«Costello ofrece en ‘National ransom’ una colección de dieciséis viñetas en las que con su afilado verbo y su acervo musical nos explica su visión del mundo, del amor y también se da algunos caprichos personales»
En «National ransom», su nueva obra, Elvis Costello retrata con crudeza los oscuros tiempos contemporáneos. No es un disco complaciente, ni mucho menos. Àlex Oró lo ha escuchado con calma y nos habla de él.
Texto: ÀLEX ORÓ.
Cuando leo la sección «Fotomatón» (o ahora «Fotopress») de este diario digital, mis ojos se van directos siempre a la misma pregunta, la que plantea una elección razonada entre Neil Young y Elvis Costello. Después de que hayan pasado por «Fotomatón» decenas de músicos y ahora lo hagan los primeros espadas de la crítica musical de España y leer sus respuestas, he constatado que son minoría los que optan por Patrick Declan McManus (este es el nombre real de la criatura). Tal vez sea porque sus orígenes musicales hay que buscarlos en el punk y la new wave, por sus flirteos con la música clásica o porque en los noventa paso por un momento creativo bajo comprado con el conjunto de su trayectoria y eso le resta pedigrí frente a Young. No obstante, Costello está haciendo méritos para que en el futuro alguno de los entrevistados en «Fotomatón» cambie su elección. Los discos de pop rock editados por Costello en los últimos años no tienen desperdicio. Comenzando por «Delivery man» (2004), siguiendo con su apabullante colaboración con Allein Touissant en «The river in reverse» (2006), «Momofoku» (2008) y «Secret, profane & sugarcane» (2009), en el que Costello se zambullía de nuevo en los sonidos de raíz norteamericanos.
«National ransom» (Hear/Universal), su última entrega, es una secuela de «Secret, profane & sugarcane» en lo musical y en lo estético, con las portadas de ambos trabajos ilustradas por Toni Milionare. Si en «Secret, profane & sugarcane» el protagonismo de portada lo acaparaba un ave de mala agüero como un cuervo, en «National ransom» encontramos un abyecto lobo que huye con una maleta llena de dinero. Ambos trabajos también tienen en común que han sido producidos por T. Bone Burnett pero si en el primero Costello sólo trabajó con los Sugarcane, en esta ocasión ha optado por colaborar con una pléyade de músicos entre los que se encuentran los ya citados Sugarcane, sus viejos camaradas de los Attractions el teclista Steve Nieve y el batería Pete Thomas, a los Impostors y también a músicos de la talla de Leon Russell, Marc Ribot, Vince Gill o Buddy Miller entre otros.
Costello nos ofrece en «National ransom» una colección de dieciséis viñetas en las que con su afilado verbo y su acervo musical nos explica su visión del mundo, del amor y también se da algunos caprichos personales. Así, en la canción que abre y da título al LP podemos hallar una explicación a la ilustración de la portada. La densa ‘National ransom’ es una metafórica fabula sobre la crisis económica, de cómo los lobos (léase los banqueros de Wall Street) han huido con la pasta después de dejar las economías de los países patas arriba. Costello siempre ha sido amante de los guiños, pequeñas pistas o bromas que ayudan a entender mejor (o no) sus canciones. En esta ocasión ha incluido una fecha y una localización al pie de cada una de las letras del disco. Por ejemplo, en ‘Dr Watson, I presume’ (un título que juega con el celebérrimo “Dr. Linvingstone, supongo») podemos leer: Wlikesboro, Carolina del Norte-2007. Esta es la fecha y el lugar en el que MacManus conoció al guitarrista de country Doc Watson. Para el tema ‘One bell ringing’, una reflexión sobre morir de forma violenta, la fecha y la localización coincide con el día y el lugar en el que la policía británica mató a un joven brasileño al que confundió con un terrorista. Entre los caprichos personales que se da Costello podemos encontrar ‘Jimmie standing in the rain’, un tema con sabor de jazz añejo sobre la soledad de las giras construido sobre la vida del cantante Jimmie Rodgers. En el apartado trágico encontramos ‘Bullets for the new born king’, una balada folkie sobre un asesino arrepentido, y ‘All these strangers’, una pieza típicamente costelliana sobre las venganzas románticas y el desamor.
Ciertamente, «National ransom» es un disco que exige dedicación ya que aparte de la riqueza y belleza musical que nadie pone en duda, destaca por sus letras, con un rico lenguaje pero poco accesibles para personas con un escaso dominio del inglés. Una de las más impactantes es la de ‘You hung the moon’, en la que Costello demuestra su habilidad para armar historias. En este tema explica cómo una familia intenta entrar en contacto, a través del espiritismo, con un familiar muerto en la primera Guerra Mundial que les revela su trágico destino.
Pero no todo es dramático y tenebroso en «National ransom». ‘A slow drag with Josephine’ y ‘A voice in the dark’ son temas más optimistas (aunque también ácidos), a medio camino entre el music hall y el country. La vertiente más rockera queda reservada para ‘The spell that you cast’, que empieza con un riff que recuerda a… ¿Sonic Youth?, pero que a medida que avanza el tema se fusiona con el country blues.
«National ransom» es, pues, un disco que remata la faena iniciada en «Secret, profane & sugarcane», y que nos demuestra, una vez más, que Costello, pese a ser uno de los artistas más prolíficos de la escena internacional –33 discos de estudio desde 1977– todavía tiene cosas que decir y que contar.