Los Secretos: Después de la gran fiesta

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Entrevista: Los Secretos Después de la gran fiestaUna fiesta, eso fue el concierto que Los Secretos ofrecieron en octubre en Las Ventas. Una fiesta en la que celebraron con la compañía de algunos amigos sus treinta años de historia. Una fiesta que ahora podemos disfrutar en una edición que recoge lo acontecido aquella noche en dos CDs y dos DVDs.

Texto: JUANJO ORDÁS.

Pocas bandas míticas del rock español continúan en activo con dignidad y nuevos lanzamientos. Afortunadamente, Los Secretos son una de ellas, no sólo continúan produciendo nuevas obras de alto nivel sino que además se permiten editar Gracias por elegirme (DRO/Warner), un trabajo en directo –grabado en la plaza de toros de Las Ventas, como cierre de su gira del 30 aniversario– que mantiene viva su leyenda aunque, como nos adelantan, están al caer canciones nuevas. A pesar de ser última hora de día de promoción, se muestran activos, generosos y amables. Y vivos, muy vivos.


REMEMORANDO LAS VENTAS

Seguís llenando aforos pero quizá vuestras últimas obras pasan un poco desapercibidas.
Álvaro: Estoy de acuerdo contigo. Son un poco dos problemas que se juntan. Primero la coincidencia con la crisis, no la de ahora, sino en la que se sumergió la industria discográfica hará unos cinco años. Nos vimos afectados por dos problemas, primero por ése, porque una compañía comienza a hacer aguas y no tiene presupuesto para gastarse en los artistas «menos vendedores» y luego nuestra propia historia, que nos pesa y que muchas veces suenan en la radio canciones antiguas de Los Secretos. Vas con tu disco nuevo a esa misma emisora y te dicen: «no vamos a ponerlo, pero vamos a ponerte ‘Déjame’, ‘Quiero beber hasta perder el control’, ‘Buena chica’ y ‘Cada vez que tu me miras’, pero no te voy a poner el nuevo disco».

Sí, es verdad que ha habido una reorientación de las radio formulas hacia éxitos.

Ramón: Sí, al éxito anterior.
Jesús: Claro, una cosa nueva no puede ser un éxito por sí sola.

¿Por qué un disco en directo ahora?
A:
No es más que el reflejo de un evento que era un cumpleaños, una fiesta, un espectáculo muy concreto. Nosotros no nos prodigamos en ese tipo de eventos porque si hemos tenido que hacer algún tipo de festival u homenaje siempre ha sido por una desgracia, por algo más sentido que celebrado. El tiempo nos había robado un poco los festejos y pensamos que 30 años era una carrera suficientemente extensa como para terminar en una cosa como esta. ¿Qué ocurre? Pues que desde hace un par de años venimos llenando todos los aforos donde tocamos, tenemos una regularidad bastante grande de conciertos y vivimos un poco al margen de estos altibajos de los que siempre se ha hablado. Si exageramos la cosa, podemos llevarlo hasta el 80. Realmente hemos llevado una vida muy independiente a La Movida. Cuando estaba generándose en los bares nosotros estábamos currando en carreteras, y cuando La Movida está en su apogeo muere nuestro batería y estamos en dique seco. Cuando La Movida desaparece volvemos a la carga, siempre luchando contracorriente pero dejando un poso. Ahora estamos un poco recogiendo esos frutos que hemos sembrado durante muchos años y no nos queda más remedio que, si hacemos un concierto celebrando 30 años, hacer este repertorio y el evento toma tanta importancia que no nos queda mas remedio que reflejarlo en este CD y DVD. Porque no hacerlo nos habría enfadado, es algo hecho tan dignamente como para que se explote comercialmente.

O sea, que es una fiesta.
A:
Pero realmente cuando hablas de nuestro último disco, iría un poco más lejos. Quiero hacerme portavoz de lo que sentimos todos, que es que siendo conscientes de que somos víctimas de nuestra propia historia, y este es el ejemplo más claro, nuestros discos nuevos son los que hacemos en estudio con canciones nuevas y estamos empezando a preparar nuestro nuevo trabajo que saldrá en 2009.

Ahora todos podemos revivir aquella noche de concierto, pero, ¿qué recuerdos tenéis vosotros?
A: Yo me siento culpable porque fui el que elegí el sitio. Le dije al manager que si había que hacer un gran aforo prefería Las Ventas, aunque fuera en octubre, a hacer un Palacio de los Deportes porque creo que tiene mas encanto y era una deuda que teníamos con la historia de Los Secretos. Yo había tocado en varias ocasiones, o bien en festivales o con Joaquín Sabina, como invitado de otros artistas. Sabía lo que se sentía al estar en ese escenario porque parece muy grande pero también tienes la sensación de estar muy recogido, porque está muy alto, y nos apetecía hacer ese sitio. Luchamos por hacerlo y al final salió dos veces la cosa, porque pensábamos vender 8.000 entradas, que es nuestro techo, y no habíamos publicitado el concierto más que por internet y ya se habían vendido. La sorpresa fue que después vendiéramos 10.000 más, cuando ya estaban agotadas las buenas, las numeradas, sin apenas haber guardado entradas para nosotros y se convierte en un evento que se nos escapa de las manos y que disfrutamos multiplicado por diez. Tengo el mejor de los recuerdos que se pueden tener. Lo único que siento es que mi hermano Enrique fisicamente no estuviera porque a él le habría encantado el concierto, desde el enfoque a porque eran sus temas en un 60% y porque la gente le tiene muy presente. Y creo que todo queda recogido en el DVD y que es un buen momento para decir: bueno, hasta aquí era esto, pero ahora seguimos, vamos a dejar un poco los recopilatorios ya. Cierto es que hemos pagado la deuda histórica de nuestro pasado, que nos pesa, y que cuando vayamos a tocar pasado a mañana a Éibar tendremos que hacer canciones aunque no nos apetezcan, pero que luego las tocas y te apetece muchísimo.
J: Y un directo como tal, hace 20 años que hicimos el último, porque entremedias estaba Con cierto sentido, pero era un experimento con las cuerdas y tal.
R: Pero la pregunta es qué sentíamos [risas].
J: Muchos nervios, mucho acojone.
R: Demasiadas cosas a la vez.
J: En el documental, el momento cumbre es cuando se abren las cortinillas y estamos entrando en el escenario. Y a partir de ahí, la primera canción particularmente la saboreé con mucho gusto.
A: [Dirigiéndose a Jesús] De las demás no te acuerdas… [risas].
J: Una semana antes el manager fue al local a decirnos que estaba todo vendido y le dijimos: «cállate que nos estamos poniendo nerviosos».

Me gustan mucho las fotos del libreto, ¿de quién son?
A:
Son de Marta Pich, una chica que nos ha seguido estos últimos años.
R: Además, son fotos de directo de verdad. La foto en la que salís con Miguel Ríos, en la que no salgo yo, es fantástica.
A: Precisamente por eso, porque no sales tú…
R: Cabrón… [risas].
A: Marta hace muy buenas fotos…

Habladme de los invitados, ¿faltó alguien?
A: Sí, pero no por gusto o por disgusto, sino porque las cosas tienen fechas, algunos están fuera de España. Se habló de muchos nombres, estábamos convencidos de que iba a estar Antonio Vega, que íbamos a hacer una cosa muy bonita con él, pero luego nos dijo que tenía una gala.
R: Jackson Browne.
A: Se habló con Jackson Browne, que ya grabó con nosotros en Solo para escuchar, pero estaba de gira. Se intentó con Tom Petty y con Roguer McGuinn.

No me digas. Llega a aparecer Tom Petty y habría sido un puntazo.
A:
Ya. Pensamos que mucha de la gente que nos sigue a nosotros no le conoce pero para mí hubiera sido un puntazo.

Un regalo para vosotros.
R:
El problema es que Tom Petty tampoco nos conoce a nosotros.
A: La cuestión está en que si eres Tom Petty, estás en tu país y te dicen que un grupo madrileño, en España, donde nunca has tocado por cierto, tiene todo vendido, son 18.000 personas… ¿Te apetece, si te pagan los gastos? Pero estaban todos liados. También se pensó en Jewel, Paul Carrack también se tanteó, Nick Lowe…

Bueno, los que fueron no son pocos.
A:
Queríamos a alguien extranjero, pero los que están están desde el principio, se comprometieron y, guay, son cojonudos.

Si tuvierais que quedaros con la actuación de uno solo de los invitado, ¿cuál sería?
R:
Eso queda feo por los otros.
A: Queda feo por los otros. Te lo digo de verdad, no me importa criticar cuando algo no queda bien, pero me sorprendí de lo bien que quedaron las canciones con los invitados, porque muchas veces hay una parte que la cedes para la interpretación del invitado y para que la haga propia, pero fue al revés, fueron ellos los que sumaron a nuestra forma de hacer.
J: En «Quiero beber hasta perder el control» yo tenía mis dudas sobre si funcionaría hacer la mitad como la hacemos nosotros y la otra mitad como la hizo Fito. Luego con la reacción de la gente dije “guau”.

Vuestras canciones tienen vocación tan popular que las puedes hacer de diferentes formas y funcionan.
A:
Las buenas canciones, como las que hacía mi hermano Enrique, las puedes cantar reggae, heavy… puedes hacer versiones de todo tipo y se adaptan bien.

¿Ha habido algún recording en la grabación?
A:
Ha habido alguna corrección pero no recording, te explico: Por ejemplo, levanto la mano en un momento dado, porque estaba tocando la guitarra y no me oía muy bien. En ese momento en el que no estoy tocando, avisas, coges con pro-tools esa parte en la que no toqué y la pegas. Ese tipo de cosas sí se hacen. Se acicalan un poco las cosas, pero, por ejemplo, en cuanto a voces apenas se ha repetido algún corito que le hice a Sabina y desafiné. Yo no salgo en escena, sale Joaquín, y se hace para no afearlo. Pero lo mínimo. Hemos tenido muy poquito tiempo. Fíjate en la fecha que estamos y ya está editado el disco. Son treinta canciones para mezclar y si te pones a repetir cosas…

REINICIANDO EL PASADO RECIENTE

Cuando editasteis A tu lado,  el disco tributo tras la muerte de Enrique, veis en el tour que las canciones funcionan con Álvaro a las voces y os decidís a finalizar la gira y a meteros a grabar Solo para escuchar. ¿Cómo te adaptas a las voces?
A:
Es duro. Al principio con mucho respeto, mucho acojone y mucho miedo. Con muchas ganas de aprender, porque también he aprendido a desenvolverme en esos términos. Como guitarrista he tenido que sacrificar un poco la guitarra en pos de la voz pero ahora estoy consiguiendo retomar la guitarra sin perjudicar la voz.

Un equilibrio.
A:
Un equilibrio, sí. Y que es jodido. La historia fue un poco más complicada de lo que has contado. Nosotros terminamos la gira A tu lado y automáticamente el grupo estaba igual que antes de comenzarla. No existía. El grupo se unió para hacer ese disco y la gira no se hizo para publicitarlo, sino para que la recaudación de esa gira y del disco fuera para mi sobrina, la hija de Enrique.

Eso quedó bastante claro.
A:
Eso quedó claro. Lo que pasó es que nos picó el gusanillo. En esa época empezaba internet y tengo un dossier grande de gente que había enviado mails a Hook Management [antigua oficina de management de la banda] pidiendo que continuáramos. Se te saltaban las lágrimas. Entonces le dijimos al manager: “vamos a hacer una puerta trasera, para que el público que venga no sea casual, sino que pague la entrada y así sepamos si funciona o no funciona”. Empezamos en Valladolid.

¿Y qué tal funciono ese concierto?.
A:
Pues muy bien. Porque estaba lleno y la gente se quedó encantada. ¿Qué más podíamos pedir? Y desde ese concierto hasta la grabación de Solo para escuchar pasaron 70 conciertos. Fuimos de salas pequeñas a salas más grandes y más grandes, hasta Pamplona y llenar el Azkena.

A día de hoy, ¿cómo valoráis en perspectiva Solo para escuchar y Una y mil veces?
A:
A mí me encanta esos dos discos. A lo mejor por lejanía le tengo mucho cariño a Solo para escuchar porque pasó desapercibido y me parece un magnifico disco, sobre todo una magnifica continuación sin alguien como Enrique Urquijo, que estamos hablando de uno de los mejores compositores de la música popular reciente. Nosotros hemos seguido con lo que podemos, con nuestras armas y con lo que hay, no hemos intentado engañar a nadie, ni emular, ni copiarnos ni autoreciclarnos.

Y el tiempo os ha dado la razón.
A:
Sí, lo que pasa es que en este momento somos víctimas de nuestro propio pasado, que se agolpa sobre nosotros, y muy orgullosos de ello.

Sin embargo, en vuestro penúltimo lanzamiento recopilatorio la mitad está dedicada practicamente a vuestra última etapa.
A:
Claro, se trata un poco de equilibrar la balanza, de los dos anteriores recopilatorios que se hicieron y para compensar un poco la historia. Cierto es que mi hermano Enrique era el líder y el gran genio en cuanto a la capacidad que tenía, pero todo el trabajo nuestro detrás necesitaba una recompensa. Es una especie de selección de temas en los que colaboramos todos, o que significan más como grupo.

Entre Solo para escuchar y Una y mil veces editasteis Con cierto sentido, que tengo que confesar que es un concierto que no me gusta, parecía que las canciones no encajaban con la orquestación. Habría preferido un acústico.
A:
Nos planteamos esa idea, lo que pasa es que nosotros hacíamos acústicos cuando aún no se había inventado el Unplugged de la MTV, entonces mi hermano Enrique decía: «pues ahora que está tan de moda, no quiero hacerlo».
R: Porque parecía que se apuntaba a la moda.
A: Y esto se enfocó un poco a nivel de darle una vuelta a las canciones, de ver cómo funcionaban con otro tempo, con un fundamento acústico y con un arreglo de cuerda. Y yo creo que funciona, lo que ocurre es que es un disco que se puede permitir un grupo que tiene cierto tipo de repertorio, muy largo y con una carrera muy extensa. De hecho Serrat tiene un disco con la filarmónica en el que está fuera de tiempo todo el mundo y nadie le va a recriminar eso. Para gustos están los colores.
R: De todas maneras era una sección pequeña de cuerda.
J: La cuerda era un poco como una prolongación de los teclados.

Finalizando, ¿qué podemos esperar de Los Secretos en el futuro?
A:
Pues te lo he dicho antes, mi opinión es trabajar en canciones nuevas y sacar un disco nuevo y muy bueno en los próximos diez meses.

¿Y por dónde va a ir ese disco?
A:
Pues canciones, lo mejor posible cantadas, lo mejor posible compuestas y las mejores letras posibles.

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