¿Recuerdan aquellos recopilatorios publicados hace más de una década que con imágenes de Betty Page y envueltos en piel de leopardo hicieron las delicias de los más sibaritas buscadores de aventuras sonoras cool? Pues la marca, The Leopard Lounge, sigue activa en manos de Rhino, la filial de Warner dedicada a desempolvar con cuidado viejas grabaciones de los muchos sellos propiedad de la casa.
Ahora Rhino, junto a Warner Jazz, publica tres nuevos discos bajo la
marca del leopardo: The Warner Bros. years, de Antonio Carlos Jobim,
The Reprise years, de Sammy Davis Jr., y The Reprise years, de Ella
Fitzgerald.
El disco de Ella Fitzgerald se adentra en sus años en el sello Reprise, entre 1969 y 1971 y muestra el lado más abierto de la gran vocalista de jazz, atreviéndose con el soul y el pop e interpretando a Lennon/McCartney, Randy Newman, Burt Bacharach, George Harrison, Harry Nilsson, Steve Crooper, Henri Mancini o el brasileño Jorge Ben o temas como el archiversioneado “Sunny”. Resulta sorprendente escuchar piezas de sobras conocidas como “Open your window” o “Got to get you into my life” en su voz y con tales arreglos. Una selección verdaderamente sabrosa.
The Reprise years de Sammy Davis Jr. quizás sirva para presentar musicalmente a Davis a quienes no conozcan su faceta como cantante, siempre eclipsado por el talento de sus socios en el Rat Pack, Frank Sinatra y Dean Martin. Pero Davis fue un crooner talentoso que supo rodearse de grandes repertorios, arreglistas y orquestas para canalizar su dúctil voz y dar rienda suelta a su pasión por el mejor swing. Un álbum integrado por canciones que quizás le hicieron brillar en Las Vegas, pero que expelen humo de garito jazzístico.
La joya de la corona, y el más estrictamente lounge de la triada, es el de Antonio Carlos Jobim. Un sensacional recopilatorio con grabaciones del brasileño de 1965 a 1980, aunque el grueso del disco cubre el periodo 1965-66. Un genial muestrario de bossa nova al encuentro del jazz, con canciones inolvidables y majestuosos arreglos orquestales. Hasta cuando cantaba a las favelas, ¡Jobim lo hacía bonito!