“Peret exhibe sin pestañear su condición de vocalista feroz, supremo guitarrista, arquitecto sónico, prodigioso compositor y oyente desprejuiciado”
Julio Valdeón reflexiona sobre las grabaciones que hizo Peret entre 1962 y 1964. “Un banquete de música a corazón abierto. Originalísima. Centelleante y fastuosa”, sostiene.
Texto: JULIO VALDEÓN.
Podemos rebuscar ficticias honduras a la nadería trap, comentar el penúltimo hype londinense o tocarnos el nardo a dos manos mientras celebramos no sé qué festival patrocinado por una cervezera. Allá nosotros y nuestra ceguera si no subrayamos que hace apenas cuatro meses vio la luz el disco del año. Contiene un repertorio grabado entre 1962 y 1964. “Peret. Esencia de la rumba catalana”, publicado por Warner (la única “major” que en España mima y respeta su catálogo), viene a ser el equivalente patrio a restaurar y reunir la producción inicial de la Carter Family, Robert Johnson o Benny Moré. Un acontecimiento de primera categoría. No solo por razones de índole cultural. Más allá de la importancia historiográfica del asunto (radiografiar el nacimiento de la rumba catalana), la evidencia de que el repertorio y las interpretaciones de Peret relampaguean con la grandeza de un elegido.
Leyenda, icono, genio… usamos con tanta y tan barata prodigalidad ciertas etiquetas que el día en que merecen convocarse parecen despojos. Pero no hay otra: en apenas diez canciones, grabadas de cualquier forma y a la carrera, Peret exhibe sin pestañear su condición de vocalista feroz, supremo guitarrista, arquitecto sónico, prodigioso compositor y oyente desprejuiciado: lo mismo vampiriza canciones de la Sonora Matancera, Ismael Rivera y Ramón Cabrera que conecta con la canción de autor (Charles Aznavour) y abraza el rock and roll vía jorocho (Ritchie Valens). Escribe tersas baladas de metal erizado del mismo modo que llena las pistas de pop radiante. Valsecitos peruanos, rumba y son cubano, rock and roll primigenio… Todo cabe en la pócima. Todo sale vitaminado por la cadencia flamenca, los ecos de Pérez Prado, la simbiosis entre el Caribe y Memphis y el trueno de una guitarra con percusión incorporada.
Madre mía qué barbaridad de ‘Bamba’ y con qué claridad fija los vientos de cambio que iban a sacudir a la sociedad española. Con qué sensibilidad, con qué arrojo canta Peret en ‘Solo’, composición propia que mira a los ojos a Bambino e incluso le discute el trono de la rumba gitana (que Peret también dominaba, aunque la suya, su rumba catalana, sea otra cosa). Cuesta creer que en estas grabaciones solo toquen tres pavos, Peret y dos palmeros. El ventilador, la fórmula patentada por el de Mataró para acompañarse, habría deslumbrado a Skip James y otros ases de la escuela guitarrera de Bentonia (Misisipi). Asumo que, acaso por culpa de un torpe sentimiento de inferioridad inherente al musiquero español, no hago otra cosa que buscar paralelismos con los titanes de Estados Unidos. Lo admito y, de paso, propongo una coartada: a ver si así, con las orejas limpias de tontería, asumimos la magnitud del tesoro. Un banquete de música a corazón abierto. Originalísima. Centelleante y fastuosa. Que inventa a zarpazos el futuro. Que aprovecha la tradición, flamenca e hispanoamericana. Que sintoniza con la revolución que trajo Elvis Presley. Precisamente junto al Rey y sus bombas de racimo cocinadas en Sun Records, al lado de las joyas seminales de Chuck Berry en Chess, Little Richard para Specialty y Jerry Lee Lewis a las órdenes de Sam Phillips, o de esos clásicos que encabezan de forma perenne las listas con lo mejor de nuestra historia (“Veneno”, “Mediterráneo”, “La leyenda del tiempo”, etc.) conviene situar este “Peret. Esencia de la rumba catalana”. Desde ya y sin controversia posible un ocho mil para gozar y pasmarse. Cuesta reprimirse ante la sabiduría y el carisma del autodidacta que supo escribir el abecé de casi todo lo que vino luego. Interesante, de paso, el complemento a modo de bonus track de las grabaciones de Peret junto a La Camboria y su Troupe Gitana. Una ventana imprescindible para asomarse a la prehistoria de un gigante.
