WILLIAM SHATNER
Has been
SHOUT! FACTORY, 2004
Una sección de VICENTE FABUEL.
Vaya por delante mi escasa conexión personal con el planeta mediático de Star Trek, aquella simpática serie televisiva de pedestre sci-fi que derivó en la actual y desfasada saga cinematográfica ya con siete (¿?) entregas. Una de esas excesivas franquicias culturales cuyos fundamentos se hace difícil concretar sin recurrir al psicoanálisis. Claro que a esta tan inflexible declaración inicial de principios debería de acompañarle la de la irresponsable debilidad que este cronista siente por los sugerentes discos que las dos máximas autoridades de la nave Enterprise, Mr. Spock y el Capitán Kirk, vienen legando a futuras generaciones de humanoides.
Superado por su alter ego en la serie de autos, el Captain Kirk era William Shatner, o quizás al revés, da igual. El hecho es que algo turbio debió de pasar en ese trasvase artístico de personalidades para que este rollizo y escasamente dotado actor diera en acertar allá por 1968 con el terrorífico Transformer Man, teóricamente un álbum más de spoken words aunque en la práctica una muestra palpable de cómo una brutal abducción puede fabricar un icono pop. Convendría acercarse a él si andan valientes y sobre todo algo escasos de autoestima. Menos peligrosa podía resultarles esta por ahora su última incursión parlanchina, Has been, llevada a cabo bajo el auspicio en términos de producción, composición y arreglos del cantante y compositor Ben Folds, con apariciones vocales de Aimée Man, Joe Jackson, Lemon Jelly o Henry Rollins, e incluso el escritor Nick Hornby colaborando en uno de los más destacados temas, la delicada “That´s me crying”.
Un proyecto que podría resumirse como si el Enterprise hubiese ya dejado de volar espacios siderales y pisase definitivamente tierra firme, aunque ésta fuera la Luna, of course. Mas terrenal porque no cuesta demasiado aceptar a un Kirk engagé con músicos jóvenes que bien podrían ser sus nietos: viéndole flirtear airoso en su escaramuza espacial con el “Common people” de Pulp; intentar acariciar sus mejores momentos pasados en la espectral “It hasn´t happened yet”, o calarse el sombrero vaquero (¿?) en el demencial corte que da título al álbum, “Has been”, un número bizarro a lo Johnny Cash declamado sobre un remedo de “Riders in the sky”. Un hilarante corte que acaba marcando el tono general del disco, a veces entrañable, a veces abusando del trazo grueso, en cualquier caso con la inevitable y agridulce sensación de que el antaño aguerrido Captain Kirk se encuentra ya ligeramente cansado.