«Aprovechando a su favor la inmensa historia que este país tiene en su cruce natural entre el jazz y el flamenco, UHF elabora de forma muy artesanal instrumentales de una nobleza, belleza y precisión encomiables»
Ultra High Flamenco
«Bipolar»
NUBA RECORDS/KARONTE
Texto: GERNOT DUDDA.
Con su primer trabajo homónimo, “UHF”, los consideramos sin ambages “el primer gran supergrupo de flamenco-jazz”, utilizando los mismos parámetros de aquellos grandes proyectos del rock en los años 70 y 80 cuando sus componentes procedían de diferentes historias relevantes. Y con “Bipolar”, Alexis Lefevre (violín), José Quevedo “Bolita” (guitarra y mandola), Pablo Martín-Caminero (contrabajo) y Paquito González (percusión) demuestran que no nos habíamos quedado cortos.
Aprovechando a su favor la inmensa historia que este país tiene en su cruce natural entre el jazz y el flamenco, UHF elabora de forma muy artesanal instrumentales de una nobleza, belleza y precisión encomiables. No es una fusión al uso como podríamos a lo mejor suponer tras estas palabras, porque su alto grado de pureza 100% –como los zumos sin conservantes ni aromatizantes–, les permite granjearse el respeto y admiración de los más ortodoxos seguidores de ambos géneros (a lo que por supuesto también contribuye el descomunal currículo personal de cada uno de ellos). Tampoco hay aquí personalidades virtuosas enfrentando sus instrumentos en cuanto tienen ocasión. No hay diferencias entre músicos, ni siquiera obligadas por la rotación en la autoría de cada pieza, aunque sí es cierto que la parte instrumental es un factor muy importante de su forma de hacer las cosas.
Con todo esto, salen “casi solas” piezas como ‘Nuestra sfera’, ‘Positango’, ‘O.F.N.I.’, ‘A Manuel Torre’ o ‘La baratita’. Y jugando mucho también con esa extraordinaria baza para el flamenco que es la melancolía que produce un uso protagonista del violín (por ejemplo, ¿alguien se acuerda de Elementales?).
Una obra que quien esto suscribe ya ha sometido a prueba en esa hora mágica en la que el verano se funde con la bendita frescura de las últimas luces del atardecer.
–