«El disco anterior y este, porque ya lo tenía en mano, me han llevaron al Blue Note de Nueva York, y no me lo esperaba, fue algo como al echar lotería»
Nació en Honduras, ha vivido en Sevilla, París y ahora en Madrid, donde ha grabado su nuevo en disco en directo. Eva Cortés es una de las mejores vocalistas de jazz del momento. Chema Domínguez se encuentra con ella.
Texto: CHEMA DOMÍNGUEZ.
Hay un interesante dibujo jazzístico que se ha ido conformando desde que Martirio alumbrará «Coplas de Madrugá» (1997) junto a Chano Domínguez. Ahora, Eva Cortés suma un nuevo paso en directo: «Jazz one night with Eva Cortés in Madrid» que nutre esa idea de aunar educación sentimental y musical desde las fronteras abiertas que permite el jazz. Hondureña de origen, crecida en Sevilla y tan parisina como madrileña, ha sabido estar atenta a las mieles de tan fantástico itinerario para iluminar un camino que empezó con «Sola contigo» (2007), al que siguen tres discos más. En el Café del Espejo situado en el Paseo de Recoletos madrileño me encuentro con ella, y será casualidad pero el fantástico ramaje salpicado de mariposas que le recorre el brazo en forma de tatuaje, unido al inequívoco modernísmo del café son una buena acepción de su definición sonora.
«Jazz one night», primer disco en directo de tu trayectoria, sin duda, es el mejor momento…
Es el momento. La decisión vino porque llevábamos mucho tiempo de conciertos, había una gira por detrás y me apetecía mucho llevar a parte de la gente que no nos había visto todavía en directo esa sensación del escenario, cómo lo vivimos nosotros una noche cualquiera en un club cualquiera. Aunque el Bogui Jazz es el sitio que me ha visto nacer, más o menos, aquí en España; antes estaba actuando en París que era donde vivía, donde empecé mi primer disco, pero aquí en España fue el Bogui; por eso decidí que fuese el sitio donde se grabase.
Se trataba de capturar la magia más cercana.
Y al ser un sitio chiquitito, muy recogido, pues eso, los clubs y el jazz están de la mano aunque también es una música que ves en festivales grandes, pequeños, medianos, pero está muy, muy asociada a los clubs.
Has tenido que elegir entre varios discos: echando la vista atrás y al interpretar los temas en directo, ¿cuales te proporcionan los mejores momentos?
Me siento más satisfecha del que todavía no he hecho, probablemente porque ya le estoy dando vueltas [risas]. Todo disco que ya he hecho ha sido necesario para que me encuentre ahora mismo componiendo los temas nuevos, todos han tenido su momento, incluso en este hay temas de los anteriores pero también hay temas nuevos. Siempre hay que tener algo de novedad porque si no no te sientes completo, y cada proyecto tiene que representar un poquito el momento en el que estás, aparte de echar la vista atrás y reinterpretar temas tuyos que también los canto de una manera totalmente diferente que en los discos grabados. Me gustan todos cada uno por una razón, el primero porque fue una experiencia maravillosa, es como tirarse por primera vez en paracaídas, solo lo he hecho una vez [risas]. Luego lo que vas aprendiendo lo vas aplicando a los proyectos, todos tienen un hueco muy especial.
Siempre se agradece la complicidad de los músicos, en tu caso les das bastante espacio: Pepe Rivero, Toño Miguel, Georvis Pico y Bobby Martínez. ¿Qué cuota de responsabilidad tienen en el sonido de Eva Cortés?
Creo que tiene que ser así, el jazz es una comunicación constante entre la gente que está creando la música en ese momento, no puede ser solo una artista mirando hacia adelante y poniéndose como en su mundo interior, que algo sí, por supuesto, pero tiene que estar también dialogando. Y a lo mejor hoy el pianista se ha despertado de un humor y está tocando unas cosas diferentes, y te sugiere y te propone que tu hagas un solo diferente o que tú cambies la melodía y le sigas; entonces hay esas miradas de complicidad y «me gustó lo que hicistes y ahora te estoy siguiendo». O igual con el batería y entonces, sí, yo tuve la suerte desde que llegué a Madrid de conocer a estos músicos con los que he grabado pero con otros que no están en este disco me ocurre lo mismo, tengo esa complicidad; pero bueno, estos tres músicos en especial, y Bobby que es invitado, son como mi familia musical.
Sin quererlo se está dibujando desde hace años un mapa sonoro de voces femeninas que tienen el jazz, en su sentido más abierto, como vaso comunicante: Martirio, Silvia Pérez Cruz, Sole Giménez.
Me gusta mucho lo que hace Martirio porque creo que ella guarda su esencia más flamenca a la hora de cantar, no es una improvisadora de jazz ni lo pretende, está cantando por palos de jazz su flamenco; y esas cosas casan perfectamente porque ella es fiel a lo que disfruta, a su personalidad, y esas mezclas me parece que son auténticas y es de la única que te puedo hablar porque es la única que he escuchado verdaderamente, que me llama mucho la atención. No se trata de hacer collage de cosas que no comprendes muy bien, se trata de plasmar quién tú eres, hacer esa fusión y que combine.
París también está presente en «Jazz one night» y en tu experiencia musical y vital, ¿te sientes tentada para explorar caminos electrónicos como el nu-jazz, el electro swing y similares que empezaron a proponerse desde allí?
Por ahora no me encuentro en esa fase, tampoco tengo ninguna valoración porque no he escuchado; aunque he ido a un par de conciertos de esa música donde me he encontrado que un amigo y guitarrista francés, tenía DJ y me gustó mucho su show; luego un saxofonista español que me pareció un poco extraño pero creo que no tengo base suficiente como para decirte. Por ahora no me llama la atención, porque yo estoy más en el plano acústico. Me llaman mucho y me llenan mucho los instrumentos de madera… No sé, eso es lo que a mí me provoca ahora mismo.
La vibración al natural de la cuerda.
Exacto, por ahora, no te digo mañana que me enamore perdidamente de ese sonido y empiece a hacer investigaciones por ahí. No cierro posibilidades pero me dejo llevar por lo que siento. Ahora me siento acústica.
Carla Bruni saca nuevo disco y en su faceta social está casada con alguien tan conservador como Sarkozy. Lady Gaga, en cambio, visitó a Assange en su refugio en la embajada de Ecuador en Londres, de donde no puede salir mientras se decide su futuro. Por actitud, ¿con cuál de las dos te sientes más cercana?
Pues con Víctor Jara: yo soy más antigua [risas], claro, entonces si puedo estar más en la actitud de Lady Gaga. Supongo que sí, que me siento más cercana a ese tipo de impulso porque es gente que defiende la libertad de expresión. Respeto todas las tendencias, no soy nadie para juzgar la posición de cualquiera pero mi posición es mucho más social.
Diego A. Manrique en unas charlas que mantiene frecuentemente con los lectores de «El País», dijo en algún momento «Que se ha perdido la exigencia de la calidad sonora». Tú conoces todas las labores durante todo el proceso de grabación, te autoproduces. ¿Estás de acuerdo con esta afirmación y por lo tanto es mejor controlar una misma su sonido, cada trabajo?
Es que todo es tan «depende de». Si llegas a encontrar un buen equipo que te sabe dirigir… Pero si tú tienes las ideas clarísimas y sabes, como al hacer la compra, que ahí se compran los tomates, ahí los pimientos, no lo sé, es lo mismo, prefieres ir tú. Yo hago eso con los músicos, con los ingenieros de sonido, mezcladores, masterizadores. Voy escogiendo, voy escuchando, y el sonido que me gusta pues es el que escojo, el que quiero. No sé si todo el mundo hace lo mismo, no sé si deberían, yo debería hacer muchas cosas que aún no me he dado cuenta, sabes, pero estoy deseando aprenderlas. Yo creo que el estar deseando aprender y estar encima de tu carrera, de tu sonido, es fundamental porque entonces la persona que lo escucha va a escucharlo como tú lo quieres transmitir; mientras más encima estés, más tú serás.
¿Qué expectativas tienes con «Jazz one night» en cuanto a estar en grandes escenarios sin descuidar la magia de los pequeños?
Con cada disco pretendo dar un paso más en la dirección que me pide el cuerpo. El disco anterior y este, porque ya lo tenía en mano, me han llevaron en mayo al Blue Note de Nueva York, y no me lo esperaba, fue algo como al echar lotería, y la sigues echando y la sigues echando, y de tantos emails que recibió el programador me contestó, le gustó el disco y me programó. El concierto fue bien y el 4 de enero de 2013 voy otra vez al Blue Note. Entonces, eso han sido regalos que no eran la meta de mi primer disco, yo no pensaba en eso cuando hice mi primer disco. Tampoco pensaba que este pedazo de sello que está al lado de mi nombre y del título [Verve] iban a aparecer algún día en un disco mío, como aparecían al lado de grandes como Ella Fitzgerald o Dizzy Gillespie; yo no pienso en eso cuando hago discos pero las cosas pasan.