«A Enrique (Bunbury) le cuento mis inquietudes, las cosas que quiero hacer y los caminos que quiero tomar. Es un gran consejero»
A propósito de su nuevo trabajo, Carretera fantasma, con colaboraciones como las de Enrique Bunbury, Barbi Recanati o Sarria, Carlos H. Vázquez aborda a la artista zaragozana en su visita a Madrid.
Texto: CARLOS H. VÁZQUEZ.
Fotos: JOSE GIRL.
La ciudad ha encendido las luces púrpuras de la tarde; Madrid se derrite hacia el sur, cuesta abajo, camino a La Latina, con los tejados arañando el cielo de esta postal pre-navideña de diciembre. Erin Memento, cuyo nombre real es Erin Ortega, acaba de aterrizar desde Los Ángeles. Se quedará en España hasta que pasen las fiestas (el jet lag le durará algo menos) y trae un nuevo epé como «souvenir»: Carretera fantasma (autoeditado, 2024). Los cinco cortes que componen este trabajo son una evolución de lo ya escuchado; una puerta hacia el futuro… que casi está aquí.
El sencillo “Matarán” fue previo al disco La noche no es para todos (2019), al que le siguieron los cortes “No te olvides de mí” y “No! No! No! No!”, incluido en el epé Incendio en el jardín (2021), menos oscuro y más «natural», terreno por el que van “Medalla de oro a la mejor canción de amor” y “Quédate con mi nombre” en Carretera fantasma.
Cuando Erin reflexiona sobre el título de una de sus canciones, “Cuatro impulsos más”, es clara: «El cuarto impulso al final no representa nada concreto, tan solo es que parece que a la tercera va la vencida. Y que a veces creemos que tras ese tercer empujón tenemos que tirar para atrás, pero siempre se puede un poquito más. Siempre puedes forzar un poco más la máquina, siempre que se pueda, obviamente». Estas palabras encapsulan su filosofía, una que se basa en persistir a pesar de los obstáculos con los que pueda tropezar en esta travesía.
La impulsividad, continuando con la canción mencionada, ha sido tanto su aliada como su motor principal. Reservó tres días de estudio en México —con René de Dharmacide— sin tener canciones compuestas. Tenía tres meses para escribir el máximo número de temas posibles porque sabía que el objetivo del año era sacar un nuevo epé. Este enfoque, que un tanto arriesgado, se sustenta en su convicción de que los plazos autoimpuestos pueden ser una herramienta creativa poderosa. «No hay mejor manera. Ponte un deadline», enfatiza.
Canciones elegidas
La primera chispa del epé Carretera fantasma surgió con “Tan feliz como aquí”, una canción que Erin describe como el punto de partida para el resto del trabajo: «Estaba en un momento muy tedioso y rutinario de sentarme todos los días a componer. Salga lo que salga, siempre intento terminar las canciones aunque no me gusten. Pero cuando compuse “Tan feliz como aquí,” supe que era el inicio de las siguientes. Fue como desbloquear algo».
«Este trabajo es muy autobiográfico. Narra unas cosas muy bonitas que me han pasado este año, momentos de tener que tirar de mí misma»
El epé cuenta con colaboraciones destacadas, como las de Nacho Sarria en “Tan feliz como aquí”, Enrique Bunbury (“El futuro casi está aquí”) y Barbi Recanati (“Medalla de oro a la mejor canción de amor”). Sobre esta última, Erin explica cómo surgió la idea: «Cuando compuse “Medalla de oro a la mejor canción de amor”, pensé en Barbi de inmediato. Soy gran seguidora de ella, y desde el momento en que terminé la canción, sentí que casi no era mía, sino de Barbi». La colaboración se concretó de manera sorprendentemente fluida; Erin le propuso la canción y al segundo de escucharla le dijo que sí. Dos días después ya tenía su voz grabada.
“El futuro casi está aquí”, en cambio, está concebida en un imaginario californiano. Ramón Gacías (productor) y Erin iban canción a canción y proponían teclados. Ella mandó un paquete para este tema con quince teclados, quince ideas. Ramón tenía las suyas, como Enrique, quien de repente mandó un paquete con guitarras que luego fueron incluidas en la canción. «En el momento en el que yo tengo las canciones mezcladas como para ya poder enseñarlas, se las mostré a Enrique. Le cuento mis inquietudes y las cosas que quiero hacer, los caminos que quiero tomar y lo que se me va ocurriendo. Es un gran consejero. Me dijo que estaban muy bien todas las colaboraciones que tenía en mente: “Fantástico todo lo que tienes, pero esta canción es mía”. Fue así de sencillo y así de natural», alude Memento a “El futuro casi está aquí”. La compuso del tirón, de manera impulsiva con una guitarra «maravillosa» en el jardín. Cree que es lo más especial que ha compuesto hasta la fecha. «Es lo que siento ahora mismo. Que Enrique la señalase reafirmó todo lo que yo había sentido cuando la había compuesto».
Cantera madre
Ella es consciente de las ventajas y desventajas de ser una artista independiente. Aunque le gusta tener control sobre su obra, reconoce la importancia de delegar: «Quiero tener control, pero delegar es algo vital y sano para no volverse loca. Ahora no delego tanto porque no tengo los medios, pero cuando tienes un sello detrás, delegar se convierte en algo natural. Aun así, me gusta poder tomar decisiones, decir “esto lo quiero así o no lo veo”, porque las oportunidades no caen del cielo». Esta independencia también le ha permitido evolucionar de manera orgánica en una industria que, según admite, todavía está explorando: «Soy un proyecto tan independiente que ahora por primera vez siento que me estoy incorporando a lo que sucede en la superficie de la realidad musical». Hasta este momento, su experiencia había sido más local, centrada en conciertos en Zaragoza y pequeños pasos en Madrid, picando piedra.
«Soy un proyecto tan independiente que ahora por primera vez siento que me estoy incorporando a lo que sucede en la superficie de la realidad musical»
En cuanto a las influencias que alimentaron Carretera fantasma, Erin menciona su inclinación hacia sonidos de americana y folk contemporáneo: «He escuchado muchísimo, como digo, a Wilco, a Big Thief y a Adrianne Lenker. Aunque las canciones del epé no siempre reflejan estas influencias de manera directa, sí hay algo de esa sencillez compleja en su producción». También menciona el papel del ingeniero Alex Patri, quien no solo ayudó a grabar el epé en México, sino que se convirtió en una figura clave para llevar las canciones al escenario. Describe la experiencia de trabajar con músicos que apenas conocía (Patri, El Carlón…) para los directos en México como un proceso enriquecedor: «Tocar con gente nueva pero que se ha vuelto cercana en tan poco tiempo me impulsa a querer más. Adoro el escenario, es algo que me llena profundamente».
En Carretera fantasma, su autora asegura haber plasmado una gran parte de su historia personal: «Este trabajo es muy autobiográfico. Narra unas cosas muy bonitas que me han pasado este año, momentos de tener que tirar de mí misma. Hay muy poco que no me haya sucedido, puedo señalar cada cosa con fecha». Sin embargo, no duda en matizar que no toda verdad tiene que ser literal: «No paro de mentir en mis canciones, pero la verdad no tiene por qué ser un relato autobiográfico». Esa autenticidad, aunque estilizada, es lo que define el peso emocional de su música. «Las canciones que más me hablan tienen muchísimo sentimiento y muchísima verdad. Escuchas y dices, esta canción me está contando algo, algo que ha pasado. Eso es lo que busco en una canción, que me narre algo con peso y autenticidad».
Con esta nueva entrega, no solo ha dado la artista zaragozana un paso importante en su carrera, sino que también ha reafirmado su compromiso con la música como profesión: «Siempre he amado mucho escribir canciones y estar en un escenario. Desde mi primera banda a los diecisiete años, siempre quise dedicarme a esto». Cada impulso, más de cuatro, y cada piedra forman parte de un camino (fantasma) que se pierde en el infinito. Como cantaban Emmylou Harris, Linda Ronstadt y Dolly Parton en “Lover’s return”, «God never gives us back our youth».