DISCOS
«Sirve reivindicar la figura de uno de los compositores e intérpretes más personales que brindaron los últimos ochenta y los primeros noventa valencianos»
Antonio Tarín
Esquirlas de ternura y rabia
HALL OF FAME RECORDS, 2023
Texto: CÉSAR CAMPOY.
Cuidado y minucioso, con libreto repleto de información detallada, se nos presenta este lujoso doble cedé que sirve para hacer justicia y reivindicar la figura de uno de los compositores e intérpretes más personales que brindaron los últimos ochenta y los primeros noventa valencianos. La obra de Antonio Tarín está repleta de vericuetos tan insondables, que no fueron pocos los que no se atrevieron a sumergirse en proyectos tan míticos como los bestiales Amor Sucio de aquel magnífico El tiovivo de la locura (Triquinoise, 1990). De ellos se recupera, sin ir más lejos, en esta recopilación de grabaciones realizadas entre 2016 y 2023, así como algunas pistas antiguas, la tribal y penetrante “Tierra” o una reposada relectura de aquel enérgico “Tus ojos”, de La farsa (Triquinoise, 1991).
También se incluyen, en el cajón de la Rabia, dos temas inéditos de otra de las formaciones de culto (Extrema Cordialidad Homicida) en las que militó un Antonio de oscuras intenciones y apasionados derroteros dibujados por referentes de la época como Bauhaus. Eso explica, tanto el zarpazo elegante de “Desarreglo hormonal”, como la crudeza vampírica de “Jodida dama”.
Y si seguimos echando la vista un poco más atrás, pues nos toparemos, nada más y nada menos, que con La Banda sin Futuro, el anárquico y descacharrante combo en el que Tarín compartió aventuras, durante su temprana estancia en San Sebastián, con Alejo Alberdi, Manuel Moreno y el mismísimo Poch (vamos, el antecedente de Derribos Arias). ¿La prueba? Una afortunada revisión del inolvidable “Nos van a desinfectar”.
Completan esta jugosísima colección, oníricas versiones de clásicos como “Paloma”, “Somos” y “Alfonsina y el mar”; dignísimas muestras de la profundidad artística (musical y textual) de Antonio, como “Psicopatía”, “Zulema”, “Arrullos” o “Cuando caen los cielos”, así como otras piezas valiosas que, sin duda, resultarán familiares a los seguidores de Tarín, como la sofisticada “El cielo duerme en tu piel”, la penetrante “Alquimia del dolor” o aquella “Un beso en el desierto”, que formó parte del tributo a Carlos Desastre, publicado por El Muelle en 2016.
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Anterior crítica de discos: Black bayou, de Robert Finley.