En memoria de Jane Birkin, musa del pop francés

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«A pesar de su estrecha unión con Serge, Birkin supo cuidar su carrera y se erigió en una de las tres grandes divas del pop francés con álbumes sensacionales, hermosos y comprometidos»

 

Texto: LUIS LAPUENTE.

 

Hay artistas que saben respetar su pasado sin teñirlo de nostalgia, que se reinventan cada día a fuerza de talento y personalidad, y aprenden a crecer respirando el aire fresco de lo desconocido, con el descaro inocente del que se siente explorador de sueños. Así fue Jane Birkin (1946-2023), consciente quizá de que también ella, la Gran Musa del Pop Francés, pertenecía al selecto grupo de los tocados por la gloria, mucho más allá de las explosivas anécdotas de juventud y de las legendarias liturgias sexuales explicitadas en el estribillo lubricante de “Je t’aime, moi non plus” (1969). Consagrada precozmente en aquel altar del libertinaje, Jane supo construir una carrera musical sólida y sin más ataduras que las que le unían por propia voluntad a su eterno compinche Gainsbourg.

Jane Mallory Birkin nació en el distrito londinense de Marylebone el 14 de diciembre de 1946, en el seno de una familia acomodada (madre, actriz; padre, comandante de navío de la Marina británica). Pronto sintió inclinaciones artísticas y empezó a moverse como pez en el agua en los ambientes más cool del swinging London, donde conoció al compositor John Barry, con quien se casó en 1965. Actuó en películas de culto como Blow up (1966), de Antonioni, Kaleidoscope (1966) o Wonderwall (1968), cuya banda sonora escribió George Harrison.

Después de tener una hija con John Barry (Kate Barry), coincidió con Serge Gainsbourg en el rodaje del film La chanson de Slogan (1968) y vivió con él una torrencial historia de amor que trascendería la biografía de ambos personajes, más allá incluso de los doce años que vivieron juntos en París (1968-1980). Su relación con Gainsbourg explosionó artísticamente en un álbum conjunto prodigioso, embellecido por el arreglista británico Arthur Greenslade y titulado Je t’aime, moi non plus (1969), donde anidaron temas legendarios como “L’anamour”, “69 année erotique”, “Jane B”, “Elisa” o el que dio título al disco. A pesar de su estrecha unión con Serge, Birkin supo cuidar su carrera musical y cinematográfica, y se erigió en una de las tres grandes divas del pop francés (con Brigitte Bardot y Françoise Hardy), con álbumes sensacionales, hermosos y comprometidos como Ex fan des sixties (1978), Je suis venu te dire que je m’en vais (1992) y Ballade de Johnny (1998), que acrecentaron su reputación artística y personal. Separada sentimentalmente de Gainsbourg (con quien tuvo a su hija Charlotte en 1971), Jane Birkin protagonizó películas notables como Muerte bajo el sol (1981), la deliciosa y coral On connaît la chanson (1997) o La hija de un soldado nunca llora (1998), dirigida por James Ivory y coprotagonizada por Kris Kristofferson.

Nunca se sintió una diva y no le importaba haber crecido a la sombra de Gainsbourg, como me confesó hace años en una entrevista: «Cuando grabé “A song for sorry Angel” con Franz Ferdinand, para el álbum Monsieur Gainsbourg revisited, ellos me confesaron que me veían como un icono y yo me sentí como un enorme cachivache de madera, una especie de tótem. Desde luego, me halaga que piensen eso de mí, y no me importa que sea sobre todo porque me identifican con todo lo que ha significado la figura de Serge». Aun así, le divertía saberse figura de culto en Japón y en Rusia: «En Japón mis viejos discos se consideran muy cool y a todas horas pasan imágenes y canciones mías en canales musicales de la televisión. Los ingleses prefieren a Madonna, pero los japoneses me valoran como una figura exótica, me ven más como francesa. En Rusia siempre me han recibido muy bien, incluso cuando visité el país en plena Guerra Fría. Hace poco he vuelto a Moscú y aún siguen respetándome, aunque saben de sobra que soy antiPutin: le considero un dictador que maltrata a su pueblo y más de una vez lo he manifestado en las páginas de Libération».

En 2006, Jane reapareció en un insólito dueto con los británicos Franz Ferdinand, incluido en el homenaje colectivo a Serge Gainsbourg (Monsieur Gainsbourg revisited) y completó con el álbum de duetos Fictions una singular trilogía de pasión y madurez iniciada con los también espléndidos Arabesque (2003) y Rendez-Vous (2004), discos en los que colaboraron con ella figuras del pop mundial como Caetano Veloso, Bryan Ferry, Etienne Daho, Manu Chao, Paolo Conte, Neil Young, Tom Waits, Johnny Marr, Rufus Wainwright, Dominique A o Kate Bush.

El 11 de diciembre de 2013 murió su hija Kate Barry al precipitarse al vacío desde un cuarto piso. Los medios de comunicación dieron por descontado el suicidio, dados los antecedentes de toxicomanía y depresión de Kate; pero ni ella, ni Charlotte, asumieron nunca esa tesis y Jane le dedicó al episodio una de sus canciones más desgarradoras (“Cigarettes”) de su último álbum , Oh, pardon, tu dormais (2020). Luego se ocultó de los focos de la actualidad, enfrentada con su familia y amigos más cercanos a la enfermedad (una leucemia que al fin acabaría con su vida, un ictus) y al dolor.

Jane Birkin murió en su domicilio parisino el 16 de julio de 2023, envuelta en una aureola de mujer y artista excepcional, un mito que trasciende modas, creencias y nacionalidades: «Sé que en España y en mi propio país mucha gente piensa que soy francesa. Los franceses, sin embargo, me reconocen como “la chica inglesa que se emparejó con Gainsboug”; pero, claro, también me sienten como parte de su tradición cultural. Al fin y al cabo llevo viviendo y trabajando en Francia muchísimos años».

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