«Un buen disco que continúa navegando allá donde ‘Day & age’ lo dejó, es decir, en un mar de buenas canciones cuyo sonido podría llegar a tildarse de hortera»
The Killers
“Battle born”
MERCURY
Texto: JUANJO ORDÁS.
The Killers tenían tres opciones respecto a su nuevo álbum. Renovarse, regresar al pasado o tratar de repetir su más reciente éxito. Y han optado por la tercera, precisamente la que complacerá a su público más masivo, a su discográfica y quizá también a ellos mismos. Cada vez está más claro que una obra del calibre de “Sam’s town” fue algo casual, que a lo que la banda aspira es a volverse cada vez más sintética y artificial, planteando una eterna lucha entre una producción que trata de hacer de virtud de los grandes defectos de la música pop ochentera y las maltratadas composiciones de un tipo con gran talento como es Brandon Flowers (alma del grupo que no ha logrado la misma repercusión en solitario que con sus compañeros).
“Battle born” es un buen disco que continúa navegando allá donde “Day & age” lo dejó, es decir, en un mar de buenas canciones cuyo sonido podría llegar a tildarse de hortera. No es una exageración. Hoy día vivimos en un mejunje temporal anacrónico en el que cada artista bebe de la década y movimiento que desea, pero en tiempos más ordenados (es decir, hace diez años) la producción con la que The Killers está poniendo de rodillas a legiones de fans habría sido tachada de trasnochada. Incluso al margen de ello, esta frialdad sonora con la que el grupo parece sentirse tan (demasiado) cómodo perjudica a unas canciones que con un acercamiento bastante más natural habrían ganado mucho más.
Claro, que el público general acogerá el disco con ganas, las reminiscencias de tiempos pasados venden mucho, la vanguardia no importa, todo tiempo pasado fue mejor. Y estos sintetizadores, estas guitarras sin pulso y una batería que aspira a deshumanizarse remiten a la década que ya hemos citado, con la voz de Flowers como único punto de calor, con su escritura como único punto de interés, lo que sorprendentemente resulta ser suficiente.
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