Enrique Heredia «Negri»: El hombre que se enamoró de la noche y de la luna

Autor:

«El flamenco, el bolero, el jazz, el soul, la música cubana, son realmente una misma música. El sentimiento, el corazón, las fatigas de las que hablan, son las mismas. Están hechas por personas de la calle. Tienen el perfume de la calle»

 

El exintegrante de La Barbería del Sur, está presentando en directo «Mano a mano», su más reciente disco, en el que interpreta temas escritos por Armando Manzanero. Lo entrevista Carmen Salmerón.

 

 

Texto: CARMEN SALMERÓN.
 

 

Es bisagra. En Enrique Heredia, el Negri, se aúnan el flamenco jondo, los cantes de ida y vuelta, el jazz, el soul y el bolero. Tiene en su voz grande la aliada que lo teletransporta desde territorios dramáticos, delirantes, al oído iconoclasta del público. Es cuando sube la empatía desde la boca del estómago. Se derraman los melismas dulces y amargos de su boca. Van a tu oído, aunque lo que realmente buscan es tu corazón. Ese es el momento emoción. La seducción ha hecho su trabajo. La seducción continúa en directo: esta semana se presentó en el Festival de Jazz de Madrid.

¿Qué tiene el bolero que tan inexorablemente atrae al flamenco?
Pienso que el flamenco, el bolero, el jazz, el soul, la música cubana, son realmente una misma música. Me refiero a que el sentimiento, el corazón, las fatigas de las que hablan, son las mismas. Están hechas por personas de la calle. Tienen el perfume de la calle. Por eso, el flamenco, la música mestiza no entiende de fronteras. Lo único que las distingue es su expresión escrita, la expresión de la palabra según cada cultura. Eso es lo único que cambia. El sentimiento es el mismo.

Entre flamenco, pop y boleros anda el juego.
Cantar boleros no es una cosa que de repente se me ocurriera para grabar un disco. Canto boleros desde que era niño. Incluso con La Barbería del Sur grabé alguno y en muchos directos solía hacer alguno que otro. Uno es de donde se forma, y en mi casa se ha escuchado de siempre mucho bolero, no solo flamenco. Forman parte de la banda sonora de mi biografía.

Tu voz ayuda al bolero.
Quizá tenga una tesitura de voz, una forma de cantar que hace que el bolero y yo nos sintamos a gusto. Armando Manzanero me lo ha dicho siempre. Y él es el Dios del bolero. Cuando coincidimos en el homenaje a él, a Manzanero, en el estudio, doónde yo tenía que grabar una versión de ‘Contigo aprendí’, hubo una química muy fuerte. Me dijo: “Negri, me ha encantado tu versión del ‘Contigo aprendí’. Me gustaría seguir manteniendo el contacto contigo. Quiero escribir para ti”. Yo pensé que era un halago. Pero al poco tiempo empecé a ir recibiendo sus canciones. Aluciné. Si una leyenda de la música en este género te escribe ocho o nueve canciones para ti, pensando en cómo eres, cómo sientes, cómo cantas, uno tiene casi la obligación, además del honor, de grabarlas.

Me estoy acordando de la versión que hiciste en francés de ‘La bohème’, en aquella exquisitez que fue “Homenage à la chanson française”. Tenía un punto bien curioso de bolero.
Sí, así es. Por lo que cuenta la letra de ‘La bohème’ yo le vi ese punto de bolero, y así la trabajé.

Cuando estás encima de un escenario interpretando un bolero, ¿qué percibes por parte del público?
Mi público es heterogéneo. Heterogéneo, receptivo y le gusta disfrutar. Entonces comulgamos ellos y yo [risas]. Los últimos cuatro o cinco años he actuado mucho en Sudamérica y Centroamérica, especialmente en México. En México incluso he cantando con Armando Manzanero. El público latino es alucinante. Es una experiencia tremenda que el público te reciba con ese calor y ese cariño que allí tienen. Da mucha fuerza.

¿Por eso cierras tu último disco, “Mano a mano” con un directo en México?
Claro, es mi pequeño homenaje al público. Ese concierto fue espectacular, así que había que rescatar una pieza para este disco sin ninguna duda, y compartir aquello tan mágico. En Méjxico gusta mucho el flamenco, ¡y la gente controla! Llevan casi un siglo recibiendo flamencos y espectáculos flamencos. Caracol, Lola Flores estuvieron años yendo. Morente, Manzanita, Paco de Lucía… en México saben mucho de flamenco, y si encima tú cantas sus canciones con un punto flamenco, se vuelven locos.

«Estaba enamorado de la noche y de la luna y la luna de mí. Es cuando más receptivo estaba a la creación. Pero es durante el día cuando la inspiración se pule»

 

¿Cómo te llevas con internet?
Bueno, por un lado internet a los músicos nos ha hecho un poco de daño. La piratería nos ha jodido. Pero realmente, a pesar de esa rabieta, nos ha abierto las puertas al mundo entero: tú puedes grabar una canción, colgarla al momento en la red de internet, y se puede escuchar en cualquier punto del globo casi a la velocidad del pensamiento. Esto es muy fuerte. Esta especie de magia internáutica ha hecho que todos nos enteremos de todo lo que está pasando en el mundo entero. Internet ha abierto una ventana al infinito.

Uf, que buena frase, Negri. No sé si las discográficas también lo ven así…
Estamos viviendo una transición, una mutación de la industria. Esta no es la primera vez. Ha habido varias. Quizá esta que nos ha tocado sea la más decisiva. Todavía no nos hemos adaptado ninguno a la nueva situación. Las discográficas no saben qué hacer. Los músicos tampoco sabemos bien lo que tenemos que hacer. Pero la música tiene que seguir. Los músicos vamos a seguir creando, componiendo. Es inevitable. El mundo necesita música. Yo apruebo internet al cien por cien, pero hay que controlar la piratería. La música da de comer a mucha gente, no solo al músico o al compositor, también están los letristas, técnicos de sonido, productores, diseñadores, promocioneros, etc. Esto es una industria. Una industria de la que vive mucha gente y gente muy diferente. Por otro lado, además del tema de internet, está la crisis. La crisis toca al mundo entero. A la música y a su industria también. ¡Y a pesar de eso estamos en un momento musical muy interesante! Es la continuación de una etapa muy fecunda de la que yo tengo la suerte de venir. Es la continuación de una generación que ha sido uno de los últimos referentes, de los últimos movimientos importantes que ha habido en España, incluso en el mundo, hablo de Los Jóvenes Flamencos. De ahí salimos un ramillete de músicos que tuvimos mucho que decir. Desgraciadamente no se ha vuelto a producir otro movimiento como aquel. Fue decisivo. Hay mucha gente nueva que está viviendo de aquel sonido, de aquella puerta que abrimos nosotros. Y yo me siento muy orgulloso de haber pertenecido a aquella generación. Pero son ciclos. Antes o después volverá a repetirse, a aparecer otro movimiento artístico.

Cuando echas la vista atrás, ¿sientes nostalgia?
Estoy orgullo de donde vengo, del trabajo que he hecho. Estoy satisfecho. No se trata de nostalgia, es que tuve la suerte de vivir un tiempo de la historia muy importante. Pero es que ahora tenemos otro momento histórico importantísimo con todas estas tecnologías virtuales de las que estamos hablando. Nosotros lo tuvimos mucho más difícil que los artistas de ahora. Ahora hay muchos más canales para escuchar la música flamenca, por ejemplo. Las discográficas graban mucho flamenco. Los medios hablan mucho de flamenco. Pero cuando nosotros estábamos empezando, ibas a Sony, ibas a Warner, y no te hacían ni caso, salvo Mario Pacheco, en su discográfica, Nuevos Medios. A Mario le debemos mucho. Pero no había circuito. Poco a poco se fue creando y ahora hay emisoras que son solo de flamenco, ya no digo programas. Hay portales en internet que son solo de flamenco. Ya hay circuito. Antes estábamos en tierra de nadie. En los grandes festivales no se llamaba a los flamencos. Tampoco estábamos en los de jazz. Ahora, afortunadamente sí, ya ves, yo estoy dentro del Festival de Jazz de Madrid.

Mario Pacheco y su discográfica, Nuevos Medios, fueron decisivos en esa configuración nueva del flamenco. Con él grabasteis Ketama y La Barbería del Sur. Grupos rivales, de textura parecida. De hecho Antonio Carmona y tú erais las voces  adolescentes en las que después se han mirado tantos artistas de ahora.
Algunos medios se empeñaban en que teníamos que llevarnos mal Antonio y yo, pero eso no ha sido nunca así. Nos hemos criado juntos, casi todos somos familia, de hecho, Antonio Carmona es el padrino de mi niño. Siempre hemos tenido muy buena relación y somos íntimos amigos. Ketama y La Barbería han estado muy entrelazados. Josemi Carmona estuvo en La Barbería y en Ketama y no pasaba nada.

Cierto, Josemi estaba en los dos sitios, pero… ¿no pasaba nada?
No, siempre hemos tenido muy buen rollo. Lo que pasa es que a veces coincidíamos en directos en sitios diferentes y no podía ser, había que tomar una decisión, así que se fue con sus primos que por ser sus padres hermanos, era mucho más fácil ensayar y tocar.

¿Volverá algún día a reunirse La Barbería?
Realmente tiene que suceder. Dejamos La Barbería por la puerta grande, cuando estábamos en el mejor momento, pero decidimos que fuera así. La Barbería es uno de esos proyectos que están abiertos. En algunas ocasiones nos hemos juntado. Y en este disco de boleros, “Mano a mMano”, estamos casi todos: David Amaya, Paquete, y Josemi y yo.

Sí, hay grandes artistas: unos grandes y conocidos (Estrella Morente, Miguel Poveda…), otros grandes y desconocidos, como Jerry González.
Jerry es un monstruo. He trabajado con él en varias ocasiones y lo quiero «pa» mí [risas]. Está enfadado con el mundo. Y no le falta razón, lo puedo llegar a entender. Es un musicazo, con una trayectoria impresionante. Es una figura mítica del latin jazz, pero desgraciadamente, no está reconocido como debería ser. El arte te puede devorar. Veo artistas como Djavan, Sting, Miles Davis, que si hubieran nacido en España, igual hubieran tenido que tocar en el metro. Son músicos brillantes y se les ha reconocido. Pero eso no pasa con todos. Es lo que le pasa a Jerry. Empezó con Miles Davis. Ha estado con los más grandes, él es un grande, con una manera de tocar única. Es un pecado, lo mismo que sería un pecado no conocer a Miles Davis o Duke Ellington.

Eso es lo que tiene la cultura… cuando no está.
Efectivamente, tendría que ser obligatorio que los niños aprendieran en el colegio nuestra cultura musical española, la cultura flamenca. Es la única manera de abrir al mundo las puertas de nuestra cultura. España no sabe venderse. Creo que educando desde el colegio sería una buena manera.

Te has hecho un hombre. Un hombre que se viste por los pies.
[Risas] Uno va encontrando su sitio. Cuando tienes veinte años sales al escenario como te pille. Pero conforme vas cumpliendo años, te concentras más. No he hecho otra cosa en mi vida que vivir la música con intensidad. Yo estaba enamorado de la noche y de la luna y la luna de mí. Es cuando más receptivo estaba a la creación. Pero es durante el día cuando la inspiración se pule. ¡Y se me quedan pequeños! Así que hay que cuidarse, pues tengo cantidad de proyectos y tengo que pensar en tener a la salud como aliada, para poder ir cumpliéndolos. Ya casi no fumo, tampoco bebo, cuido mucho mi alimentación, comemos verdurita y frutita todos los días y hago deporte varios días a la semana. Ya no somos tan jóvenes aunque sí flamencos [risas].

Artículos relacionados