«Sin duda, estamos ante uno de los discos de este 2012 y no es ninguna exageración. Esto es soul rock de quilates, de bases pesadas, guitarras y bajos gruesos y melodías sencillamente irresistibles»
The Heavy
“The glorious dead”
COUNTER RECORDS
Texto: JUANJO ORDÁS.
Solo hay una manera de definir el nuevo disco de The Heavy: monstruoso. Su efectivo primer single, ‘Curse me good’, es fantástico, pero durante el resto del largo dan rienda suelta a la artillería pesada y su música aúlla como un lobo afro-anglosajón colocado. Sin duda, estamos ante uno de los discos de este 2012 y no es ninguna exageración. Esto es soul rock de quilates, de bases pesadas, guitarras y bajos gruesos y melodías sencillamente irresistibles. Pulsa play, ahí llega ‘Can’t play dead’ y la fórmula se desglosa sola, puro groove negroide que mueve la pelvis con chulería, con descaro. Cuando llega ‘What makes a good man?’ ya estás convencido de sus bondades, quizá encaramado al techo de tu casa, quizá a cuatro patas ladrando.
The Heavy se han refinado pero a la vez haciéndose mucho más pesados, amasando carne y nervio, clavando unos fraseos vocales que se hunden en la memoria a la primera de cambio. ¿El romanticismo de ‘Be mine’ y el garaje rock de ‘Just my look’? Un par de pinceladas en un cuadro en el que impera brutalidad de guante blanco, donde cabe hasta lo que parece un saludo a Tom Waits en ‘The lonesome road’, un góspel tétrico, sobrecogedor. The Heavy deberían reventar las listas del mundo entero. Pese a ser ingleses, más vale que EE.UU. les abra sus puertas con ganas porque de otra manera se van a perder la nueva sensación. Y es una sensación real. La confección de las canciones es exquisita, la ejecución puro vértigo y la voz Kelvin Swaby nervuda, rasposa, versátil. Es cuestión de tiempo que consigan el dominio mundial.
Hace falta que este tipo de música de raíz eminentemente negra siga sonando en las radios comerciales, porque el pueblo negro conoce secretos musicales que a los blancos se les escapan, esa relación entre voz y sexo, un hilo del que tirar hasta perderse. Y pasarlo bien, porque con “The glorious dead” es imposible aburrirse.
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