«Apunta la nada descabellada teoría de que el capo de la Fania, Jerry Masucci, pudo tomar buena nota de lo que vio en el festival de Woodstock, donde tocaba un flamante Santana»
Varios
«The rough guide to latin psychedelia»
WORLD MUSIC NETWORKS/KARONTE
Texto: GERNOT DUDDA.
Si ya de por sí sumamente gozosa era la mezcla entre el soul y los ritmos latinos –el bugalú, sí señor–, más aún lo es si a esta fusión le añadimos sugerentes dosis de psicodelia, para rizar el rizo. La descripción delata con cierta lógica histórica que nos encontramos entre 1967 y mediados de los años setenta, pero faltaba por encontrar ese eslabón perdido entre dos fenómenos surgidos en ambas costas, a 5.000 Km. de distancia el uno del otro: el de la lisérgica psicodelia californiana y el de los sabrosos ritmos del bugalú, genialidad local de ese Nueva York repleto de “nuyoricans” (los portorriqueños de la Gran Manzana y de su Barrio por excelencia: el Spanish Harlem).
Las notas interiores de esta última entrega de las prestigiosas “guías rough” de World Music Networks apunta la nada descabellada teoría de que el capo de la Fania, Jerry Masucci, pudo tomar buena nota de lo que vio en el festival de Woodstock, donde tocaba un flamante Santana con sus “hippies” del Haight-Ashbury franciscano. ¿Qué hacía allí Santana? Pues beneficiarse del favor que el promotor de Woodstock, Michael Lang, le había hecho al promotor de Monterrey, Bill Graham, por prestarle cierta ayuda logística en un momento de desesperación. Y ni que decir tiene que a Santana esta mezcla de soul, ritmos latinos y psicodelia le salía de una forma fresca, natural y única. Especialmente en sus tres primeros trabajos (1969-1971).
Tiene sentido que Santana sea el punto de inflexión: intentos anteriores a cargo de “nuyoricans” como Joe Cuba o Johnny Rivera –presentes en esta antología con ‘Psychedelic baby’ y ‘Cloud nine’, respectivamente–, aún sonaban ye-yés y no parecían querer traicionar mucho todavía a unos sacrosantos Tito Puente, Mongo Santamaría o Pucho & His Latin Soul Brothers. Pero ya apuntaban a esa energía propia de los nuevos tiempos. Con Santana irrumpe la guitarra eléctrica a lo bestia, y guitarra eléctrica –con su “flasheante” solo incluido– es lo que suena en esa ‘Guajira psicodélica’ de los magníficos Flash & The Dynamics, liderados por otro “nuyorican” llamado George “Flash” Espada.
Masucci solo tuvo que pasarle su libreta de notas a Larry Harlow, pianista, productor y arreglista de la Fania, y este se encargó personalmente de llevar las cosas más allá. Lo hizo por duplicado: con Ambergris, su banda paralela de acid-rock, y al frente de su propia orquesta latina, que también podía sonar muy progresiva dentro de lo que era la salsa, si así lo quería (como en ‘Dame un tipi’, firmado aquí por Frankie Dante & Orquesta Flamboyan Con Larry Harlow).
No todo era Nueva York. También debemos contar con Brownout (que venían de Austin, Texas) y Los Nombres (de la “exótica” Ohio), que en los poco más de tres minutos que dura el tema incluido aquí, ‘Todos’, hay sitio de sobra para que suenen a War y a Santana a partes iguales.
He mencionado solo cinco canciones, pero el recopilatorio tiene dieciocho en total. Y todas son merecedoras de historias tan parecidas y estimulantes como las citadas. Decir también que esta edición incluye un “bonus CD” a cargo de Los Destellos, banda peruana liderada por Enrique Delgado, capaz de hacer el mejor bugalú a este lado del continente, firmar su propia variante de cumbia colombiana y muy hábil para sacar adelante las más salvajes descargas afrocubanas.
Precisamente por eso y para concluir, hay que recordar que el efecto que Santana produjo entre las huestes neoyorquinas del bugalú fue la espita que hizo prender también la mecha de forma muy explosiva en países como México, Panamá, Venezuela, Colombia y por supuesto Perú, país este que es ya merecedor por sí solo de varios recopilatorios sobre su peculiar escena (aquí representada por bandas como Conjunto El Opio, Los Pakines, Los Texao, Traffic Sound o los mencionados Los Destellos).
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