«Poco se habla de que Urquijo fue un pionero en traer hacia nuestro país los sonidos del hoy tan de moda country-rock, de sus aproximaciones hacia el cancionero latinoamericano, de su gusto –él, considerado excelso compositor– por la interpretación de temas ajenos»
Recordamos a Enrique Urquijo, en el décimo aniversario de su muerte, con este texto que no pretende ser más que un breve homenaje al que fue uno de los músicos esenciales del pop español.
Texto: JUAN PUCHADES.
Alrededor de las nueve de la noche suena el teléfono, es Diego A. Manrique. Le han avisado de que durante un escaneado periodístico de la frecuencia de la policía se ha filtrado un nombre que ha alertado al escucha de turno: ha aparecido en un portal el cadáver de alguien llamado Enrique Urquijo. Sí, igual que el líder de Los Secretos…
En EFE EME estamos a punto de entrar en imprenta con el número de diciembre. Llamo de urgencia a Fernando Íñiguez, quien conoce bien la obra de Enrique, para que redacte unas notas apresuradas, no podemos hacer mucho más. Es lo que tiene el formato mensual. A la mañana siguiente telefonean de DRO, habían contratado un espacio publicitario anunciando un recopilatorio de Los Secretos que, ironías del destino, se publicaba un par de días después y desean cambiar el anuncio: no quieren que nadie piense que pretenden comerciar con la muerte de Enrique. De forma apresurada damos el cambiazo a los fotolitos publicitarios. Me parece un gesto que les honra. Por nuestra parte, tiramos adelante con el número de diciembre y decidimos que la portada de enero se la daremos a Enrique Urquijo, se la merece. Fernando se encargará de redactar el texto principal.
Así vivimos hace diez años la muerte de Enrique Urquijo. O por lo menos así lo recuerdo. Aunque los recuerdos son traicioneros. Desde entonces se han analizado las circunstancias que rodearon a su fallecimiento con tan solo 39 años, se editó un disco de homenaje con sus socios de Los Secretos poniendo música al lado de compañeros de profesión; éstos han seguido adelante, con su hermano Álvaro al frente; Miguel Ángel Bargueño publicó una imprescindible biografía; y el recuerdo de Enrique ha crecido como uno de los principales héroes caídos de los años dorados y salvajes de La Movida… Lo curioso es que Los Secretos no fueron parte de ésta, más bien de la Nueva Ola, movimiento anterior, de corta existencia y que los principales protagonistas de La Movida repudiaban. Tampoco se sabe si Enrique hubiera continuado al frente de Los Secretos, contento como parecía en ese lugar de perfil bajo que él mismo se buscó liderando su proyecto personal, Enrique Urquijo y Los Problemas.
Como siempre, y más allá de los tropiezos periodísticos y los inevitables lugares comunes, poco se habla de que Urquijo fue un pionero en traer hacia nuestro país los sonidos del hoy tan de moda country rock (incrustado en el cajón de la «americana»), de sus aproximaciones hacia el cancionero latinoamericano, de su gusto –él, considerado excelso compositor– por la interpretación de temas ajenos. Como tampoco se habla de que Enrique, analizando la obra que nos dejó, se descubre como un hombre de grupo, cuyos discos al frente de Los Secretos se mantienen –como sucedía con los de Nacha Pop y las canciones de Antonio Vega y Nacho García Vega– gracias a la tensión de fuerzas entre sus temas y los de su hermano Álvaro o los de los primeros baterías en el principio de su carrera. No fue un compositor prolífico, sí sensible y emocionante –por momentos genial–, un tipo que sabía cómo capturar tristezas y flaquezas personales para expulsarlas en forma de canción y que el oyente las sintiera en primera persona. Un escritor de canciones que pellizcaban, un equilibrista de la palabra y un mago de la metáfora.
Quedan, al final, diez años después, un hermoso ramillete de sublimes canciones, algunos discos maravillosos y algunos otros irregulares. A fin de cuentas, lo que se espera de la obra de alguien que vivió la música de verdad, a su aire y a su manera.
