Soleá Morente y Los Evangelistas fueron los teloneros de Bob Dylan en el concierto que ofreció en el Palacio de los Deportes de Granada, el pasado miércoles. Y como señalaba Eduardo Tébar en su crónica para EFE EME: “La actuación de Los Evangelistas, ese híbrido de Los Planetas y Lagartija Nick con la genética de El Ronco del Albaicín resultó irregular. Fallaban elementos básicos. El lugar, el entorno, el sonido. Sobre todo lo último. El grupo granadino se vio obligado a tocar con solo el veinte por cierto de los altavoces operativos y la gama de frecuencias descompensada”. Circustancias estas que no gustaron a la banda granadina, así como tampoco el habitual trato de Dylan a sus teloneros. El batería de Los evangelistas, Eric Jiménez, ha mostrado su disgusto a través de Facebook, y recurre, al final, al humor recordando el título de una canción de Siniestro Total:
“Querido Dylan. Con el prestigio que usted tiene y el gran talento, qué necesidad tenía de no dejar probar sonido a los invitados, desconectar el 80% de los altavoces, descompensar el equipo para que la gama de frecuencias sea horrible, cambiarnos de camerino para que no nos crucemos y mandar en cada canción a gordos gorilas americanos amenazando a nuestros técnicos de manera violenta…
Luego aparecerá algún listo diciendo qué diferencia de sonido entre los guiris y los Granadinos. Esto no es limpio. Vaya con el puto hipoteca, qué enrollado… para eso quieren las estrellas los grupos invitados, para machacarlos y que tenga la gente un punto de referencia y ellos queden como el ejemplo de sonido perfecto… en cuanto a su interpretación me pareció magistral, ya me hubiese gustado escucharlo en las condiciones que mis compañeros y yo tuvimos que tocar. ¿Para eso lleva tanto personal, para que nos partan la boca si intentamos dar un concierto digno en la ciudad donde nos ha visto crecer?
Querido viejo huraño, ‘bailaré sobre tu tumba’”.