TEXTO: LUIS LAPUENTE.
Me entero con pesar de la muerte, el pasado 19 de septiembre, del guitarrista, productor y arreglista lisboeta Johnny Galvao, una de las leyendas en la sombra de la historia del rock español, portugués y brasileño, excomponente de Os Duques, Los Buenos de Julián Granados y de los primeros Aguaviva, con una de cuyas vocalistas tuvo su única hija, Ana Galvao, hoy presentadora en la radio y la televisión portuguesas.
Johnny Galvao, que había iniciado su carrera en Portugal grabando discos de twist y de versiones de clásicas del pop anglosajón con Os Duques, fue miembro destacado de Los Buenos (1968-69), la banda liderada por el vocalista granadino Julián Granados, donde también militaban Iñaki Egaña y Rod Mayall, hermano del bluesman británico John Mayall. Luego, se convirtió en uno de los más ilustres integrantes de esa gloriosa legión extranjera que embelleció la música popular española desde su trabajo más oscuro como músico de sesión o director de la orquesta de decenas de artistas tan distintos como Nuestro Pequeño Mundo, Tara, Los Chorbos, Las Grecas, Massiel, Sergio Makaroff, Paco de Lucía, Lolita, Rosa Morena, Moris, Manolo Sanlúcar, Luis Pastor y especialmente Miguel Ríos, cuya banda dirigió durante años, desde los prodigiosos Conciertos de rock y amor (1972): Galvao fue el autor de los memorables arreglos para Miguel Ríos de la versión definitiva de “Cantares”, ese clásico de Serrat sobre un poema de Machado que ya nunca volvería a sonar con la misma energía relampagueante que se escucha en aquellos históricos conciertos del Monumental Cinema.
En 1991, Johnny Galvao participó en el álbum de fusión Delirios ibéricos, firmado por Ketama y el portugués Rao Kyao. Luego, ralentizó su actividad, con grabaciones a caballo entre Lisboa, donde fijó su residencia, y ocasionalmente Madrid. Murió el 19 de septiembre de 2021, a los 79 años, por causas no reveladas.