«Poco conocido, peor valorado y jamás reeditado íntegramente, el sobresaliente ‘Viva Tirado’, para nada es un disco de cartón piedra, junto a la sensual Gerri Woo el álbum muestra un repertorio ajeno ciertamente deslumbrante…»
Jack Costanzo featuring Gerri Woo «Viva Tirado» CRESCENDO, 1971 Una sección de VICENTE FABUEL. Hablemos de los bongos, del bongó, de ese avenido par de tambores en origen cubano que a mitad del pasado siglo irrumpió con fuerza en los aledaños más cool de la música popular norteamericana y enseguida se extendió por todo el mundo como una bendición. Primero en el jazz y todas las fusiones latinas posibles, luego en el rock y en cualquier palo que necesitase fluidos humanos de primera mano, rumba y flamenco incluidos, su presencia se generalizó de tal modo que acabaría creando estereotipos de todo signo que aún hoy perduran: beatniks en cavas de jazz, hippies campestres, folkies a la busca de alteraciones en su estado de conciencia, músicos callejeros acercándose al influjo de su sonido natural… Flujos orgánicos emitidos por manos gloriosas y calientes como las del recientemente desaparecido Mongo Santamaría, o las de Chano Pozo, Tito Puente, Willie Bobo, Ray Barreto, Hal Blaine o –sirvan estas líneas para recordarle– el gran Pepe Ébano (1), el bongosero peruano que tocó con Paco de Lucía en ‘Entre dos aguas’ y cuyo emocionante vídeo juntos colgado en youtube sencillamente produce, más que admiración, congoja. Lo cierto es que todo en ese instrumento huele a épico. Hablemos, pues, de Jack Costanzo, el Sr. Bongo. Nacido en el Chicago de la ley seca (1922), este percusionista comenzó su tarea de proselitismo bongoide en las orquestas de Stan Kenton y Nat King Cole tras haber visitado La Habana en la década de los 40 y quedar abducido por el flujo eterno del bongó. Su impronta percusiva le convertiría en uno de sus máximos difusores en la era del space-age pop, finales de los 50, cuando ese lado tribal del instrumento se apoderó de oyentes adultos que comenzaban a descubrir toda su exótica en un buen equipo estéreo. Siempre dispuesto a echar una mano (o las dos) a cualquier tipo de grabación, Costanzo alternó su faceta alquilada de músico de sesión (2) en docenas de discos, jingles y apariciones en radio, televisión, shows e incluso cine (3) con una dispar carrera personal bajo su nombre que con el álbum “Latin fever” (Capitol, 1958) alcanzaría techo en términos de difusión popular, impactante sonido hi-fi y deslumbrante imagen de portada con enloquecida pin-up. En los juveniles años 60, como a cualquier músico adulto, por otra parte, la propuesta de un simple bongosero quedó ligeramente en fuera de juego y el músico comenzó a perder oportunidades. Más que bajo, chato, el perfil del músico perdió el glamour de los años pasados hasta que topó con la fortuna al conocer en Las Vegas a Gerry Woo, ex conejita de «Playboy» y entonces modesta cantante de orquesta con la que enfiló rápidamente nueva etapa ampliando nuevos campos. De esos años es su estupendo “Latin percusión with soul» (Tico), bien disfrutado por aquí al ser rescatado por el sello Vampisoul hace nada, quizás aún disponible. De 1971, poco conocido, peor valorado y jamás reeditado íntegramente, éste que nos ocupa, su sobresaliente “Viva Tirado” (Crescendo), dispar catálogo de todos los palos latinos entonces en boga: boogaloo, soul, jazz groove, latin rock … y teóricamente empaquetados para el nada exigente público de los grandes casinos norteamericanos. Paradójicamente, “Viva Tirado” para nada es un disco de cartón piedra, junto a la sensual Gerri Woo (señorial en el ‘Evil ways’ de Willie Bobo/Santana), el álbum muestra un repertorio ajeno ciertamente deslumbrante a primera vista: ‘Viva Tirado’, ‘Going out of my head’, ‘Push push push’, ‘Pata pata’, “Watermelon man”… Pero las composiciones propias del Sr. Bongo sobrepasan con nota la inevitable comparación: ‘Chicken and rice’ es tan seductora como la que más, una locura de cha-cha-chá hilarante con los tambores en primerísimo plano para que nadie dude de que en este disco la percusión es la estrella. Y ‘Bullseye’ aún es más disparatada, una suerte de libérrima apropiación latina sobre el ‘Wipe out’ con unos bucles de obsesivos bongos que semejan retronar gloriosos hasta el infinito. Quizás sea buena hora de hacer sonar un bongó en tu casa. ¿Qué suena en tu estéreo? NOTAS: (1) Uno no debería dejar de comentar también que los bongos de este fascinante trotamundos peruano son los que suenan en la ‘Habanera del primer amor’, aquella radiante evocación de la infancia que Vainica Doble incluía en su álbum “Heliotropo”. No hay mejor prueba de la capacidad de adaptación a cualquier medio de este instrumento. (2) Hasta la formación de su propia banda en la década de los 50, Jack Costanzo tocó incansablemente bongós, congas y cualquier tambor que le pusieran delante para, entre muchos otros, Betty Grable, Charlie Barnett, Dinah Shore, Eddie Fisher, Frank Sinatra, Frances Faye, George Shearing, Harry James, Jane Powell, Judy Garland, Dean Martin & Jerry Lewis, Peggy Lee, Perez Prado, Peter Rugoso, Ray Anthony, Xavier Cugat … (3) Aunque participó en películas de cómicos tan acreditados como Jerry Lewis, Red Skelton o Danny Kaye, la más involuntariamente divertida de sus apariciones cinematográficas pudo verse en uno de los films más indigestos de Elvis, «Harem scarum”, de 1965, también llamada “Harem holiday” y por estas pantallas españolas, “A lo loco”, y en la que aparecía todo embadurnado de betún para simular un músico árabe dándole al bongó (¿?). –