Elliott Murphy: Palabra de rock

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«Lo suyo es rock en las venas. Sus letras hablan de esos secretos de la vida que todos conocen y nadie se atreve a revelar, y su música, sin ornamentos ni remilgos, recupera el eco de los grandes del género. Si el rock’n’roll es lo que hicieron Elvis y compañía en los cincuenta, antes de convertirse en el rock, a secas, al universalizarse en los setenta, Murphy ha combiando pasado y presente para dar cuerpo a una música con futuro»

 

La publicación del libro que recoge todas las letras de Elliott Murphy traducidas al castellano por Alberto Manzano, nos sirve para charlar con el traductor por excelencia de las canciones del rock, sobre el músico neoyorquino afincado en París.

 

Texto: JAVIER MÁRQUEZ SÁNCHEZ.

 

Verlo actuar en directo es uno de los grandes placeres que puede disfrutar cualquier aficionado musical. Lo suyo es rock en las venas. Sus letras hablan de esos secretos de la vida que todos conocen y nadie se atreve a revelar, y su música, sin ornamentos ni remilgos, recupera el eco de los grandes del género. Si el rock’n’roll es lo que hicieron Elvis y compañía en los cincuenta, antes de convertirse en el rock, a secas, al universalizarse ese latido de libertad musical en los setenta, Murphy ha sabido combinar pasado y presente para dar cuerpo a una música con futuro, un rock sin fecha de caducidad gracias a su infalible conexión espiritual.

Acudir a un concierto de Elliott Murphy, verlo en un duelo de guitarras con ese escudero de excepción que es Olivier Durand, produce una sana adicción que exige de un consumo habitual de canciones de este poeta urbano del que, sin embargo, pocos se han parado a disfrutar la riqueza y calidad de sus textos. Hacía tiempo que era una asignatura pendiente en España contar con un cancionero de la extensa carrera de Murphy que permitiera a sus aficionados acercarse con más detalle y precisión a las historias que narra. Tras alguna publicación previa, escueta y parcial, ahora por fin llega al mercado un lujoso volumen con el que la editorial Lenoir ha venido a cubrir ese inexplicable vacío.

La traducción de la obra de Murphy se presenta, además, con la firma de un profesional bien conocido en la materia, Alberto Manzano, responsable de trasladar al castellano las canciones de las mayores leyendas del rock estadounidense, como Dylan, Cohen o Waits. Para la ocasión ha contado además con el asesoramiento del propio autor, que ha respaldado con entusiasmo la publicación de este volumen. No en vano, España es uno de los países más habituales en las giras de este rockero neoyorquino afincado en París.

Al comentar el planteamiento de este proyecto, Manzano reconoce que no ha sido fácil: “Elliott es uno de esos artistas por cuya obra he luchado realmente, como es también el caso de Leonard Cohen. Mi primera traducción de la obra de Elliott data de 1986. Consistió en una selección de sus canciones, que incluí en un libro que llevaba por título ‘Poetas Malditos del Rock’, junto a otras canciones de John Cale, Kevin Ayers y Lewis Furey”.

La relación de Manzano con Murphy se estrechó más adelante al conocerlo en persona e incluso hacerse cargo de la publicación de su novela –excelente y tan seductora como sus canciones– «Frío y Eléctrico» (1989). “Dos años después, aparecía el libro de relatos ‘El león duerme esta noche’ –recuerda Manzano– y por último, en 1996, como director de la colección Literocktura, en Celeste Ediciones, publiqué su segundo libro de relatos, ‘Donde las mujeres están desnudas y los hombres son ricos’. Traducir ahora la obra completa de sus canciones ha sido el colofón de todo este trabajo”.

Veterano conocedor de esa extraña alquimia que hace que unos pocos acordes acompañando a unos versos logren estremecer a millones de personas, Elliott Murphy ha sido capaz de plasmar en sus canciones, con sorprendente franqueza, la amplia galería de sus inquietudes más íntimas. Manzano reconoce que lo que le seduce del rockero es su romanticismo a ultranza, “su personalidad artística: vive una metáfora, enamorado de algo que nunca ha visto, a través del arte”.

En lo que respecta a su labor en este proyecto, Alberto Manzano apunta que “la traducción de la obra de Elliott no es particularmente difícil. Es bastante descriptiva. En muchas canciones, creo que se trata más de una narración poética que de poesía propiamente dicha. Ha sido mucho más complicado traducir a Tom Waits, te lo aseguro. O al mismo Cohen, o a Dylan. Además, he contado con la ayuda de Elliott para resolver algunas dudas”. En disposición de hablar sobre su estilo tras estudiar y adaptar cada una de sus creaciones, Manzano concluye definiendo a Elliott Murphy como “un cronista poético, descriptivo y afilado. Se nota que ha practicado el periodismo musical y que ha estudiado literatura inglesa”. De ese bagaje surgen canciones con esta clase de versos:

“Y digo yo Oh oh oh, aquí estamos la última estrella del rock, tú y yo / Oh oh oh, el rock and roll no va a marcharse / Pero, ¿quién se quedará a tocar?”

“Y no aflojan la marcha / América es una ciudad tan acelerada / Ropa cachonda, alta sociedad / Él dijo: ‘Nunca me ganarán’”

“Tengo cita con un anillo de diamante / Los vagabundos del callejón la observan meneando la cosa / Todo está bien / Nunca quise nada en realidad / El cambio llegará”

Letras como éstas, amén de un compromiso artístico y personal poco prodigado en la escena musical, han hecho que Elliott Murphy goce del respeto y el aplauso no sólo de miles de aficionados, sino también de colegas insignes como Lou Reed, Tom Petty, John Mellencamp, Elvis Costello o Peter Buck. Mención aparte merece su amistad con Bruce Springsteen, quien, además de colaborar en uno de sus discos, no duda en invitar a su amigo Elliott al escenario para cantar algún tema siempre que coinciden en cualquier ciudad.

Nacido el 16 de marzo de 1949 en Long Island, Nueva York, Elliott James Murphy debutó en la industria musical con el lanzamiento, en 1973, del disco «Aquashow», una pequeña joya a redescubrir que llevó en su momento a la revista «Rolling Stone» a publicar una de esas líneas premonitorias: “Elliott Murphy y su trabajo estarán con nosotros mientras siga existiendo el rock and roll”. Casi cuarenta años después, Murphy cuenta ya en su biografía con una treintena de discos, el más reciente, «Coming Home Again», presentado en 2009.

En la foto, Elliott Murphy junto a Alberto Manzano.

 

El carácter literario, más que poético propiamente, de sus canciones, la infinidad de referencias culturales en ellas, así como un estilo musical férreo y vibrante pero siempre al servicio de esos textos, hicieron que el estilo genuino de Murphy no terminase de encajar con el público estadounidense. La cuestión tal vez podría haberse salvado de no ser porque el artista decidió dar el gran salto y probar suerte en Europa siguiendo los pasos de tantos otros creadores estadounidenses. Y para su sorpresa, mientras en su tierra iba adquiriendo poco a poco el estatus de autor de culto, en el viejo continente, con París como centro de operaciones, conseguía labrarse una notable popularidad. De hecho, Murphy recordaba hace poco que a su llegada a la capital francesa pensaba que sería un desconocido para la mayoría del público, “hasta que en mi primer concierto en París me pidieron seis bises”.

En numerosas biografías y notas promocionales suele definirse a Murphy como el eslabón entre Bob Dylan y Bruce Springsteen, la combinación perfecta entre el carácter poético de uno y la energía musical del otro. Alberto Manzano no está del todo de acuerdo con esa exposición, que considera una especie de sanbenito que persigue al rockero desde que estuvo en CBS, la misma multinacional de las otras dos leyenda de la música. “En aquella época, cuando estaba grabando uno de sus mejores discos, ‘Just a Story from America’, la CBS estaba a punto de perder a Dylan y andaba bloqueada con Springsteen –explica Manzano. Creyeron que Elliott era una especie de cruce de ambos. Pensaron que era su salvación, y lo vendieron así. Pero fue un fracaso comercial, que no artístico. Se dice que es el mayor error discográfico que se ha cometido desde que la Decca rechazara a los Beatles”.

A pesar de su paso por grandes sellos discográficos, de la fidelidad de su público así como de las excelentes críticas que suelen recibir sus discos, Elliott Murphy es desconocido para buena parte del gran público, lo que le ha valido también el título del último de los rockeros malditos. En este sentido, Alberto Manzano apunta que el músico ha pagado un precio muy alto por ser coherente consigo mismo “y no renunciar a sus pretensiones literarias en el rock. Su obra nunca fue bien acogida en Estados Unidos, pero eso también fue porque Elliott llegó al mundo de la música a mediados de los años setenta, cuando muchos de los “poetas del rock” tuvieron que buscarse la vida en Europa, donde parece ser que los autores cultos son mejor comprendidos”.

Gracias a Lenoir Ediciones y a Alberto Manzano, este «The unfinished complete lyrics of Elliott Murphy» (curioso título en inglés precisamente para un libro de traducciones al castellano), facilitará el placer de profundizar, con riqueza de matices, en la extensa obra de este artista imprescindible, cuyos últimos trabajos revelan una excelente salud creativa, notablemente prolífica, que hacen suponer que aún queda mucho material de Elliott Murphy por descubrir y disfrutar. Larga vida al rock y a su representante más auténtico.

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