, pero tampoco soy, digamos, un entendido y lo que sí entiendo son mis propios sentimientos. por lo que las películas que me llegan pueden llegar a inspirar o supongo que también algo que te pasa por la calle. No hay distinción.
¿Cómo vas a presentar los directos? ¿Qué tipo de sala prefieres para ello?
Te voy a ser sincero, trataré de tocar en todos los sitios posibles; sean pequeños, sean grandes o en festivales, para lo cual llevaré una banda que funcione porque en un festival no puedes tocar con un formato mínimo ya que resultaría como una especie de murmullo y la gente no lo oirá. Para un festival tienes que tener presencia y energía, digamos, pero también tengo intención de tocar en formatos mínimos, con un músico, con dos o yo solo, como he venido haciendo todo este tiempo. Con esa idea y esa disposición a cambiar de formato y de repertorio para intentar sorprender a la gente, y a mí también, porque llega un momento en el que te aburres si llegas a repetirte. A mí no me está pasando porque los conciertos que hago son bastante marcianos. Todo menos aburrirme, pienso seguir así.
Reinventarse es la clave, como Bob Dylan que con todas las tablas que tiene sigue disfrazando sus canciones haciéndolas irreconocibles en cada nuevo concierto.
Sí, concretamente él lo hace para no aburrirse él mismo [risas]. Pero también, en cierto modo, todo es difícil de discernir. Cuando uno hace una canción, lo primero que hace es buscar una autosatisfacción pero también te tienes que dirigir a los demás. En mi caso es así; si intento hacer algo diferente es por mí mismo y también por la gente que va a verme. Un poco como una sorpresa, no saber muy bien qué te vas a encontrar. Ya tengo algunas ideas, iré concretando cuando vayan saliendo más directos, que por cierto he terminado por cogerle el gusto al escenario porque odiaba tocar en directo, durante mucho tiempo lo odié. Me gustaba hacer canciones, grabarlas, volver a hacer canciones y grabarlas, pero tocar en directo nunca me gustó. En estos pocos años le he empezado a coger el punto.
¿Y eso por qué?
Pues porque me pasaba, y me sigue pasando, que me pongo supernervioso antes de tocar, siempre, y todavía, ¿eh? Quien me conozca te lo podrá decir, que antes de un concierto no se me puede hablar [risas]. Antes era excesivo y entonces no me compensaba, luego vas viendo que poco a poco funciona y esos nervios se pasan. Pero no sé, no me gustaba ni disfrutaba y nunca terminaba satisfecho por cómo me había quedado, era una especie de perfeccionismo… digamos negativo, porque el positivo, que es el que ahora he descubierto, lo que te hace es pretender que cada vez que tocas en directo una canción o si la cantas es mejorar la versión que hay grabada. Si no la puedes mejorar en cuanto a sonido o arreglos, siempre la puedes mejorar en cuanto a feeling. Emoción, digamos. Entonces por esto también le he cogido el punto.
¿Qué se presenta en tu horizonte personal?
Ufff… ¡Tormentas! [risas]. Y yo que soy de una tierra con cielos amplios, las veo desde muy lejos.
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