DISCOS
“Un trabajo de rock de autor que merece mucho más de lo que seguramente obtendrá”
Luis Moro
“El pacto”
LABORATORIO AZUL
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Hubo un tiempo en el que parecía que la música nacional cantada en castellano no podía existir sin que las canciones rimaran en consonante. Permitían la rima asonante como mal menor, pero nunca se planteaban la inexistencia de la misma. Grupos como Lagartija Nick o solistas como Luis Gago, Rafael Berrio o Cisco Fran abrieron el camino hacia el encanto de la ausencia de rima ocasional, a veces total. Luis Moro es un alumno aventajado de esa corriente. De esas canciones que no entran a la primera, pero que van calando. Llenas de detalles que no se perciben en las primeras escuchas, de giros, de recovecos. En la línea de, por ejemplo, el último disco del gran Josele Santiago. Ese “Transilvania” ya tiene un hermano pequeño, y es “El pacto”.
El sexto disco de Luis Moro es arriesgado desde su inicio con ‘Noche’. Unos coros dejan que entre la letra en la que “música de raíz” rima con “alcohol de raíz”. No es un error de principiante. Es un acto de libertad compositiva que sobrevolará todo el disco. Algo ha cambiado. La melodía aparece indefinida hasta que la voz “te sostiene la mirada”. Si en su anterior disco, “Cielo color burdeos”, veíamos a Moro versionar el ‘New coat of pain’ de Tom Waits, algo de la evolución artística del norteamericano parece haber cruzado el charco para reflejarse en este disco. Guitarrazos que aparentemente entran a destiempo, por sorpresa, pero que están colocados ahí con precisión. Percusiones dominantes. Pianos rítmicos. Y Moro cantando, a veces, rozando el histrionismo del Waits de “Swordfishtrombones”. Pero no todo es eso. ‘La acordeonista’, ‘Budapest’, ‘Minibar, minibar’, donde me recuerda y mucho a Pablo Galiano, o ‘Luciérnaga’ son temas magníficos, y la mención a Chris Isaak en ‘Apolo desolación’ me roba definitivamente el corazón.
Se mire por donde se mire, “El pacto” vuelve a ser un disco magnífico. Un trabajo de rock de autor que merece mucho más de lo que seguramente obtendrá. Luis Moro no tiene ese reconocimiento underground que sí tienen otros nombres, pero no será por qué no lo merezca. Y mucho menos, porque yo me canse de recomendarlo.
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Anterior crítica de discos: “La nostalgia”, de Hotel Nebraska.