“Cuando Elton John entró por la puerta, lo primero que hizo fue preguntar a Queens of the Stone Age si tenían alguna balada para él”
A raíz de las colaboraciones de Joaquín Sabina y Andrés Calamaro en el nuevo disco de Julio Iglesias, Fernando Ballesteros rememoró una primera tanda de matrimonios musicales inesperados, con Slash y Marta Sánchez a la cabeza. Aquí propone la segunda colección de alianzas imprevistas.
Texto: FERNANDO BALLESTEROS.
1. Elton John: La reina que necesitaba Josh Homme
Elton siguió haciendo gala de su sentido del humor, y cuando entró por la puerta lo primero que hizo fue preguntar si tenían alguna balada para él. Pero lo que hicieron en realidad fue tocar tres horas seguidas de rock and roll.
El hasta ahora último disco de los Queens of the Stone Age “…Like Clockwork” (2013) contó con una robusta lista de ilustres invitados. Por aquellas sesiones se pasó un habitual como Mark Lanegan y echaron una mano artistas como Trent Reznor, Alex Turner o David Grohl. Sin embargo, ningún nombre llamaba tanto la atención en los créditos como el de Elton John.
Veinte años atrás, mientras improvisaba en aquellas interminables sesiones en el desierto y formaba parte de Kyuss —antes incluso de que el Stoner fuera una marca registrada—, Homme no podría haber sospechado que Elton John terminaría tocando en uno de sus discos. Pero sí, ocurrió. El líder de los Queens lo explicaba de la forma más natural.
Todo empezó cuando Elton viajaba en coche escuchando música, en concreto a los Them Crooked Vultures. El asistente que lo acompañaba le dijo que tenía que escuchar a Queens Of The Stone Age, y el conductor, que era un antiguo compañero de piso de Homme, hizo el resto y se encargó de mover los hilos. Días después sonó el teléfono de Josh y la sorpresa llegó cuando al otro lado le contestaron: “Hola, soy Elton John”. Por supuesto, creyó que era una broma, pero no, iba en serio.
El diálogo entre ambos, impagable, fue algo de este tipo:
Elton John: “Creo que lo único que le falta a tu grupo es tener una reina de verdad”.
Josh Homme: “Cariño, no lo sabes tú bien”.
Los dos estaban estaban de acuerdo. El célebre baladista —que también ha demostrado que sabe rockear— tocaría en el elepé de los Queens.
Por lo que cuentan los chicos del grupo, la experiencia mereció la pena. En primer lugar porque Elton siguió haciendo gala de su sentido del humor, y cuando entró por la puerta lo primero que hizo fue preguntar si tenían alguna balada para él. Pero lo que hicieron en realidad fue tocar tres horas seguidas de rock and roll. De esa sesión salió su colaboración en ‘Fairweather friends’. La banda se quedó encantada con el trabajo y la aportación de la voz y el piano de Elton, que terminó entusiasmado. De hecho, llegó a decir que “…like Clockwork” era el mejor álbum de rock en años. Y lo cierto es que no andaba muy desencaminado.
Queens of the Stone Age hablaron de la experiencia hablaron en este vídeo.
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2. La unión fallida de Lou Reed y Metallica
Hay desastres que se ven venir desde lejos y este este fue uno de ellos. Hay que remontarse a 2009 y al Rock n’ Roll Hall of Fame: ese fue el momento y el lugar en el que se gestó la peliaguda unión. Allí los miembros de Metallica y el viejo Lou hablaron y se entendieron tan bien que salieron del lugar, tras sus actuaciones, con la firme intención de trabajar juntos.
Lou Reed y Metallica. Realmente, ¿era necesario? Hubo mucho secretismo en el proceso de creación de lo que a la postre sería el album conjunto “Lulu”. Apenas se filtraron unas pistas cuando Kirk Hammett dijo unos meses antes de su salida a la venta que estaban trabajando en un proyecto que no era Metallica al cien por cien.
Una vez que se confirmó que habría disco conjunto hubo muchas cejas arqueadas, caras de sorpresa y ganas de comprobar que salía de aquello. Y la verdad es que se confirmaron los peores presagios. ‘The View’, el single adelanto, no invitaba precisamente al optimismo, y el resto tampoco mejoró una obra más que prescindible en el conjunto de la discografía de la banda estadounidense e insignificante en el inmenso legado del neoyorquino. No entraremos en detalles.
La crítica fue feroz y el público condenó al disco al fracaso, pero Lou no se dio por vencido. No se puede decir que se mostrara muy autocrítico; de hecho, más bien nada. Prefirió arremeter contra los fans de los metaleros que dieron la espalda a la obra. El genio llegó a decir que algunos de los fans del grupo tenían el coeficiente intelectual de una ardilla.
Reed tenía 69 años e hizo aquello por diversión. Lamentablemente, para la historia ha quedado como su último disco de estudio. Sus problemas en el hígado terminaron con su vida el 27 de octubre de 2013.
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3. Las diferencias entre Nick Cave y Kylie Minogue
Es cierto que, a priori, no hay muchas similitudes entre Mr. Cave y la diva disco de las antípodas, pero la cosa entre ellos siempre ha funcionado tanto en el plano personal como artístico. En 1996, para su sobresaliente “Murder Ballads”, Nick recurrió a varias colaboraciones. Entre ellas destacaban dos voces femeninas: las de PJ Harvey y Kylie Minogue. La de Kylie, obviamente, chocaba más. Venía de un mundo muy distinto, pero su aportación fue magnífica. ‘Where the wild roses grow’ es una de las mejores canciones de aquel trabajo y su interpretación no desmerece en absoluto. Se trataba de una forma bella de contar una historia terrible, como todas las del disco. La voz de Kylie también se escuchaba en ‘Death is not the end’, y vistos los buenos resultados, el matrimonio artístico no se detuvo ahí.
Ambos han vuelto a compartir escenario en no pocas ocasiones, y en 2012 volvieron a cantar juntos ‘Where the wild roses grow’ en “The Abbey Road Sessions”, el disco de versiones orquestales editado por Kylie.
Por si fuera poco, la interpretación también ha unido los caminos de las dos estrellas, ya que ambos aparecen en “20.000 días sobre la Tierra”, la película de Cave que nos muestra una reconstrucción ficticia de la vida del músico.
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4. The Flaming Lips y Miley Cyrus: el pop liśergico y la estrella juvenil
Lo de Miley Cyrus y los Flaming Lips hace tiempo que dejó de ser una anécdota. Desde hace unos años, la banda de Wayne Coyne ha puesto en marcha varios proyectos rodeados de amigos y colaboradores entre los que ha destacado la que fuera estrella juvenil y actual provocación andante del pop mundial: Miley Cyrus.
Y lo cierto es que ahí se ha fraguado una amistad que promete seguir dando resultados. El último de ellos es ‘We A Family’, una canción incluída en “Oczy Mlody” trabajo de los Lips publicado este mismo año.
Dos años antes, en “Miley Cyrus & Her Dead Petz”, la presencia de los Flaming Lips era casi omnipresente. Y la cosa venía de atrás, ya que en 2014, en el homenaje a los Beatles que los de Coyne firmaron con ‘With a litthe help form my friends’, la joven estrella ya cantaba con ellos en ‘Lucy in the sky with diamonds’ y ‘ A day in the life’.
En fin, Flaming Lips y la que fuera Hannah Montana antes de cumplir los 18 y empezar a “escandalizar” al mundo es una unión que sonaría rara en cualquier otro contexto, pero es que en el mundo de Wayne y compañía lo raro es la norma. Tan raro como que una de las bandas más marcianas que han existido en las últimas décadas se hayan convertido en un notable éxito comercial con sus reglas, sin moverse ni un centímetro de su camino.
Y con sus amistades, aunque choquen, están muy cómodos. A pesar de que el propio Coyne bromee con el hecho de que quizá alternen demasiado con millonarios.
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5. La unión imposible del Heavy Metal y la canción ligera
Vale, lo reconozco, es trampa. Aquí vamos a jugar con “lo que pudo ser y no fue”, porque todos hemos visto una foto que lleva años rulando por Internet en el que los fieros Manowar posan con el mismísimo Bertín Osborne.
Aquella instantanea se tomó en un hotel madrileño hace ya casi tres lustros y circulan muchas historias sobre los motivos. La versión más extendida señala que fue idea de un periodista que quería obtener el preciado documento y que para convencer al cantante español le dijo que la madre de Joey DeMaio, el bajista de Manowar, era una gran admiradora suya.
Aquello pudo llegar a más. Dicen que los norteamericanos le llegaron a proponer a Bertín que se subiera con ellos al escenario en su concierto del Lorca Rock, que se iba a celebrar poco tiempo después. Pero aquello no ocurrió, ni en Lorca ni en ningún otro sitio. Conviene aclararlo, porque a mis oídos ha llegado que el propio cantante aseguró en cierta ocasión que tocó con ellos en Amsterdam. En fin, no creo que lo dijera, pero lo que puedo asegurar es que esa colaboración encima de las tablas nunca tuvo lugar. Y miren que me fastidia reconocerlo, porque hubiera sido maravilloso escuchar a Osborne desgañitándose al ritmo de ‘Kings of Metal’ o a los profetas del metal verdadero dándole un toque épico a una ranchera del andaluz. Puestos a fantasear, hasta me puedo imaginar a Eric Adams y compañía recibiendo a Bertín en su casa y protagonizando un entrañable “Mi casa es la tuya”. Una lástima.
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6. Final infeliz: Julio Iglesias y Judas Priest
Tampoco hubiera estado mal ver a Julio Iglesias y a los Judas Priest uniendo sus fuerzas. Aún recuerdo que hace unos años el mismísimo Rob Halford contaba en “Popular 1” sus encuentros con el cantante español, y cómo este le reconocía que era el Dios del metal y que le admiraba. A mi ya me chocó esa relación, aunque fuese puntual. Lo que me sorprendió aún más fue conocer que Iglesias pudo incluso meter su voz en una canción de los británicos.
En 1986, los británicos andaban enfrascados en la grabación de “Turbo”, su décimo disco de estudio. Estaban grabando en Bahamas y Julio hacía lo propio en un estudio contiguo, por lo que pudo escuchar lo que se cocía en el cuartel general de los Judas. En la época llegó a contarse que iba a cantar en una canción del album, incluso se detallaba que se iba a tratar de ¡un bolero eléctrico!
Tiempo después, en una entrevista, el bajista de los Priest Ian Hill contó que lo que realmente ocurrió es que Julio escuchó a Haldford cantar un tema titulado ‘Prisoner of your eyes’ y le gustó tanto que le dijo a uno de los técnicos de la banda que quería cantar, pero no pudo ser. Y sin entrar en los motivos que impidió tan rocambolesca colaboración, es una lástima. Es innnegable que si aquella unión de fuerzas hubiera tenido lugar, lo de Calamaro y Sabina en el próximo álbum de Iglesias se hubiera quedado muy corto. Otra vez será.
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