«Es el álbum que los Spin Doctors siempre quisieron hacer y su posición privilegiada no les dejó: un disco de raíces, de blues seminal en ocasiones»
Spin Doctors
«If the river was whiskey»
RUF RECORDS
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Sorpresa mayúscula la que me llevo al escuchar por primera vez el sexto trabajo de los neoyorquinos. Y es que servidor nunca fue un fan de la propuesta de la banda liderada por Chris Barron donde confluían un exceso de estilos que me hacían complicado engancharme a sus discos. Poco indicativo era que llegaran a vender un millón de copias de algunos de ellos. O quizá sí, porque la banda se acercaba peligrosamente a terrenos excesivamente comerciales, próximos a la radiofórmula, que empobrecían esa propuesta. Ahora regresan, ocho años después de su último trabajo, el que supuso además su reconciliación tras seis años separados, «Nice talking to me», publicado en 2005, y su retorno no puede ser mejor, con el que ya considero su mejor disco, «If the river was whiskey».
Curiosamente es este un álbum que la crítica no ha recibido con excesivo entusiasmo, aunque los comentarios hacia él han sido positivos. Quizá el alejarse en exceso de la fórmula que les hizo conocidos es lo que ha descolocado al oyente, pero superada esa barrera el disco funciona a la perfección. No sé por qué tengo la impresión de que este es el álbum que los Spin Doctors siempre quisieron hacer y su posición privilegiada no les dejó: un disco de raíces, de blues seminal en ocasiones. El propio Barron ha explicado que el hacer un disco de blues fue una idea que surgió a la banda mientras realizaban la gira de celebración de los veinte años de su «Pocket full of kyptonite», pero que ya había planeado sobre sus pensamientos en numerosas ocasiones. Ver cómo su público había crecido con ellos les hizo concienciarse de que el momento había llegado. Y desde luego, el acierto es pleno.
Diez canciones bañadas en alcohol y la habitual ironía de la banda. Recuperando algún tema del pasado como ‘About a Train’ convertida ahora en un tema que podría haber firmado el mismo Albert King. Pero, sobre todo, con el blues de Chicago tomando protagonismo en canciones como ‘Sweetest portion’, ‘Scotch and water blues’ o ‘Some other man instead’, que parecen sacadas de cualquier disco de inéditas de Muddy Waters, Otis Rush o Freddie King. La banda disfruta y se muestra suelta, aunque afrontan la música de sus antepasados con el respeto y la transcendencia necesaria. Dejan el gamberrismo para otras ocasiones y eso les sienta la mar de bien. Que sigan ese camino o ese río. Es el adecuado. Y mejor si viene cargado de whiski.
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