«Se les ha comparado ya con Tame Impala, pero la propuesta de este quinteto de Malmö despliega un sonido envolvente al servicio de melodías radiantes»
Yast
«Yast»
ADRIAN RECORDINGS/GREEN UFOS
Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.
El debut en largo de Yast ratifica, una vez más, la pericia simpar de la escuela sueca para siluetear cualquier género en boga. Se les ha comparado ya con Tame Impala, pero la propuesta de este quinteto de Malmö despliega un sonido envolvente al servicio de melodías radiantes en las que la psicodelia, caso de haberla, aparece lo suficientemente diluida como para nunca opacar ni combar sus melodías. El tema titular, que sirve además como apertura, es una buena muestra. A partir de entonces, el álbum deriva hacia el indie pop amable de filiación británica (la escuela C-86), unas veces más cerca de sus paisanos The Radio Dept. (‘Stupid’) y otras más cerca de la inocencia de unos BMX Bandits (‘Heart of steel’), pero siempre al servicio de una concepción del pop ensoñadora y cándida, deliciosa en comedidas dosis. Y decimos lo de las dosis porque justo cuando los falsetes sostenidos de ‘Believes’ y ‘I wanna be young’ amenazan con relegar la excelente factura global en pos del exceso de sacarosa, van y se descuelgan con la sobria ‘Always on my mind’ (¿el espectro de The Go-Betweens?), con los evocadores trenzados de guitarra de ‘The person I once was’ (¿la sombra de Durutti Column?) o con el desarmante estribillo de ‘Joy’ (¿la misma melosidad, ahora sí irresistible, de sus vecinos Popsicle o Shout Out Louds?).
Así que resumiendo (y disculpen por el cúmulo de paralelismos), digamos que no inventan el mecanismo de la rueda, pero la hacen girar con una convicción impropia de unos debutantes.
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