El disco del día: Templeton

Autor:

«Los cántabros Templeton han construido un segundo disco soberbio; quizás tarde en llegar a la sensibilidad porque está lleno de detalles escondidos»

Templeton
«El murmullo»
AUTOEDITADO

 

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.
Los cántabros Templeton han construido un segundo disco soberbio; quizás tarde en llegar a la sensibilidad porque está lleno de detalles escondidos y porque las canciones están aparentemente guiadas por dejes modestos, pero es un disco excepcional. Esencialmente siguen la línea de aquel «Exposición universal» de hace casi tres años: por un lado aluviones eléctricos, sobre todo en los solos, que derivan de Los Planetas y por otro la sutileza de lo cotidiano, sentimientos tratados en tono menor, cercanos a la manera de Juan & Junior, referencias ambas con las que ya habían sido etiquetados. Se veían ya estas últimas en el single que presentaron hace unos meses: ‘Los días’, ligera luminosidad, cercanía de otoño y una triste melodía folk setentera.

Siguen en ello y ya con la canción que abre el disco, ‘Miércoles capítulo’, despliegan teclados envolventes y esas historias en que la emoción llega desde la sencillez; como hicieron Mirafiori, palabras y concepto musical perfectamente ligados. Y así se alcanzan dos de las cimas de un disco que ya de por sí es de altura: la primera, ‘Mar Cantábrico’, una canción evocadora y extraña, de aparente factura clásica pero que tiene la capacidad de embelesar con extraños reductos magnéticos; la segunda, ‘El caminante’, está a un segundo de alcanzar una extrema melancolía arrabalera, la perfecta alma de la desolación en esas trompetas de sutil melancolía.

Porque en los arreglos es en donde ponen Templeton su punto de distinción. No son intercambiables, cada canción tiene el que necesita. En ‘El caminante’ las trompetas bucólicas, bien. Pero es que el single está exigiendo esas cuerdas que entran directamente en vena, ‘Vestido de blanco’ ese desbarre eléctrico que se frena a un punto de la épica y ‘Miedo de verdad y en condiciones’ los violines a lo Bacharach que tensan la angustia.

Podíamos buscar más referencias pero es innecesario. Ya bien entrado el XXI no hay referencias más que para los grupos tributo, para los demás el pasado es un magma en el que cualquier conexión puede surgir en cualquier momento. El hablar de que Templeton en ocasiones acude a Neil Young, a los Beach Boys, a Tindersticks o a Wilco poco puede hablar del disco. Más definitorio es indicar que el grupo de Torrelavega se te instala en los sentidos con leve sencillez campestre, casi pastoril, y con el vendaval de guitarras más impenetrable.

Anterior disco del día: Javier Bergia.

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