«Es muy difícil quedarse con un solo concierto de los vividos. Pero hay cierta unanimidad en que la Flamingos limited tour fue de las mejores giras»
Tras la desconcertante noticia con la que Bunbury anunciaba ayer la cancelación de su gira de despedida de los escenarios, Carlos H. Vázquez se embarca en un recorrido por los álbumes y los conciertos más emblemáticos de la leyenda zaragozana. Momentos únicos que ya habitan en el recuerdo, al tiempo que se abre otra etapa en nuestra historia musical.
Texto: CARLOS H. VÁZQUEZ.
Hubo un tiempo —previo a Instagram e incluso a Facebook— en el que los fans, muy fans, hacían amistades en la cola de un concierto. Unos, con la guitarra y la cerveza; otros, con las camisetas y las anécdotas personales. En esas filas se esfumaba el tiempo, daba igual estar delante del pabellón o de la plaza de toros seis o cinco horas antes, si no más; el concierto empezaba desde que uno cogía sitio.
A un show de Bunbury se iba como el peregrino a hacer el camino de Santiago, pelearse por las primeras filas era la expedición a Avalon en busca del santo grial. Los padres no entendían que la hija se pasara la tarde sufriendo calor o frío, según el día, cuando el espectáculo echaba a rodar mucho más tarde. Pero es que era «otra movida». Por ejemplo, asistir desde fuera del recinto al soundcheck y escuchar, que no oír, un bombo en prueba o las escalas de “Apuesta por el rock and roll”, que Libi [David García Pascual] tocaba con la guitarra acústica de Bunbury.
En aquellas previas siempre estaba la historia de la pareja de novios que perteneció a ese reducido grupo tan selecto, como privilegiado, de fans que fueron invitados por Enrique a pasar a una prueba de sonido en Alicante, Dos Hermanas, Badajoz, Gijón o Elche. La leyenda se daba en distinto lugar según quién la contara, así como la época: Radical sonora (Chrysalis, 1997), Pequeño (Chrysalis, 1999), Flamingos (EMI/Hispavox, 2002)…
De boca en boca
Corrían de mano en mano los bootlegs, se escucharan bien o (muy) mal. Lo que importaba era la rareza del documento: tema o versión inédita, invitados especiales, lugar… Abundaban sobre todo los que pertenecían a la gira de Radical sonora.
Repasando la discografía oficial en directo de Bunbury, habría que comenzar por Pequeño cabaret ambulante (Chrysalis, 2000), registrado en el Hard Rock Café de México D.F., en abril del año 2000. El repertorio estaba compuesto por canciones de Radical sonora (“Big Bang”, “Salomé”, “Alicia (Expulsada a Isla Mujeres)”, “Contracorriente”), Pequeño (“Infinito”, “De mayor”, “El extranjero”, “Solo si me perdonas”, “Dudar, ¿quizás?”, “El viento a favor” y “Demasiado tarde”), y tres versiones (“Apuesta por el rock and roll”, “El jinete” y “Confesión”). De aquellos temas, solo dos han sobrevivido hasta el último concierto de Bunbury, en el Coca-Cola Roxy de Atlanta, el 10 de mayo de 2022: “El extranjero” e “Infinito”.
«En 2007, Bunbury anunciaba la gira de reunión de Héroes del Silencio. El milagro se había realizado»
De Radical sonora no ha quedado nada en su repertorio. La extinción se consumó en el MTV unplugged. El libro de las mutaciones (Warner, 2015) con “Planeta sur” junto a Vetusta Morla, y en la venue del 22 de octubre de 2018, en el Auditorio Nacional de la capital mexicana, con “Alicia (Expulsada al país de las maravillas)”. Tampoco existe un live oficial de aquel primer álbum después de Héroes del Silencio.
Adiós, compañeros, adiós…
Es muy difícil quedarse con un solo concierto de los vividos. Pero hay cierta unanimidad en que la Flamingos limited tour, del 2003, fue de las mejores giras de Bunbury. Con El Huracán Ambulante a las espaldas, Enrique salía al escenario con barba, su sombrero y un pantalón ajado, así como una chaqueta vaquera de igual desgaste. Sin olvidar las boas de plumas, los collares y las pulseras de abalorios como complementos. De alguna manera, Bunbury ya estaba siendo el viajero que después se descubriría en El viaje a ninguna parte (EMI, 2004).
No del Flamingos limited tour, pero sí de Flamingos se publicó el deuvedé Una cita en Flamingos (EMI, 2003), con los conciertos de Madrid (20 de diciembre de 2002) y Zaragoza (5 de octubre de 2002). El primero, más solemne; el segundo, cachirulos de lentejuelas en la Plaza del Pilar. Los años de psicodelia de la particular Never ending tour, de Enrique Bunbury y El Huracán Ambulante, trajo experimentación y versiones de clásicos como “Lady blue” o “En brazos de la fiebre”.
El siguiente álbum en directo recogía esa tormenta perfecta que fue Freak show (EMI, 2005), el espectáculo llevado al extremo con la carpa a cuestas, como la familia Galván en El viaje a ninguna parte de Fernando Fernán Gómez.
La banda, El Huracán Ambulante, seguía en el barco con el capitán, no a la deriva, pero sí con las velas rasgadas; fueron salvajes los temporales en el pasado y todavía quedaba la tormenta perfecta, el 26 de agosto de 2005 en Zuera (Zaragoza). Esa noche, Bunbury dijo adiós en el escenario dejando a medias “Sácame de aquí”, curiosamente. A los veinte minutos, su voz, ronca y castigada, notoria en El viaje a ninguna parte, no daba para más. Un beso despedido con la mano y retiro a Cuba hasta nueva orden. Ya lo decía la letra de “Lady blue”: «Nada queda de las vueltas que el tiempo nos dio… Todo se fue con el huracán».
«El poder de Bunbury sobre las tablas: puro show, puro espectáculo»
En crudo y al natural
En 2007, Enrique Bunbury anunciaba la gira de reunión de Héroes del Silencio. Con él estaban sus antiguos compañeros Juan Valdivia, Pedro Andreu y Joaquín Cardiel. El milagro se había realizado. Salvo los pocos shows con Nacho Vegas para presentar El tiempo de las cerezas (EMI, 2006), Bunbury no había vuelto a subirse a un escenario. De hecho, el concierto en el Liceu de Barcelona, el 30 de noviembre de 2006, fue grabado para su posterior comercialización bajo el título de Liceu. BCN (EMI, 2007).
Del teatro al estadio. El paso de El tiempo de las cerezas a Héroes del Silencio preparó el camino árido de lo que estaba por venir: Hellville de luxe (EMI, 2008), que cambiaba las carreteras secundarias de la orografía ibérica por las interminables rutas norteamericanas. Sin El Huracán Ambulante, Bunbury había empezado a formar la nueva banda, la que en Las consecuencias (EMI, 2009), y en concreto en su posterior gira, se presentaría con el nombre de Los Santos Inocentes, siendo Gran rex (EMI, 2011) el debut en un disco grabado en directo, en esta ocasión los días 3, 4 y 5 de noviembre de 2010, en Buenos Aires. Sin desmerecer el especial tridimensional rodado con público en Fuente el Saz, el 16 y 17 de abril de 2010.
A estas alturas, los bootlegs que antaño proliferaban con recelo entre los coleccionistas, ahora se podían encontrar en YouTube enteros. Y los clips de un concierto reciente, en el Irvin Plaza de Nueva York, se subían en menos de una hora. Si Bunbury versionaba “Senda”, al rato ya lo habían visto miles de seguidores. Ni los foros pudieron con la rapidez con la que antes funcionaban.
«Hasta que Bunbury no vuelva a publicar un directo, California Live!!! será la última entrega de una gira plasmada en un álbum»
De cantina en cantina. On stage (Blanco y Negro, 2012) celebraba el tour de la ruta sonora de Enrique Bunbury por el cancionero latinoamericano, seleccionado en Licenciado cantinas (Blanco y Negro, 2011). El público había crecido en edad y en número; fueron más grandes cada vez los escenarios y numerosos sus correspondientes sold out. Ver un concierto de Enrique Bunbury se había popularizado tanto que ir a uno era ley cuando, en años pretéritos, sonaba a velada a puerta cerrada.
La incerteza del final
El punto álgido —pero no el definitivo— de Bunbury en directo con Los Santos Inocentes se alcanzó en Madrid. Área 51 (Warner, 2014), registrado en el WiZink Center de la capital, el 29 de junio 2014. Aunque Enrique se había paseado con anterioridad por el coso madrileño, este concierto estaba representando tanto en lo visual, como en lo sonoro, el poder de Bunbury sobre las tablas: puro show, puro espectáculo. Las carreras por las primeras filas también se graban con el teléfono, no solo “Deshacer el mundo”, por ejemplo.
El ya mencionado Libro de las mutaciones era otra cosa distinta al show en crudo. Un cambio de ciclo, si se prefiere. Bunbury había sacado de Los Santos Inocentes un sonido reposado que, trasladado a las giras posteriores, marcaba una tendencia un tanto más oscura. Sirva de muestra California live!!! (Warner, 2019), elepé en vivo, con un tracklist que resumía dos periodos transitorios del músico con un único disco de estudio por medio: Expectativas (Warner, 2017).
Hasta que Bunbury no vuelva a publicar un directo, California live!!! será entonces la última entrega de una gira plasmada en un álbum. Merece mencionar el simbólico concierto del Palacio de Congresos de Zaragoza que se retransmitió online —previa compra de entrada— durante la pandemia, tras las salidas de Posible (Warner, 2020) y Curso de levitación intensivo (Warner, 2020). El recorrido de Enrique por el patio de butacas vacío de público, mientras cantaba “De todo el mundo”, era una imagen distópica que solo podía tener dos lecturas: el artista sin el público o el público sin el artista.
Con la noticia de la cancelación de la serie de conciertos que remarcaban treinta y cinco años de carrera de Enrique Bunbury, por sus problemas de garganta y respiración, brindan amargos con pisco sour los hermanos de Madrid, México D.F. o Los Ángeles. «Por los buenos tiempos que pasamos / Por los tiempos compartidos entre vinilos y tragos». Los más veteranos no olvidarán supervitaminarse y mineralizarse. Esto ha sido todo. Que les vaya bien bonito.
Parafraseando a Jaime Gil de Biedma, «solo el azar nos dirá si es definitivo».